El Corazón Del Rey

...👑❤️NOTA DE AUTORA ❤️👑...

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...Espero sus comentarios positivos y ya saben sino les gusta la novela sigan de largo pequeñas criaturas👻💕💙...

...Gracias por su apoyo, los amito de todo 💙...

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Mila ya llevaba unas semanas trabajando con la familia Carter, siendo la niñera de la pequeña Evelyn, no había duda que era un amor aquella niña, podía tener todo el dinero del mundo, pero le hacía falta mucho amor, a pesar de eso, Evelyn era demasiado tierna y obediente, desde que empezó a trabajar pocas veces había visto a Avery Carter, ella realmente era una mujer muy ocupada, incluso en la empresa Carter no la veía casi, bueno igual ella estaba en un área diferente.

- Listo- dijo Evelyn mientras miraba su teléfono- Le envié tu curriculum a mi papá, para que vea que se cumplió con el requisito de él, eres muy hermosa- La miro con emoción, Mila suspiró, había escuchado mucho del padre de Evelyn, todo dicho por palabras de la pequeña, lo tenía en un altar, como el mejor hombre del mundo a pesar de que no estuviera con ella, pero con lo que había escuchado, solo daba a entender que era un mujeriego de primera.

- ¿Le especificaste que no seré niñera de él? – Preguntó con ternura, solo eso era suficiente para saber que era un mujeriego, él quería una niñera para que lo cuidara, ya se imaginaba de qué manera, solo esperaba no tener problemas con él, si es que llegara a conocerlo.

- Ah, lo olvide, pero le diré cuando regrese- Dijo emocionada, dejo su teléfono a un lado y comenzó a hacer sus tareas, Evelyn estaba acostumbrada a hacer por si solas sus tareas escolares, en ocasiones recibía ayuda de su tía Avery, pero cuando ella no podía contrataba instructores especiales, pero ahora con Mila ahí se sentía más tranquila y la ayudaba, aunque no fuera necesario.

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Avery estaba en su oficina, estaba trabajando en asuntos de la empresa, después se encargaría de otros asuntos, se sentía más tranquila ahora que se había estado descargando toda su frustración después de esa larga abstinencia, por fortuna su actual hombre la acepto después de ese fogoso día, no la complacía al cien por ciento, pero tampoco estaba nada mal, le gustaba el sexo con él de momento.

- Gracias por la bonificación, jefecita- Dijo Giovanni mientras revisaba sus cuentas bancarias, trabajar con Avery era agotador, pero la paga era la mejor- Por cierto ¿Cuándo regresara el cogible de tu hermano? - Preguntó con un brillo en sus ojos.

- Ni idea, el muy idiota no contesta mis llamadas, ni tampoco mis mensajes- Dijo molesta. Las puertas se abrieron y entro Marco Antonelli, ahora que era el hombre de Avery, tenía muchas libertades, además de que recibía todo lo que quisiera, dinero, lujos, todo.

- Hola, bebé- Se acercó a ella y beso sus labios de manera apasionada, Avery respondió, olvidándose de Giovanni, quien miraba con la boca abierta aquel apasionado beso.

- Bien, ya vi que estorbo aquí – Dijo saliendo de la oficina y fue totalmente ignorado por esa pareja.

Avery terminó el beso de manera brusca, se levantó de su asiento y llevó a ese hombre hasta el sofá donde lo sentó y se subió a él, no tenía mucho tiempo, pues tenía una reunión en algunos minutos, así que sería algo rápido, pero placentero, pensaba en reunirse esa noche con él y pasarla de lo mejor.

Marco sabía cómo le gustaba a esa mujer el sexo, no dudo en sacar su erecto miembro y penetrarla de una sola estocada, ella comenzó a moverse de manera frenética, la falda que usaba se había alzado hasta la cintura, su ropa interior dejaba al descubierto sus redondas nalgas, solo una tira en forma “T” las dividía. Avery beso de manera feroz a ese hombre, mientras continuaba moviendo sus caderas. Escuchó su teléfono sonar, pero en esos momentos nada le importaba, solo recibir el placer que tanto ansiaba.

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Mila estaba desesperada, caminaba de un lado a otro con su teléfono estaba tratando de llamar a Avery Carter, todo había ocurrido en un abrir y cerrar de ojos, había llevado a Evelyn al parque a comer un helado, todo estaba perfecto, hasta que fueron interceptadas por unos hombres encapuchados, el chofer trato de auxiliarlas, pero fue noqueado, los gritos de desesperación de Evelyn seguían en su mente, se la habían llevado frente a sus ojos, ella no pudo hacer nada.

