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Aria De Vida

Aria De Vida

Status: En proceso
Genre:Acción / Superpoder / Sci-Fi
Popularitas:467
Nilai: 5
nombre de autor: Koh

Ella siempre fue un experimento y nunca había visto el mundo exterior. Cuando al fin la dejaron salir, experimentó de primera mano la complejidad de los humanos y sobre todo, la vida en sí misma, salpicada de melodias alegres y tragicas.

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Capítulo 23

Sheila salió de la oficina de Caín un poco más tranquila; él ya le había afirmado que conseguirían su más anhelado deseo y debía creerle, mientras caminaba de regreso hasta su sala de adivinación, vio a ese mugroso animal caminar como pedro en su casa por los pasillos.

Bufó al pasar a su lado, solo para recibir un ataque de esa pequeña bestia. Sheila gritó desesperada al sentirlo caminar sobre su vestido y luego las garras en su cabello, revolviendo su hermoso cabello ondulado. Se sacudió como una loca hasta que vio al animal lejos de ella, sentado mirándola y si no fuera porque el animal no pudiera sonreír, juraría que lo estaba haciendo, burlándose de ella.

Dejó escapar un chillido e frustración y le lanzó un ataque de hielo, pero la pequeña bestia saltó ágilmente y evitó el impacto sin mostrar pánico o miedo, simple y sencillamente se quedó en el mismo lugar, encima de la pica de hielo. El animal blanco como la nieve se paró a dos patas y movió su pequeño cuerpo como un gusano, enfureciendo a Sheila.

Sin medirse, lanzó más picas de hielo, intentando atinarle a ese bastardo que tenía el privilegio de permanecer día y noche con el guapo de Caín, pero el astuto animal solo dio saltos mientras corría hacia la oficina de Caín, deteniendo de las acciones de Sheila.

Caín podía ser muy amable y comprensivo con ella, incluso era dulce y delicado cada vez que conversaban, pero esa mascota era su escala inversa. Tan preciada que una vez la miró como si quisiera destrozarla al haber herido sin querer al animal, de puro milagro no la mató, pero sabía que esa cosa era un bien invaluable.

Apretó los dientes, impotente al verlo entrar en un agujero de la pared como la rata que era, y regresó a su habitación. Intentaría usar su clarividencia al día siguiente, hoy estaba agotada tanto física como mentalmente. El miedo, la incertidumbre y los celos, ya habían drenado su energía, necesitaba recargarse si iba a intentar forzar su clarividencia, porque no podía dejar a Caín ciego del futuro. Los humanos, a pesar de su fragilidad, eran una especie de plaga; si creías haberlos erradicado, salía otro de entre las rocas, como las cucarachas.

Llegó a su habitación, decorada como para una princesa, con muebles victorianos, una cama con dosel, adornos lujosos y un candelabro en el techo, junto con un guardarropa lleno de vestidos delicados. Sheila ya no era una niña, tenía poco más de veinte, pero nunca pudo tener una niñez cálida, solo desesperación, así que, el hecho de que Caín la consintiera de esa manera, la hacía quererlo más y enamorarse más.

Se dejó caer en la enorme cama con sábanas de seda, intentando no recordar las vivencias del infierno, cerrando los ojos, murmurando el nombre de Caín como una plegaria, para alejar sus pesadillas.

...****************...

Regresando al fuerte Berserke, había sido el turno de Alice de visitar a esos tres que permanecían conectados a tantos aparatos, que daba nervios siquiera acercárseles y mover algo por descuido. Con un traje especial esterilizado, llegó hasta la cama del primero, quien era Ryan.

Parecía una momia, los monitores mostraban su estado y el pitido constante aliviaba un poco el miedo de Alice. El pobre hombre hizo todo lo que pudo como capitán de su equipo y a pesar de no tener poderes, no se amedrentó ante sus enemigos y eso admiró mucho Alice. Tan fuerte mentalmente, ágil en sus movimientos sin una pizca de duda y dispuesto a todo.

