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No Soy La Villana

No Soy La Villana

Status: En proceso
Genre:Romance / Autosuperación / Matrimonio arreglado / Villana / Reencarnación(época moderna) / Romance oscuro
Popularitas:4.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Tania Uribe

Nací dentro de una familia con bastante poder y recursos que por culpa mía, terminaron por perderse o cediendo a otros.

Terminé en la cárcel por fraude e intento de asesinato, extorsión y amenaza premeditado hacia la única persona que creyó en mí. Sola en mi celda pagando por mis pecados y errores, en plena oscuridad y un silencio mortal e incesante, sentí una punzada en el abdomen y la sensación de que me había mojado la camiseta, pronto percibí el olor de la sangre y pese a lo oscuro que estaba vi a través de los rayos de la luz de la luna llena que entraban por los barrotes de la ventana que daba afuera, la sangre que brotaba de mi interior, mis manos se mancharon de sangre enseguida y en ese momento de desesperación una voz retumbó en las paredes de mi celda.
"Tu destino será morir a menos de que cambies tu rumbo..."

Rogué y supliqué por cambiarlo y luego de eso la oscuridad invadió mi campo visual y supe que había llegado mi hora.

NovelToon tiene autorización de Tania Uribe para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 23: Se llamaba Ylva

NARRADOR OMNISCIENTE

Su recuerdo prevalecía latente en su mente, como la cinta de una película que se repetía una y otra vez, sin parar.

Ella se llamaba Ylva. Murió tras haber estado atrapada bajo los escombros de un incendio dentro de su hogar. Su amor, su vida, su esposo, dio su vida por rescatarla, por salvarla de las salvajes llamas del fuego que terminaron por hacer heridas en la mitad de su rostro, heridas que no solo eran físicas, sino también mentales, siendo las más difíciles de sanar.

El rosal que tanto atesoraba, era su único consuelo, su único recuerdo de ella. Todos los días lo miraba y sabía que Ylva estaba cerca, en espíritu cuidando del rosal que ella misma plantó, el día después de haberse casado. Recordaba como si fuera ayer cuando Ylva plantó el rosal, era pequeño y no tenía brotes, era prácticamente inexistente. Él le había insistido en comprarle otro rosal que fuera más grande y lleno de rosas en él.

Pero Ylva se negó y decidió que el pequeño rosal sería parte de la belleza de la Mansión de Hess. Einar no tuvo más alternativa aceptar el deseo de su esposa.

Aquella sonrisa tierna, alegre y llena de luz fue lo que lo cautivó, lo que le atrajo de ella. Sus ojos avellana brillantes tenían un brillo único y sin igual. Era su luz, su vida y su mundo entero.

Ylva, era su nombre. Murió tras haber estado en un incendio del cual no se sabía la causa, nadie supo por qué el incendio se produjo. Había quienes decían que un descuido por parte de los dos por haber dejado una lámpara enchufada al tomacorriente o quizás por el viento que trajo consigo alguna pequeña llama de por ahí. Nadie sabía cómo.

La Mansión a pesar de que era vieja, seguía manteniendo la misma calidad con la que había sido construida. Ni siquiera el cableado el eléctrico fue el problema. No había enemigos que quisieran muerto al Duque de Hess y la Duquesa de Hess. La gente de Hess apreciaba a los Duques por su generosidad y corazón de oro.

Pasaron tres años y aquel incendio misterioso seguía siendo un misterio su origen.

Tres años llenos de dolor y de incertidumbre lo estuvieron carcomiendo, su corazón lloraba sangre cada segundo del día y su alma se destrozaba en mil pedazos. No lloraba, pero su corazón lo hacía por él en silencio.

Pasaba noches sin dormir, recordando aquella noche.

 Y hoy era una de ellas. Se despertó nuevamente. Abrió los ojos, miró a su alrededor y solo había oscuridad y la luz de la luna filtrando sus rayos lunares iluminando un pedazo de la habitación. Hizo aún lado las mantas que eran oscuras y apenas perceptibles en la oscuridad.

Caminó hacia la ventana y tocó el vidrio frío con su frente, lanzando un suspiro lleno de pesar empañando el vidrio con su aliento.

No llevaba pijama alguna, solo un pantalón negro viejo holgado de pijama, el torso estaba desnudo, mostrando sus brazos fuertes y musculosos, abdominales envidiables. No traía puesta la máscara plateada, la había dejado en la mesa de noche a lado de la cama.

Sus cicatrices eran visibles bajo la luz de la luna. Eran ocho o diez líneas plasmadas en su rostro, no eran rectas, tenían un aspecto rugoso en algunas partes, en unas más que en otras, algunas eran ásperas, cerosas y brillantes, que se extendían hasta la mitad de la frente, no tenía la mitad de su ceja izquierda.

Eran pocas las veces en las que se quitaba la máscara, solo se la quitaba cuando iba a dormir o a tomar un baño, pero nunca se la quitaba para nada más que eso.

Nadie vio sus cicatrices más que dos personas: Ylva antes de morir y Alicia, de quien se arrepiente de habérselas mostrado. Solo quedaba mostrárselas a Aila, pero ese era su mayor temor, su peor pesadilla.

La primera vez su esposa no tuvo miedo de él, sino todo lo contrario. Ella lo amó hasta la muerte con todo y cicatrices.

La segunda vez fue engañado por la sonrisa de Alicia y su toque a su mejilla llena de cicatrices.

Una tercera vez era un riesgo que no buscaba correr. Sin embargo, ella no buscaba obligarlo a mostrarle, sobre todo luego del escándalo que Alicia había creado en la oficina de Aila.

Aila parecía ser mejor persona, mejor mujer, incluso más comprensiva y amable. Siendo todo lo contrario a Alicia quien creyó que podía tal vez rehacer su vida con ella, afortunadamente llegó Aila a su vida y eso lo cambió todo en más de una forma.

Él sabía que al haberse casado con Aila. No estaba traicionando a Ylva y su recuerdo. Si no todo lo contrario estaba seguro de ella habría querido que fuera feliz con alguien más, que lo amara sinceramente, que viera más allá de las cicatrices como lo había hecho Ylva al verlo tras el incendio.

Su mirada y amor por él no cambiaron, sino todo lo contrario. Había crecido más su amor por su esposo.

Sin embargo, no estaba muy seguro de lo que Aila sentía por él. Dudaba en hacer el intento de conquistarla, de abrirle su corazón, de mostrar lo que había detrás de la máscara que usa cada día desde hace tres años.

¿Acaso... sería capaz de amar de nuevo?

¿Sin salir herido y traicionado por segunda vez?

¿Aila era la mujer correcta para amar? No lo sabía...

Pero debía de alguna forma correr el riesgo y saber sí valía la pena correr ese riesgo.

Estaba decidido.

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💞YeniLu💞
Era toda una villana en su otra vida 😭😭
💞YeniLu💞
Se lee interesante. Espero que no sea cliché como todas las demás. /Smile/
Teresa Perez
excelente día gracias por más capítulos
Tania Uribe: De nada /Good/
total 1 replies
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