- ¡Señorita Mila! – Llegó el mayordomo desesperado- Se han llevado también a la señora Carter- Dijo agitado, Mila dejó caer su teléfono, ella era la única en la que podía pensar para salvar a la pequeña Evelyn.

- Se acabó- Sus lágrimas recorrían sus mejillas, se dejó caer al suelo y sollozaba, ella era alguien débil, no podía hacer nada para salvar a la pequeña Evelyn y tampoco a la señora Carter, entonces pensó en alguien más, no lo conocía, pero había escuchado mucho hablar de él, ¿Él acudiría al rescate?  Si, eran su hija y hermana las que estaban en peligro, no podía ser un inhumano, además Evelyn hablaba maravillas de él. – Necesito el número del papá de Evelyn – Dijo mirando al mayordomo.

- ¿El señor Carter? – Dudo el mayordomo, muy raro era visto en la mansión, pero sabía que no dudaría en salvar a su hija y hermana, aunque solo esperaba que llegara a tiempo. Corrió a buscar su agenda, donde tenía el número de ese hombre, solo era en caso de emergencia, esa era una emergencia. – Tome – Dijo, Mila comenzó a marcar el número, pero antes terminar de anotar el número, escuchó el sonido de un teléfono, lo sacó del bolsillo de su pantalón, era el teléfono de Evelyn, quien se lo dio a guardar mientras comía su helado.

Mila leyó el nombre del contacto, solo decía “Papi gatito bonito” y el emoji de un león, suspiró, el nombre era ridículo, pero bueno era el celular de una niña de diez años y amaba tanto a su padre que tal vez por eso lo registro de esa manera.

- ¿Señor Carter? – Fue lo que dijo al contestar el teléfono.

- ¿Quién mierda eres? - Escuchó aquella voz que hizo estremecer su cuerpo, no era momento de eso, sacudió sus pensamientos.

- Soy Mila Haro, Señor Carter- Logró decir lo más tranquila que podía en esos momentos.

- ¿Dónde está mi princesa? – Preguntó de nuevo aquel hombre, sintió su voz más calmada.

- Ella, fue llevada por la fuerza, junto con la señorita Carter… por favor, tiene que hacer algo, Evelyn es solo una niña…- No pudo más y su voz se le quebró, estaba preocupada tanto por Avery como por Evelyn y más por ella quien solo era una tierna niña.

- Llegó en un par de horas- Logró escuchar antes de que finalizara la llamada, suspiró, esperaba que ese hombre llegará a tiempo y pudiera salvar a Evelyn a la señorita Carter.

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Avery miraba todo a su alrededor, aquel lugar era espantoso, olía horrible, en sus brazos estaba la pequeña Evelyn, no entendía muy bien que paso, solo recordaba que salía a una reunión y fue interceptada por unos hombres, trato de defenderse, pero le dijeron que la pequeña Evelyn estaba en sus manos, no dudo en dejarse capturar, ahora tenía que buscar la forma de salir con ella de ese lugar, ella tan solo era una niña inocente, que no merecía ver el bajo mundo en el que ella y su padre estaban involucrados.

- Evelyn, vamos a jugar- dijo Avery acariciando su mejilla, Evelyn sonrió a pesar de la situación que su tía estuviera ahí era suficiente para no tener miedo, sabía que ella la protegería. – Tienes que cerrar tus ojos y contar hasta cien ¿De acuerdo? - Continúo.

- ¡Sí, Sí! - Dijo emocionada ante la propuesta de su tía.

- Bien, por nada del mundo debes abrir los ojos, si lo haces pierdes y recuerda las Carter nunca pierden – Dijo con firmeza, beso la frente de su sobrina.

Avery se levantó del sucio suelo, se quitó los incomodos tacones y arranco parte de la tela de su falda, dejándola tan corta que apenas cubría sus muslos, los trozos de telas que arranco, los enredo en sus manos, su blusa blanca estaba manchada de suciedad, también algunos botones se habían desprendido durante su secuestro, anudo la blusa de modo que su vientre quedara el descubierto.

- Muy bien, Evelyn, cuando diga ahora, empezamos a jugar- Dijo, se acercó a las rejas de aquella celda, miro a los lados, asegurándose de que no hubiera nadie cerca, eran tan ingenuos, pensaron que solo era una mujer y una niña indefensa, que error, odiaba a los que la subestimaban solo por ser mujer, los trozos de telas que rodeaban sus manos tomaron forma de muñequeras metálicas, dio un golpe a la celda y está cayó al suelo hecha pedazos. - ¡Ahora, Evelyn! - Ordeno, pues el ruido atrajo al enemigo. La obediente Evelyn cubrió con sus pequeñas manos sus ojos y empezó a contar en voz alta, Avery sonrió, luego miro como era rodeada por hombres encapuchados.

