ENTRE LAS SOMBRAS

DOMINIC

Estaba pensando en ir a casa de Melody cuando me llegó un mensaje de su parte, iría a casa de Olivia y me sentí tranquilo pues supe que estaba bien cuidada. No le respondí.

Había decidió que Don sería el guardaespaldas designado para Melody, pues era uno de mis hombres de confianza, era sobrino de Sabueso y había llegado hace unos años a la organización. Estaba vigilandola de cerca pero sin que ella se diera cuenta, a su perspectiva solo llevaba al chófer y porque insisti unas horas hasta que aceptó.

Sabueso y Colin seguían frente a mi repasando el plan.

—¡Hey, tú! —Llamé a un hombre que estaba cerca, este vino hacia mi. —Un tequila doble

—Woooow, ¿tequila? —Preguntó Colin. —Trae la botella completa y tres chupitos. —Le dijo al hombre, este asintió y se fue.

Un minuto más tarde volvió con las bebidas y comenzamos a tomar, realmente no llevábamos más de dos chupitos cada uno y habíamos dejado el plan atrás, los tres reíamos de idioteces que Colin decía, era como una noche cualquiera de amigos, hacía mucho tiempo no hacía esto. Son de las cosas que me restrinjo para imponer autoridad en mi organización.

—¡Soy el rey cuenta chistes! —Dijo Colin.

—Eres el rey de los estúpidos. —Dije con el vaso sobre mis labios, todos comenzaron a reír a carcajadas.

La vibración de mi celular me hizo sacarlo del bolso de mi pantalón aún con una sonrisa en la boca pues Colin seguía quejándose de que le dije estúpido, al ver que era Melody sonreí aún más.

—¡Alguien está enamorado! —Chillo Colin al ver mi cara viendo la pantalla del celular. —¿Quién es el rey de los estúpidos ahora, ah?

¿Realmente estoy enamorado de esta chica?

Respondí ignorando los comentarios de mi hermano.

—Hola, bonita, ¿ya estás en casa? —Dije suavemente.

—¡Dominic, soy Livie!

La sonrisa se me borró al instante, por instinto me levanté del sofá en dónde había permanecido sentado un par de horas, todos me miraron confundidos.

—Olivia, ¿Qué haces con el teléfono de Melody? —Pregunté nervioso. —¿Dónde está ella?

Silencio. No hablaba, solo escuchaba que jadeaba. apreté el teléfono hacia mi a tal punto de hacerlo crujir.

—¡¿Dónde carajos esta Melody?! —Le grite exasperado.

—¡Me duele, me duele mucho! —Se queja. —Ayudame por favor, ayúdame.

Estaba llorando desconsoladamente, seguramente esta herida y el saber que tenía el celular de Melody me ponía de los nervios.

—¿Dónde estás? —Pregunté alterado. —¡Carajo, Olivia! ¡Responde!

—En la parte trasera del Mobbs, hay-hay muertos, estoy asustada. —Sollozo. —Y ya viene la policía...

Hay muertos, acaba de decir que hay muertos.

Ahora el que no pudo responder fui yo, me quedé estático.

...«¿Por qué crees que no tengo novia o esposa? Por qué las personas que más me importan terminan muriendo.»...

Las palabras que Colin me había dicho hace un tiempo inundan mi mente y no soy consciente de que Colin me quito el celular, me tire en el sofá aún con los ojos de par en par.

Sabueso corrió hacia afuera a organizar a los hombres que estaban disponibles. Mire a Colin.

—Linda, tranquila... Iremos para allá, ¿estás bien?... Claro, estamos cerca pero necesito que te escondas... si Melody está contigo, también debes cuidarla... Te veré en un momento. —Colgó y me miró.

—¡Sabueso! —Grite, este apareció enseguida —¡¿Se puede saber a qué clase de idiotas enviaste a cuidar a mi mujer?¡

—Solo enviamos a dos personas, jefe, a dos de los mejores... quizá los superaron en número

—¡Y una mierda! ¡Malditos incompetentes¡ ¡Espero que haya muerto porque si no, yo mismo los voy a matar!

—No adelantes los hechos, primero iremos y después vemos que hacer. —Dijo Colin mientras caminaba a mi lado, ambos nos dirigíamos a la camioneta

Fue el viaje que se me ha hecho más largo en toda mi vida, aunque solo estuviéramos a una distancia de cinco minutos, cuando llegamos al bar ya eran cerca de las cinco y media de la mañana, el sol amenazaba con salir.

