⚠️ Continuación de: Tú, sólo tú... |Trilogía: En las buenas y en las malas #1 ⚠️
🚨 Advertencia 🚨
Si no has leído el primer libro de está Trilogía, te invito a hacerlo para que puedas seguir el hilo de la historia.
Sin más que decir, te dejó con la sinopsis...
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Sinopsis:
No todo matrimonio casi perfecto, empieza como tal.
Sobre todo, si en el primer encuentro uno de los dos, vomita sobre el otro.
¿O tal vez si?
NovelToon tiene autorización de Maria Solis para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 23
—Estoy en Suiza. Viene por trabajo de la revista.
—Entiendo... ¿Cuánto tiempo harás ahí?
—Unos días... Luego me iré a... Espera.
Andrea, se acerco a Tina y le tendió un jugo.
—Aquí tienes, la comida ya nos espera.
—Gracias corazón, voy en un momento.
Asintiendo, la rubia se alejo.
—¿Corazón?
Tina parpadeo.
—Ah si... Le dije corazón a... —de pronto, el manager de Katherine, sale de su camerino —¡Jerry! —le grito —Tengo que colgar... —sin demora, corre a él —Perdón por gritar... ¿Cuándo podemos empezar con la entrevista?
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La primera entrevista fue un éxito, ahora, como exclusiva para la revista, Andrea y Tina podían quedarse a ver como se grababan algunas escenas.
—¡Voy a tomar fotos! —la rubia se alejó con su cámara
—¡No perjudiques la filmación! —le advirtió su amiga
—Es gratificante verte en tu ambiente natural.
Tina le sonrió a su suegro.
—Señor Park.
El hombre miró a los lados y le susurro.
—Nuera. —ella le sonrió —¿Se irán con nosotros a Singapur?
—Si, así es. Toda la semana estaremos junto a la producción.
—Es bueno. A mi esposa le agradará verte.
—No entiendo... ¿Ella viajo con usted?
—Así suele ser la mayoría de las veces que suelo hacerlo, le gusta disfrutar de los frutos de su arduo trabajo con los hoteles. Sin embargo, en esta ocasión se fue a visitar a unos amigos a Singapur. Le dije que la vería ahí para regresar juntos a casa. —el peli negro mayor le tendió una botella de agua —¿Te hospedas en el hotel Palmer?
Tina sacudió la cabeza.
—Gracias. No, suelo o solemos hospedarnos en los hoteles que nos proporciona la revista.
—Ya lo arreglaré con mi esposa. —dijo, bebiendo de su agua —Si hay un hotel Palmer a donde debas a viajar, nos encargaremos de que te hospedes en ellos.
—No, no... No hará falta...
—Tómalo como un convenio entre los Park y tu revista. Ya que te encargas de la sección exclusiva de Dion y de promocionar los hoteles.
—Pero no los promocionó. —balbuceo confusa
El padre de Dion, la miró con una sonrisa.
—No directamente, pero desde que Dion y tú hacen esa exclusiva y hablas del esfuerzo que él hace por dar una buena calidad a los hoteles, ha hecho que la mayoría de ellos tenga más reservaciones.
—¿Cómo está seguro de eso?
—Puede que mi esposa no dirija la compañía, pero es socia y... Siempre está al pendiente de si Dion necesita ayuda y bueno, me mantiene al tanto.
El corazón de la castaña se encogió de amor. Los padres de Dion, siempre estarían para él.
«—¡NO IRAS!
—Por favor... Padre... ¡NOOOO!»
—Es lindo ver que Dion cuenta con ustedes. Aunque no siempre estén físicamente presentes.
El señor Park, colocó una mano sobre su hombro.
—Y ahora también tienes nuestro apoyo incondicional.
—Gracias... Suegro. —susurró a modo de confidencialidad, ganándose una sonrisa del padre de Dion.
—¡Tina! —la rubia empuja a su amiga, haciéndola tirar su agua —¡Oh! Lo siento...
—No importa, iré por algo para limpiar antes de que haya un accidente.
—Señor Park. —sonríe la oji gris —Ahora que la señorita Dolores está en grabación, ¿le importaría respondernos unas preguntas?
—No, me parece bien.
—Hazlas tú, es tu turno. Ahora vuelvo...
—Bien, vamos a un lugar más tranquilo. ¿Dejaste las preguntas en la carpeta Tina?
La castaña asintió mientras se alejaba.
—¡Si!
La castaña se dispuso a buscar alguna bodega donde pudiera encontrar telas o trapeadores para secar el agua antes de que hubiera un accidente. Luego, se irían a descansar. Habían llegado a las 8:00 p.m horario de Suiza y siendo casi las 10 de la noche, Tina no aguantaba más la jet lag así que quería descansar sobre todo si tenían que madrugar para las siguientes entrevistas.
Abriendo varias puertas busco sin exito, ya que solo se encontró con cables y más cables.
—Genial... —balbuceo, cerro de nuevo y se dio la vuelta
Aguantando la respiración, se detuvo en seco al sentir a alguien detrás de ella.
Pronto, un cosquilleo recorrió su cuello ante un cálido aliento.
—Señora Park.
De un salto, Tina se da media vuelta y chilla cuando es arrastrada a la pared más cercana por el peli negro, quien la acorrala entre la fría pared y su cuerpo.
—Señor Park... ¿Có-como... —balbuceo —No entiendo... ¿Cómo llegaste? Digo, llego...
El oji miel clavo los ojos en su esposa con seriedad.