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Axel y Erick llegaron a aquella enorme bodega donde tenían a las mujeres Carter, se mantenían volando sobre el cielo, Axel miró al grupo de hombres que rodeaba la bodega, identifico a quien los dirigía, era Giovanni, el asistente de su hermana.

- Ellas están adentro- Señalo Erick, todavía sin creer que estuviera ahí para salvar a su futura ex esposa.

- Muy bien, voy a salvar a mi princesa- Dijo descendiendo, Erick lo siguió- ¿Salvaras a tu futura ex esposa?  ¿No te convendría mejor que muera?  Podrías heredar toda su fortuna- Agregó Axel, al ver a Erick pararse a su lado, él solo puso los ojos en blanco, a pesar de la situación Axel parecía estar demasiado relajado.

- Cállate y date prisa, pueden dañar a ese par- Dijo sin tomar importancia, los dos comenzaron a caminar hacia las puertas principales de la bodega sin siquiera ocultarse del enemigo.

Giovanni los vio y por supuesto que reconoció a ambos, no podía creer que estuvieran ahí, él había organizado el rescate, llevaban horas analizando la bodega y como entrar con cautela, pero ese par, estaba entrando por la puerta principal, como si fueran los dueños, suspiró con pesadez.

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Los dos llegaron hasta las puertas de la bodega, Axel comenzó a preparar su puño, la derrumbaría de solo un golpe, pero antes si quiera golpear, tanto él como Erick salieron volando con las puertas encima, cayeron al suelo mientras las puertas los aplastaba.

Axel suspiró, miraba el cielo con tranquilidad, escuchaba ruidos de disparos de armas de fuego, la gente de su hermana se movilizaba, era demasiado extraño que su hermana haya sido secuestrada así de la nada, ella era de temer.

Erick lanzó por el aire las puertas que estaban sobre él y Axel, se sentó en el suelo, observo a los hombres de su aún esposa movilizarse y acabar con el enemigo, un grupo de hombres salía de la bodega escoltando a una mujer que a pesar de sus fachas se veía empoderada y sexy, en sus manos llevaba una ametralladora, se detuvo y comenzó a disparar, mataba a todo enemigo que se le cruzaba, hasta que apuntó hacia ¿A él? Sus oscuros ojos se cruzaron con aquellos esmeraldas, disparo un par de veces, pero las balas dieron a unos hombres que llegaron por detrás, bueno solo una bala fue directa a él, que se desvaneció a solo unos centímetros de su frente.

- Uh, está de malas- Dijo Axel aún acostado en el suelo, soltó un largo bostezo y se sentó, su mirada se centró en su hermana, pero luego se desvió en la pequeña que se cubría los ojos con sus pequeñas manos y tenía puesta unas orejeras para que ella no escuchara todo ese desastre.

Avery miraba a todos lados, finalmente había acabado con los encapuchados, pero ninguno parecía ser el líder, eran simples hombres contratados, puso los ojos en blanco, comenzó a dar órdenes que inspeccionaran todo el lugar.

- Me alegro que esté con vida jefecita- Dijo Giovanni, vestía ropas negras estilo militar.

- ¡Hermanita! - Dijo emocionado Axel al llegar extendiendo sus manos a ella, Avery le quito una pistola a Giovanni y apunto la frente de Axel.

- ¿Dame una razón para no matarte? – Lo amenazó, Axel suspiró con pesadez.

- Está ahí- Señalo hacía la pequeña Evelyn quien seguía en su conteo, Avery suspiró y asintió, le devolvió el arma a Giovanni.

- ¿Tu qué haces aquí? – Miro a Erick, quien la recorría con la mirada.

- Andaba cerca- Se encogió de hombros.

- Aja – Soltó tratando de notarse indiferente, pero aún ese hombre la ponía loca con solo verlo- Necesito una larga ducha y a Marco- Dijo mirando a Giovanni, él asintió emocionado y miró de reojo a Erick, extrañamente ese hombre frunció el ceño ante las órdenes de su jefecita.

Axel se acercó a su hija, se puso de rodillas y acaricio su castaño cabello, ella seguía perdida en su conteo, estaba por el número 80, se veía tan tranquila a pesar de la situación en la que estaba, era obvio, pues confiaba tanto en Avery, la cargo en brazos, ella se dejó y no dejaba de contar.

- Gracias, Avery- Dijo con sinceridad Axel, ella lo miró y suspiró.

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