Quería tocar su mano, pero uno de sus brazos no tenía casi la mitad, y el otro estaba enyesado, tenía un collarín, sus piernas elevadas y con escayolas, e incluso todo su tórax, parecía un muñeco. No tuvo más remedio que ver a los otros ya que, no tenía mucho tiempo.

A pesar de creer que Joe era el más afectado por la paliza que recibió con esas rocas, era el que parecía fuera de peligro, aunque su rostro tuviera moretones horribles y la cara inflamada; estaba aliviada de haber evitado su muerte, porque no sabría qué hubiera pasado o cómo hubiese reaccionado ante esa conjetura. A él tampoco le podía tomar su mano y solo podía mirar.

Rápidamente se acercó a Alexander, quién tenía todavía más aparatos conectados a él, había una bolsa de sangre colgada a su lado, el tubo en su boca, monitores, tubos, y maquinas, incluso sus signos vitales emitían pitidos leves. Él estaba peor y sus lágrimas escaparon al verlo sin una parte de su pierna y la otra enyesada, sus brazos igual con escayolas y el rostro morado y vendado.

Aun cuando apreciaba a todos, Alexander era el que más hablaba con ella y le enseñaba cosas que desconocía de su base de datos y de las enseñanzas que había recibido en ese centro de investigación, le había ayudado a comprender ciertas emociones y era un excelente maestro en las artes marciales. Era tan risueño que le contagiaba las sonrisas.

Exhaló aun nerviosa de su recuperación, pero no había nada más de lo que pudiera hacer. Solo esperar.

Salió de la habitación ya sin el traje y se dirigió hacia donde descansaba su padre, quien a pesar de sus heridas, estaba muchísimo mejor que esos tres y se alegraba que Chang hubiese salido vivo, ahora que comprendía mejor el significado de familia, no quería perder tanto tiempo, así que no dudaría en reforzar la unión entre los dos.

Al llegar vio al hombre siendo atendido por una enfermera, quien le sonreía de manera extraña y de igual manera su padre le devolvía la sonrisa, y lo más extraño e incómodo es que la enfermera alimentaba con esmero a su padre, cuando él tenía ambas manos libres.

La sonrisa de su padre se congeló cuando notó su presencia y su mirada escrutadora, Chang parecía avergonzado y le agradeció a la enfermera por su cuidado. Cuando la enfermera que sin pena ni vergüenza se fue, Alice se acercó dudosa de la situación.

Recordó algunas películas que Alexander le había hecho ver sobre el romance y amor, y aunque no entendía ciertas acciones de los protagonistas, sabía que era porque se gustaban, así que no dudó en preguntarle a Chang, quien se atragantó cuando bebía su vaso de jugo.

-¿De dónde has sacado esa conclusión?

-Entonces, ¿no te gusta? – lo miró confundida, luego negó – ¿Eres como esos personajes irresponsables? Solo se la llevan a la cama y no les importa si dejan llorando a la mujer.

Chang sintió dolor de cabeza, quién demonios estaba contaminando la mente de esta niña.

-¿Dónde has visto eso?

-El tío… Alexander me mostró su colección de películas y telenovelas mexicanas, y colombianas.

Chang suspiró. No recordaba esos gustos de ese muchacho.

-No es nada de eso, solo le agradecía por su trabajo.

Alice lo miró poco convencida pero dejó de lado esas ideas para contarle sobre sus poderes y que a pesar de no tener el collar, tenía mucho mejor control de sus poderes, algo extraño ya que habían afirmado todo lo contrario.

Chang sospechaba la razón, ya que no querían que ella desarrollara todo su potencial y se les saliera de las manos, intentaban encarcelar su mente con estos trucos, justo como el cuento del elefante encadenado, pero ella misma había descubierto la peculiaridad y no se necesitaría ningún aparato para limitarla.

1
YueYue
Brillante
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