—He venido por trabajo.
—¿Ah si? ¿Trabajo de qué?
—Temas sin importancia para ti, ahora dime... ¿Qué haces aquí? ¿Estás sola con ese tal Jerry? —Dion busco con la mirada a alguna otra persona
De pronto, la castaña estalló en risa.
—¿Celoso?
El peli negro alzó una ceja mientras dejaba ver una sonrisa ladiada.
—Yo no soy celoso... —murmuró y se acercó aun más a su esposa para susurrarle al oído —Pero si le vuelves a decirle a alguien corazón, no dudaré en volar hasta ti solo para recordarte que eres mi esposa.
Tina alzó una ceja con diversión.
—¿Cómo hará eso exactamente, señor Park?
Dion miró los labios de su esposa, deseoso de besarlos.
—¿Realmente quiere saber, señora Park?
—Tal ve... —Tina jadeo cuando Dion la beso con fuerza mientras aprisionaba su cuerpo con el suyo, subiendo la temperatura de ambos
—La haré mía siempre que sea necesario señorita Buller, hasta que le quede claro que es mi esposa. —susurro junto a sus labios mientras posaba una mano sobre su seno y lo estrujaba levemente, sacándole un jadeo a su mujer —Y no necesita alagar a otro que no sea su esposo.
—Yo no...
El oji miel la beso de nuevo, callando todo argumento mientras bajaba los besos al cuello de la castaña.
—Di-Dion... —murmuró la oji aceituna al tiempo que apretaba su camisa con fuerza
—Ven...
El peli negro la llevo a la habitación más cercana, dando con un almacén de detergentes.
—Justo lo que bus...
—Déjame tocarte mejor. —Dion la acorrala contra la puerta mientras gruñe de frustración —Maldito pantalón.
Tina le mira con burla.
—Lo siento señor Park, es que mi esposo es celoso. —le empuja levemente y decide salir
Dion la sostiene de la cintura y cerrando la puerta, la acorrala de nuevo.
—Dion...
—No era broma sobre tocarte mejor... Puede que lleves un endemoniado pantalón pero... Hay otras formas de hacerte disfrutar.
Tina contiene el aliento cuando las manos de su esposo bajan por su cadera y desabrochan su pantalón.
—Oh, Dion. —jadea cuando este desliza las manos dentro de la apretada prenda hasta el centro de sus piernas —¡Oh! —se muerde el labio cuando es asaltada por la mano del peli negro.
Arqueando la espalda, deja caer la cabeza en el hombro del oji miel.
—Eres... Cruel...
—Eso debería decir yo. —murmuró el señor Park —Te vas sin despedirte y además, coqueteas con otro estando presente.
Tina sonríe y se remueve cuando un escalofrío invade su cuerpo en el momento que Dion toma uno de sus pechos con su mano libre.
—No... Coquetee con nadie... Le dije corazón a Andrea.
Dion se detiene levemente, pero ante la queda de la castaña, continúa sus movimientos, ganándose el ronroneo de su esposa.
—¿De verdad? —pregunta junto a su oido con un siseo bajo
Tina estira los brazos para sostener el cuello y rostro de su esposo.
—Si, pero diré que no para que hagas esto más seguido.
—Si alguien la escucha señora Park, sabrá que es una pervertida.
Tina se carcajeó.
—Yo solo te sigo la corriente... ¡Ah!
—No creo que quieras conocerme en el ámbito sexual aún, querida.
—¿Qué tan malo puede ser?
Dion sonrió.
—Bien, luego no se queje señora Park.
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—¿Estás bien?
Tina miró con irritación a su esposo mientras se acomodaba la ropa.
—Sí. Aunque ahora tengo que buscar una buena excusa para Andrea del porqué me tarde una hora buscando una tela.
Dion se rio.
—Te dije que no podrías quejarte
—Tonto...
Tomándola del rostro, la beso con fuerza.
—Seguramente las filmaciones ya terminaron... ¿Nos vamos al hotel?
—Estoy con Andrea... No puedo simplemente...
Dion la acorrala de nuevo.
—¿Me quieres matar?
—No seas dramático, además, tu padre está aquí.
El oji miel palideció.
—¿Cómo... Aquí, aquí?
—Sí, es el doctor de la actriz que venimos a entrevistar.
—Oh...
—Bien, saldré y luego vienes tú.
—¿No podemos salir juntos y decir que nos quedamos a platicar en la bodega?
—¿Una hora? —la castaña alzó una ceja —¿Solos?
—Diremos que aprovechamos el tiempo para comparar los productos de limpieza y escoger el mejor. —se encoge de hombros para restarle importancia
Tina le golpeó el estómago.
—¡Calla! —rodó los ojos —Cuenta hasta mil.
—¿Lo dices en serio?
—Si, en múltiplos de 10 para que veas que soy generosa y no te hago contar de uno en uno.
—Cuanta generosidad —se mofa él —Se aprecia.
—Estás advertido... Hasta mil. —Tina abrió la puerta y asomo la cabeza
—Todo despejado... —murmuró el peli negro detrás de ella, con la cabeza afuera también.
—¡Adentro! —lo empujó —Dos mil, he dicho. —y cerró —¡Dame fuerzas Dios!
—Todas las que quieras, amor. —dijo él del otro lado
—¡Dije Dios! ¡D-I-O-S! no Dion. —le gruñó y golpeó la puerta mientras escuchaba la risa de su esposo del otro lado