Holii mi nombre me lo reservo, pero soy colombiana y me gustaría compartibles mis historias y que les guste y me puedan apoyar. TQM
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Lo que el cuerpo dice y yo callo
El día transcurrió con normalidad. Decidí ignorar los mensajes de Tiago; necesito pensar qué hacer con él y con esto que siento.
Me alisté para ir a la clase de baile, hoy nos van a decir cuándo es la competencia y quién nos va a preparar para poder darlo todo y ganar. Justo cuando estoy guardando mis zapatillas en la mochila, suena el teléfono, es Caro llamándome.
Caro: Ann, ¿cómo estás amiga?
Ann: Bien amiga… en serio gracias por estar conmigo.
Caro: Eres mi amiga, nunca te voy a dejar sola.
Ann: Lo sé, gracias.
Caro: ¿Y dime, ya estás lista? ¿Nos vamos juntas?
Ann: Jajaja sí, ya estoy lista.
Caro: Perfecto, entonces nos encontramos en la esquina.
Ann: Está bien, voy saliendo.
Fin de la llamada.
Por suerte, Caro vive una cuadra más arriba, recojo mis cosas y salgo de casa para encontrarme con ella. La veo en la esquina moviendo las manos, emocionadísima.
Caro: ¡Nenaaa! —exclama con emoción— ¿No estás emocionada?
Caminamos hacia la academia.
Ann: ¿Emocionada por qué o qué?
Caro: ¿Cómo que por qué? ¡Hoy empiezan a prepararnos para las internacionales!
Ann: Jajaj cierto, tienes razón es un día importante.
Caro: Esta emoción no me cabe en el pecho. No me las creo.
Ann: Pues créelo, nos lo ganamos y lo merecemos.
Caro: Tienes razón, somos unas ganadoras.
La academia queda muy cerca, así que llegamos rápido. Vamos al camerino a cambiarnos y después salimos a calentar mientras esperamos a la profesora.
Profesora: Hola niñas, ¿cómo están?
Caro: ¡Emocionadas! —sus ojitos brillan—. ¿Cuándo nos vamos?
Ann: Tranquila Caro, primero nos tenemos que preparar.
Profesora: Así es Ann, me encanta que tengan esa emoción y esas ganas de representarnos, pero debemos ir muy bien preparadas; su presentación fue buena pero hay cosas que perfeccionar.
Caro: No se preocupe profe, estamos dispuestas a todo.
Profesora: Eso me gusta: la actitud.
Ann: Sí profe, nosotras amamos bailar y si podemos perfeccionar lo que hacemos, mejor.
Profesora: Bueno ya teniendo todo claro… yo las voy a preparar y va a ser una preparación dura. Así que empecemos.
La profesora aplaudió dos veces para llamar nuestra atención y puso a sonar la música. El salón se llenó de ese ritmo que siempre lograba moverme incluso cuando no quería sentir nada.
Profesora: Quiero verlas darlo todo desde YA, si esto les parece difícil, no van a sobrevivir a la competencia.
Caro y yo nos miramos, cómplices.
Caro: (susurrando) Prepárate para sudar, reina.
Empezamos con una serie de calentamientos y luego pasamos a una rutina rápida, todo iba bien… hasta que mi mente volvió a traicionarme.
Cada vez que daba un giro, cada vez que marcaba un paso fuerte, el rostro de Tiago aparecía en mi cabeza.
Su mirada.
Su reclamo absurdo.
Su cercanía en la fiesta.
Y ese maldito sentimiento en el pecho que no sabía cómo apagar.
Profesora: ¡Ann! Concéntrate. Ese paso estuvo flojo.
Me mordí el labio frustrada, odio que mis emociones interfieran con el baile, lo único que me mantiene cuerda.
Ann (pensamiento): No debería afectarme… y aun así lo hace.
Caro se acercó, poniéndose a mi lado como si fuera un escudo.
Caro: Oye… respira, no dejes que él te meta la cabeza hoy, ¿sí?
Asentí, intenté sonreír pero no me salió del todo.
La profesora nos llamó al centro nuevamente.
Profesora: Vamos a rehacer la secuencia, pero esta vez quiero que sientan lo que bailan, no solo muevan el cuerpo, usen sus emociones.
Genial. Justo lo que menos quería hacer hoy: sentir.
La música empezó de nuevo con un ritmo más intenso, casi sensual. Caro lo estaba dando todo y yo también… pero mi pecho seguía apretado.
De pronto, la profesora detuvo la música.
Profesora: Ann tú vas primera, muestra la secuencia sola.
Mi corazón cayó hasta el piso.
Ann: ¿Sola?
Profesora: Sí vamos, quiero ver qué traes.
Tragué saliva, sentí todas las miradas encima.
Caro me dio un codazo suave.
Caro: Tienes esto, dale.
Me paré en el centro, cerré los ojos un segundo, inhalé profundo y cuando la música volvió a sonar… algo dentro de mí explotó.
No pensé solo me moví fuerte, limpio y elegante.
Cada paso llevaba rabia.
Cada giro llevaba dolor.
Y cada golpe al piso… era un grito silencioso que no sabía cómo sacar.
Cuando la música terminó, el salón estaba en silencio.
La profesora dejó escapar una sonrisa muy pequeña.
Profesora: Eso… estuvo mucho mejor, esa emoción úsala, no pelees con ella.
Caro aplaudió como una loca.
Caro: ¡ESA es mi amiga! ¡Esoooo!
Me reí de pura pena, pero por dentro… algo latía rápido, como si hubiera dejado salir una parte mía que llevaba guardada demasiado tiempo. La clase siguió hasta que terminamos agotadas, cubiertas en sudor y con el corazón acelerado.
Cuando salimos del salón, Caro me rodeó con el brazo.
Caro: Te juro… si bailas así en la competencia, nos vamos a traer ese trofeo.
Ann: Ojalá…
Pero antes de terminar la frase, mi celular vibró en la mochila.
Miré la pantalla sin querer.
La notificación iluminó todo por dentro.
Tiago: ¿Podemos hablar?
Mi corazón dio un salto tonto, inútil… y doloroso.
Caro lo vio de reojo.
Caro: ¿Y ese qué? … ¿va a seguir jodiendo?
Me quedé mirando el mensaje como si quemara.
Una parte de mí quería ignorarlo y la otra… quería correr a él.
Y eso era lo que más rabia me daba.
Ann (pensando): ¿Por qué no puedo sacarte de mí?
Respiré hondo.
Ann: Vamos Caro, no quiero pensar en él ahora.
Pero sabía que era mentira, porque aunque no lo abriera, aunque no respondiera…el peso de ese mensaje se quedó ahí, clavado en mi pecho.
