Alison Borgui, trabaja en un periódico de prestigio, pero, últimamente las ideas se le han ido de la cabeza. A tal grado que es obligada a investigar un caso de una mujer condenada a 30 años de prisión por el asesinato de su padre y madre y después los despedazó y los tiró a la basura en bolsas negras. Sin embargo, Sofía Morin se ha declarado culpable. Esta mujer, gorda, fodonga, sin una gota de maquillaje, experta en dibujar rostros humanos, es, verdaderamente insoportable.
Alison Borgui sospecha que esta mujer es inocente, y si así fuera, ¿a quién protege esta mujer?
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Sin querer hablar
Allison llegó al reclusorio, esta vez no iba tan nerviosa como la primera vez.
Entrevistar a una mujer como esa era para locos y solo a ella se le ocurría, todo fuera por su trabajo.
Alison sabía que estaba de por medio su trabajo, así que suspiró hondo y entró a su cita con la incertidumbre.
Tenía varias preguntas que su jefe le habla dado, y otras que le había dado Sheila. Aunque no estaba segura de poder formularlas.
No le permitieron escoger las preguntas. Se sentía terriblemente presionada, sin embargo, no se dejaría amedrentar.
Una de las funcionarias de la cárcel la guio hasta la celda donde estaba aislada la asesina. Era por protección de las demás reclusas.
Alison jamás imaginó que visitaría un lugar como ese, y menos que entrevistaría a una asesina.
Pero ya estaba ahí, ahora, a agarrar al toro por los cuernos.
Ella se sentó lo más lejos posible en ese pequeño espacio. Sofía la miraba divertida, aunque no sonreía podía verse el brillo en sus ojos.
¿Me temes?
Por supuesto que no, es solo protección.
En la mesa donde estaban reunidas las dos mujeres, había varios dibujos de rostros, y entre ellos el de Alison.
¿Cuándo me dibujaste?
El día que viniste. Me grabé tus rasgos.
Ah, es muy bueno.
No suelo dar las gracias a nadie, pero gracias.
Bueno, al grano, tengo que hacerte algunas preguntas.
Está bien, pero yo decido si contestarlas o no.
¿Por qué no aceptaste la defensa?
No hay un motivo especial, siento que no merezco ser defendida después de lo que hice.
Alison estaba muerta de asco y repugnancia hacia esa mujer. Pero tenía algo muy importante entre manos. ¿Cómo puede estar tan tranquila? Ni siquiera tenía un ápice de arrepentimiento. Parecía como si fuera la cosa más normal.
Por favor, de esto depende mi trabajo.
Eso es lo malo, los patrones o los padres creen que porque aportan dinero ya son dueños del mundo.
¿Por qué lo dices?
Por nada, olvídalo.
Desde que estaba ahí en ese lugar nadie la había visitado solo alguno que otro sacerdote o monja. Hasta algunos misioneros que andaban de servicio.
Pero eso era en espaciadas ocasiones.
¿Tienes otra respuesta más favorecedora?
No, es la misma que ya te di, no merezco que nadie me defienda y no es por hacerme la mártir, así son las cosas.
Aquí dice que eres la segunda de dos hermanas, ¿en dónde está ella?
No hubo respuesta.
Bien, veamos qué más encontramos aquí. A tí no te gustan las manzanas, pero tus padres te las hacían comer a la fuerza, según que porque eran muy nutritivas, pero tú las odiabas, y aún las odias.
Tampoco hubo respuesta.
Sofía solo la miraba.
Alison sentía arder su cara, la maldita mujer no contestaba ninguna pregunta y parecía sorda.
Pero eso sí, la miraba de una manera que a Alison le daba miedo. La mirada de Sofía era muy penetrante.
Según estos datos que tengo aquí tú tienes 30 años, ¿es correcto?
Otra vez no hubo respuesta.
Por favor, entre más rápido me contestes las preguntas más rápido me iré y dejaré de molestarte.
¿Cuál es tu empeño en que yo te conteste si ya sabes todo de mí?
Todavía hay preguntas que necesito hacerte.
Alison sabía que Sofía nunca demostraba amor hacia nadie y era muy violenta. Por eso tenía miedo que se fuera a alocar y la quisiera matar a ella también.
La otra pregunta la hizo con sumo cuidado.
Dime una cosa Sofía, ¿por qué mataste a tus padres?
Ellos merecían morir no puedo explicarte por qué, lo único que te puedo decir es que eran ellos o yo.
Sofía, eso no contesta mi pregunta lo que yo te pregunté es por qué los mataste.
Y yo te dije que ellos merecían morir.
Pero, ¿quién eres tú para decidir cuándo deben morir o cuándo no?
La cara de Sofía se transformó en una grotesca mueca.
Yo no soy nadie, pero esos perros me maltrataban mucho, era hora de que pagaran.
Pues cuéntame, ¿cómo fue tu vida a su lado?
El perro roñoso tiene mejor suerte que yo.
"Diablos, ¿cómo fui a meterme en este lío?, pensó" Alison.
No te asustes soy totalmente inofensiva, si hice lo que hice fue porque ellos se le merecían. Mi hermana y yo nunca nos llevamos bien, pero en este momento yo no sé dónde se encuentra. Desde muy chiquita vivíamos peleando por las cosas que nos regalaban ella quería mis juguetes y yo los de ella. Así son las cosas, lo que tienes no lo quieres, lo que quieres no lo tienes y así. Cuando mi hermana supo que maté a mis padres ella desapareció de la faz de la tierra, no he vuelto a verla en varios años.
¿Cuántos años tienes encerrada en este lugar?, preguntó Alison con el temor reflejado en su rostro.
Justamente, hoy cumplo 5 años, y si fuera tan peligrosa como crees no estaría en este lugar.
Sofía apagó la grabadora, por ahora es todo. No quiero seguir hablando.
¿Quisieras contarme un poco sobre tu vida aparte de lo que ya me has contado?
He dicho que por ahora es suficiente; y enseguida gritó: ¡Celadora!
Pero ni siquiera he terminado dos preguntas.
En el fondo, Alison quería salir de ahí ya no aguantaba el olor que despedía esa horrible mujer. Pero su razón le decía que debía continuar por su propio bien.
Solo que en ese momento entró la celadora y se llevó a Sofía. Lo siento, otro día seguiremos con esta plática, tal vez para entonces sí tenga ganas de hablar, adiós.
Muy a su pesar, Alison exhaló un suspiro casi de alivio.
De los mismos nervios que tenía, las manos le sudaban.
La celadora la vio y sonrió, no es nada fácil, ¿verdad?, Estas mujeres por lo general se creen la gran cosa. Pero una mujer que es capaz de matar a sus padres y descuartizarlos no es una mujer es un monstruo. Si yo fuera tú ya no vendría, peligro y en una de esas te mate también y te descuartice.
Alison la vio con los ojos muy abiertos, el temor se reflejaba bastante en su rostro.
He perdido mucho tiempo con esta mujer y no quiere soltar prenda.
Pues quiero que sepas que ni siquiera su abogado pudo hacerla hablar y por eso desistió, después le quisieron poner a otro abogado pero ella lo rechazó.
Bueno, vendré en dos días a ver si en esa ocasión tengo mejor suerte.
Está bien, como gustes.
Alison decidió tomarse el resto del día no pudo lograr nada con esa mujer, que en realidad parecía una masa de carne por lo distorsionada que estaba en todos sentidos.
