El Rey Arturo y su hermana de sangre, Neferet, compartieron un amor prohibido que dio origen a dos gemelas. Para ocultar su romance ilícito y evitar el castigo de sus padres, idearon un plan desesperado: Neferet se llevó a una de las niñas, mientras Arturo confió la otra a una madre adoptiva, una princesa de un reino lejano. Dieciocho años después, las gemelas han crecido en mundos separados, ignorando la existencia de la otra. Pero cuando el destino las cruza, una cadena de secretos, mentiras y traiciones sale a la luz. En El Reino de los Engaños, nada es lo que parece...
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Capítulo 3
Sade
—Oh, ya entiendo —Reí— Ahora apresurémonos que estamos perdiendo tiempo valioso.
—Sade, hasta el día de hoy no he llegado a entender que tienen de mágico el pueblo para que desees ir. Solamente es un pueblo como cualquier otro: Personas paseando con tranquilidad, trabajadores, costureras, panaderos, madres cargando a sus pequeños hijos en sus brazos y unas pocas cosas más.
—Quisiera conocer cómo viven las personas que son distintas a nosotros en todo sentido. Quiero disfrutar de un ambiente que la mayoría tiene, es sólo eso.
—Muchos pensaría que vivir la vida que vivimos es mi mejor que les puede pasar sin duda. Pienso que están muy equivocados pues a pesar que nos rodean los lujos y comodidades, nos olvidamos de dar y recibir amor y de ser un buen ser humano. Mentimos con frecuencia y ocultamos cosas ya que tenemos el poder para algo así. Si eres capaz de analizarlo todo por unos segundos, te darás cuenta que en verdad no tenemos absolutamente nada.
Asentí y presté atención a todos los detalles del puente: Estaba muy limpio, algo que no esperaba al saber que era un puente subterráneo, estaba hecho de piedra y en ciertas partes empezaban a crecer algunos tipos de plantas. Me percaté que ya estábamos en el pueblo al ver a un guardia de gran altura y larga barba frente a nosotros.
—Toma mi mano hermanita, procuremos no separarnos. Si lo hacemos y te pierdes en este lugar desconocido para ti, nuestro padre me asesinará con sus propias manos.
—Tranquilo, no haré nada de eso —sonreí y observé a las personas que me observaban con curiosidad. Los entendía pues jamás me habían visto en el pueblo— Me gusta este lugar tanto como lo habían imaginado durante toda una vida.
Todo iba de maravilla hasta que volteé mi cabeza y vi a una mujer sorprendente: Llevaba un vestido verde largo y una capa bastante larga, sus ojos eran cafés y su cabellera rubia...Es que ella era idéntica a mí. Ella notó mi mirada y se sorprendió, al ver que éramos iguales supongo. Al conectar nuestras miradas, aunque fuera por pocos segundos, lágrimas cayeron sin razón alguna y vi que a ella me pasó lo mismo así que huyó con rapidez.
—Sade... ¿Has visto lo mismo que yo? —La voz de mi hermano menor era temblorosa.
—Milos...Esa mujer era idéntica a mí—Ambos nos miramos con sorpresa y miedo.
¿Acaso por esto a mis padres no les agradaba la idea de dejarme ir al pueblo? ¿Acaso tenía una hermana gemela, de la que desconocía su existencia? Ahora todo empieza a cobrar sentido y solo hay algo que decir:
Esto ha creado una grieta irreparable en mi alma y todo se debe a la mentira. Siempre a la maldita mentira.
Las mentiras, por más bien elaboradas que estén, se descubren siempre y causan un dolor inigualable en las personas. Es por eso que a las mentiras las llamo un pecado que podría hacer que ardas de ira en el más grande paraíso.
Irina
Jamás en el tiempo que llevaba con vida corrí tan fuerte como lo estaba haciendo ahora mismo. Había visto a una mujer idéntica a mí en todos los sentidos, exceptuando que ella se vestía con ropas caras. No fui capaz de asimilar lo que estaba viviendo así que al llegar a casa, me encerré en mi habitación y puse seguro en la puerta. Por suerte, mi madre debe estar trabajando en la panadería junto a Rania, la amiga más cercana y la única que conozco de mi madre, a quién llamaba tía. Traté de controlar las enormes lágrimas que caían por mis mejillas a un ritmo acelerado, juro que mi corazón latía tan fuerte que por un momento creí que podía morir de la impresión.
¿Qué había visto en ese lugar? ¿Por qué había una mujer igual a mí físicamente? ¿Qué significa todo esto?
¿Resulta que tengo una gemela de la que no tenía ni más mínima idea?¿Qué se supone debería hacer? ¿Tal vez decirle a mi madre y preguntarle si ella sabe algo de esa mujer? Creo que eso no sería correcto pues esto luce como un secreto que acabo de descubrir.
Siempre me he considerado a mí misma una mujer muy eficaz y curiosa por muchas cosas. Alguien a quien le gustaba pasear por él bosque tranquila y danzar sin que nadie le viese, pasar tiempo a solas y descubrir cada etapa de sí misma. A quién le agradaba ser honesta la mayoría de las veces y por lástima, una persona bastante tímida. Jamás tuve ni un solo amigo ni una amiga debido a que mi madre no me lo permitía, ni siquiera sabía la razón de ser, y eso me hacía sentir muy sola porque no conocía a nadie de mi edad con quien pudiese conversar de todas las emociones y sentimientos que guardo en el interior. Mi vida no ha sido la gran cosa y eso es más que obvio, he cumplido dieciocho y no me considero una persona que pueda hacer lo que su corazón le dicte sin tener problemas con su madre. Algo más que marcó mi vida fue que mi padre falleciera en un barco, el cuál se hundió cuando yo era tan solo una niña de tres años así que no tengo ningún recuerdo con él o sobre él.
Busqué en mi cajón un pequeño espejo para ver que expresión mostraba mi rostro. Al levantarlo vi que mis párpados se habían vuelto rojos así que me dije a mí misma que sería mejor que me calmara si no quería que descubrieran que me había pasado algo. Me levanté de mi cama y me preparé para ir al bosque, de esa forma evitaría encontrarme con mi madre o con Rania en las próximas horas.
Al llegar a una de las zonas más profundas del bosque, decidí recostarme en el suelo y pensar. Hoy llegué a entender el por qué de varios aspectos de mi vida, como que mi madre siempre me obligara a que cubriera mi rostro para que nadie me viera y qué no hablara con extraños. Parece que todo eso lo hacía porque existe otra persona idéntica a mí que vive en el mismo pueblo ¿Si no somos hermanas gemelas como sería eso posible? Lo que necesito ahora que ya lo he descubierto todo es hablar con mi supuesta hermana y averiguar si ella conoce algo respecto a nuestra situación.
Si yo era Irina, la mujer que ha vivido casi en secreto desde que es pequeña ¿Quién sería ella? ¿En dónde vivía? ¿Sabría ya de mi existencia? ¿Por qué ambas lloramos al conectar nuestra mirada con la otra? ¿Qué especie de conexión nos unía? Fuera lo que fuera, encontraría a esa mujer y haría que aclare todas las dudas que cruzan por mi cabeza.