La escena era horrible, el cuerpo del chófer y uno de los hombres de seguridad estaban en el suelo, los tres con un charco de sangre a su alrededor, no veía ni a Melody ni a Olivia por ningún sitio. Parecía desierto a excepción de las dos patrullas policiacas que estaban revisando la escena.

Mi mirada se conecto al asfalto y lo ví, el zapato de Melody estaba tirando a lado de donde estaba el chófer, sé que era de ella porque los ví en su casa hacía unos días. Trague duro.

—Busquen a Melody y Olivia. —Ordené.

Mire a los policías quienes comenzaron a hablar por radio, al verme los dos me saludaron. Por supuesto que me conocían.

—Caballeros

—Señor

—¿Está demás decir que esto nunca pasó?

—Lo consultaremos con el comisario, señor.

—No es necesario, ya lo consulte yo.

Les tendí mi teléfono, ambos se miraron y asintieron entre si para después mirarme a mi.

—¿Usted se encarga de la limpieza?

—Como siempre —Dije

Los hombres solamente se despidieron y se marcharon, segundos antes al menos diez hombres se desplegaron por el terreno, no fue hasta que termine de hablar con los oficiales que me di cuenta de que encontraron a Olivia detrás de un contenedor de basura, estaba sucia y parecía aterrada. Pero Melody no aparecía. Olivia comenzó a caminar hacia mi, Colin la tomaba del brazo para ayudarla a caminar pues parece que tenía raspones en sus piernas y sangraban, así como su brazo estaba lleno de sangre seca.

Comencé a ponerme nervioso y sucedió, mi celular sonó, número desconocido.

—¿Quién habla? —Dije tajante. Una risa se escuchó.

Esa risa que tenía un poco menos de cinco años sin escucharla.

—Dominic, es un placer hablar contigo. —Dijo suavemente.

Colin llegó junto a Olivia y se situaron frente a mi, apreté el celular con la mano.

—Purcell —Masculle entre dientes.

—¡Que bien, si me recuerdas! —Fingió emoción.

—¿Qué quieres?

—Tengo algo tuyo.

—¿Qué quieres? —Repetí.

Sabueso llegó y Colin le dijo algo, Olivia se marchó con él al coche, puse el teléfono en altavoz y Colin se acercó para escuchar mejor.

—Dije de una jodida vez que quieres, Purcell

—La cabeza de tu hermano.

Colin me miró. Ahora me tocó reír a mi.

—¿Y crees que soy estúpido para dártela?

—Creo que eres una persona que sabe hacer negocios.

—Entonces negociemos. —Lo animé.

—Esa es mi propuesta, ¿cuál es la tuya?

—¡Oh! Eres tan considerado en tomarme en cuenta, dado que tienes algo que me importa.

—Te concedo la razón, en realidad no me interesa tu propuesta, ya tienes la mía.

—No. —Dije tajante.

—Sabes lo que hizo, Dominic.

—Sabes el porqué lo hizo. —Dije entre dientes.

—Seguía siendo mi hija, que no se te olvidé.

—En realidad, olvidó a la gente irrelevante para mí y tú hija lo es.

—Lástima, entonces me quedo con la chica.

—¡No! —Grite. —No te atrevas a tocarla o te juró que cuando te encuentre te destrozaré con mis manos, haré que me ruegues el perdón.

El río levemente.

—Curioso que me digas eso, cuando te tengo en mis manos.

—No te atrevas, Boris. —Lo llamé por su nombre.

—Para ti soy Purcell, cabrón. —Parecía enojado. —Tienes un día para darme la respuesta que necesito.

Colgó.

Guarde el teléfono en mi bolsillo y mire a Colin quien pasaba las manos con su cabello, estaba desesperado.

—Entrégame. —Dijo acercándose a mi, al ver que no respondí, insistió. —Entrégame, Dominic.

Comencé a caminar a la camioneta con él siguiéndome los pasos.

—¡Te hablo, carajo! —Me gritó. —¡Entrégame, ten valor y hazlo!

Pare de caminar y me gire acercándome a él velozmente.

—Un Stredd jamás demuestra debilidad. —Masculle a unos centímetros de su cara. —Así se me vaya la vida en esto, voy a traer a Melody de vuelta y mataré a ese hijo de puta.

Colin se quedó ahí parado en silencio y yo me dirigí a la camioneta.

—¡Limpien esto! —Ordené, refiriéndome a los cuerpos de los que fueron mis empleados.