No todo puede ser color de rosa, ¿O si?
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No Eres Mejor Que Yo.
Al otro lado de la ciudad, más precisamente en la casa de la familia Wytt. Lucas sentía que su propio mundo se venía abajo, su esposa, su leal y torpe esposa, había estado viéndole la cara de idiota todo este maldito tiempo.
Cuando él se consideró así mismo un ganador, una mente maestra detrás de su perfecta fachada de profesor de universidad, resultó ser que no era más que un tonto. Un títere en las manos de su mujer y, no sólo de ella, sinó también de Tania y del padre de esta.
—¿Cuándo comenzó esto...? –Preguntó descaradamente, pues el infiel aquí había sido primero él. Creyó torpemente que María jamás le haría algo así y, se confió del amor que ella le tenía. Nunca hubiera imaginado que aquella mujer dulce e inocente, sería encontrada por otro hombre, uno que sí la protegiera, no como él–.
Maria, quien ya estaba completamente vestida, ahora se encontraba sirviendo una taza de té de manzanilla para Octavio. La situación era tensa y algo incómoda, pero parecía que a ella no le importaba, pues si alguien los viera y no los conociera, pensarían que es un reencuentro de viejos amigos.
—¿Cuándo fue? Bueno... —recuerda y toma asiento junto a Octavio, justo en frente de Lucas, quien apretó los puños al ver cómo ese hombre rodeaba a su esposa con el brazo, acercándola más a él–.
¿Cuándo fue la última vez que él abrazó así a su mujer? No podía recordarlo con exactitud, pero había algo que sabía, fue justo antes de saber que María estaba embarazada de Daniel. Pues fue luego de que supo del embarazo, que Lucas empezó a cambiar. Comenzó a tener aventuras sólo porque no quería ser padre, y ahora parece que había chocado contra una pared.
—Fue cuando mentiste diciendo que debías irte a una excursión en la playa con tus alumnos.
—¡La excursión si fue real! –gritó él, defendiéndose–.
—No me hagas reír, Lucas –ella se burló, y él la miró con incredulidad. ¿Quién era la mujer que estaba frente a él? María jamás le había hablado de ese modo, mucho menos lo había mirado como ahora; con tanto desdén en aquellos ojos que antes rebozaban de amor–. Sé que esa excursión fue una mentira, también sé que tu reciente viaje a Italia fue otra de tus mentiras. Ah, tampoco se me pasa por alto el hecho de que te llevaste a Alexander contigo.
Él la miró en shock, una cosa era que supiera que él era infiel, no importaba del todo, podrían arreglarlo. Pero que supiera que Alexander estaba con él, significaba un problema, porque bien sabían todos que Victoria jamás perdonaría una cosa así.
—María, lo sé, las cosas entre nosotros han estado mal...
—¿Entre nosotros? No, estás muy equivocado, Lucas –lo interrumpió al instante, pues lo que menos quería era escuchar como se justificaba por sus acciones–. Tú eres el que ha estado mal todo este tiempo, siempre fuiste tú. El problema no he sido yo, tampoco Daniel, siempre fuiste tú.
La rabia comenzó a surgir dentro del corazón del arrogante Lucas, pues, ¿Cómo se atrevía María a hablarle así? Ella no era mejor que él, pues su esposa también había cometido traición.
—¿Yo? ¿Dices que todo es mí culpa, María? –cuestionó con amargura, burlándose de las palabras de su mujer–. No eres mejor que yo, todo este problema comenzó porque no quisiste escucharme cuando te dije que no quería tener hijos. Si no te hubieras embarazado, yo no te habría engañado.
—Ya salió su lado arrogante, ¿Estás jodiendome? ¿Se supone que debía abortar a mí bebé, solo por ti? –ella se puso de pie, mirándolo con odio–. He abandonado mí felicidad muchas veces por ti, Lucas. ¿Y que haz hecho tú, eh? ¡Sólo me diste infelicidad, desamor y engaños!
Él estaba furioso, pero sabía que sus palabras eran ciertas. Intentó mirar hacia otro lado, para que sus palabras no le dieran dónde le duele, pero María no se lo permitió.
—Mírame a los ojos, Lucas –ella ordenó, él no pudo evitar recordar a cuando su madre le hablaba de ese modo, se sintió como un niño y, de forma inconsciente, obedeció, mirándola directamente a los ojos–. He estado a tu lado por muchos años, fui devota de ti, incluso cuando tú solo eras un bastardo infiel. ¿Dices que no soy mejor? Tal vez sea cierto, ¿Pero qué es lo que sigues esperando de mí? ¡Dime!
Él no respondió, su rodilla comenzó a temblar y sus manos a sudar, ¿Qué debía hacer en un momento como este? Lucas no lo sabía.
—Sí, tal vez he cometido el mismo error que tú, ¿Pero qué esperabas que hiciera? ¿Creíste que seguiría esperándote a qué un día volvieras a amarme? ¿A qué amarás a nuestro hijo? ¡No! Me cansé, Lucas... Yo también merezco ser amada, incluso si no es por ti.
Por primera vez en mucho tiempo, Lucas sintió remordimiento, no por sus acciones, sino por el dolor que le causaba a su esposa. Por primera vez, se detuvo a ver como ella se desmoronaba ante él. Pero esta vez era diferente, porque ella ya no estaba sola, Octavio estaba a su lado, y eso lo enfureció más de lo que le gustaría admitir.
—Entonces, ¿Qué? –se burló, ocultando el dolor que sentía en su corazón–. ¿Intentas decirme que este hombre te ama? –señaló a Octavio–. Despierta, María, él es el padre de mí amante, ¿Cómo sabes que no te está usando para llegar a mí?
De hecho, ese era un pequeño temor que María sentía, le preocupaba que el amor que Octavio le demostraba no fuera real. Porque, seamos honestos, ambos comenzaron esto como una venganza. ¿Cómo podrían enamorarse mutuamente?
Sin embargo, aquél hombre se levantó y caminó junto a María, rodeando su cintura con sus brazos, dándole la seguridad que Lucas nunca le dió. Entonces lo supo, Octavio también la quería.
—Tal vez nuestra relación no comenzó por los motivos correctos, pero amo a esta mujer –reveló Octavio–. También amo a nuestro Daniel –un golpe bajo, si, porque aunque Lucas no quería tener un hijo y lo ignoraba descaradamente por su amante, aún así le dolió profundamente saber que su hijo, su pequeño, también tenía un tipo de relación con el amante de su madre–. Y por supuesto, también amo a nuestro bebé –murmuró, llevando una de sus manos al vientre de María, frotandolo con suavidad–.
Eso fue todo, en ese momento, Lucas vió de primera mano como todo su mundo se desmoronaba. Él, quien estaba terriblemente orgulloso de ser un hombre infiel. Él, quien pensó en hacer a Tania su esposa, e incluso tener hijos con ella. Él, quien traicionó a su mujer y despreció a su hijo. Ahí estaba él, viendo cómo todo lo que alguna vez fue suyo, ahora pertenecía a alguien más.
quiero ver la reacción de tanta, que pasará con Alexander y camila y la.otra pareja .....
lo tienes bien merecido
siempre se sale adelante 🫣🫢🤫👋🇵🇦