¿Qué tiene de malo celebrar la despedida de soltera de su mejor amiga en Las Vegas? Total, lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas, o al menos eso pensó Emile. Sin embargo, ahora se enfrenta a un matrimonio repentino seguido por una jueza enloquecida, una orden de restricción y la obligación de convivir durante tres meses con su supuesto esposo. De lo contrario, tendría que enfrentar una multa de más de mil millones de pesos. ¿Será que lo que comienza mal terminará mal, o habrá una oportunidad para que Emile y Felipe olviden su pasado y encuentren la felicidad en esta inesperada unión?
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capítulo 24
Emile bajó la mirada y luego la levantó, dando así una mirada de desprecio. Laura no se intimidó por la mirada que le dio aquella mujer, al contrario, sonrió sornosamente. —¿Piensas que con esa mirada me vas a intimidar, acaso? —torció un poco la boca para seguir hablando—. Eres igual de pelele que tu marido.
Emile apretó fuertemente sus puños y estiró la mano para tomar el cuello de la camisa de Felipe, lo cual lo sorprendió por la fuerza que ella ejerció en él, haciéndolo inclinarse hacia adelante. —Solo para que te quede claro, solo yo puedo insultar a mi marido, ¿entendiste? —dijo Emile con rabia mientras apretaba el cuello de la camisa de Felipe y lo movía, y él tenía la mano puesta en la de ella para controlar aquel movimiento.
—Y no permitiré que una calaña de tu clase se meta con lo que es mío —Emile habló con rabia al decir aquellas palabras. Felipe quiso olvidar la sensación que sintió al escuchar aquel comentario de parte de Emile, "mío", pero le fue inútil, ya que sintió cómo un calor se extendió por todo su cuerpo. —Puede ser un pelele, pero es mi pelele —aquellas palabras hicieron que el calor que Felipe sintió en su cuerpo se quitara.
—Emile, por favor —dijo Felipe colocándose serio en la situación, pero esto solo hizo que se ganara una mirada de rabia por parte de Emile.
Laura sonrió y movió las manos. —Puro bla bla, pero poca acción —dijo al acercarse más aquella mujer.
Emile vio que aquella mujer era un poco más alta que ella, pero aun así no se intimidó. —Yo no me intimido con una chiquilla como tú —dijo Emile recogiéndose el cabello—. Vamos a ver qué tan fuertes son tus garras —comentó.
Felipe abrió los ojos al ver la acción de Emile. Sabía que una pelea solo complicaría las cosas para ellos, ya que el abogado les dijo que trataran de que estos tres meses fueran tranquilos sin ningún tipo de altercado con la ley. —Debemos calmarnos —dijo para tratar de calmar las cosas.
—¿Qué pasa, niño bonito? ¿Tienes miedo a que te rompamos la cara? —Felipe cambió su mirada cuando vio cómo uno de los amigos de aquella mujer tenía la vista puesta en Emile, lo que hizo que él diera un paso al frente.
Laura sonrió al ver el apoyo de sus amigos. Sabía que luego de la paliza que les dieran, los dejarían sin dinero. —Somos tres contra dos —dijo Laura con orgullo.
—¿Segura? —dijo Emile con una sonrisa—. Danna está conmigo.
Danna salió de la tienda para ver qué estaba pasando y, por lo que pudo entender debido a la lectura de labios, es que Emile estaba a punto de enfrentarse con Laura, y eso era sorprendente, ya que Laura era una mujer conflictiva y tramposa. Pero luego voltearon el rostro hacia ella, a lo que ella miró a Emile.
—¿Tú pelearás con nosotros? —leyó rápidamente las señas que le hizo Emile, lo cual la sorprendió—. ¿Qué? —fue lo único que pudo decir.
—Ay por Dios, no me hagas reír, ¿peleará la tonta del pueblo? —dijo Laura mientras se reía.
Danna apretó los puños a su lado. No tenía que leer los labios para saber que Laura se estaba burlando de ella, así que entró en la tienda, tomó un tomate y se lo lanzó a Laura en la cara. —¡Maldita! —gritó Laura con rabia. Danna abrió los ojos al ver cómo su mala puntería esta vez le jugó sucio, ya que ella solo lo tiró con la intención de advertencia, no de que diera en el blanco.
Emilio vio cómo Laura cambió el objeto de discusión y corrió hacia Danna, lo que esta pareció anticipar y le jaló el cabello, haciéndola caer al suelo. Felipe se sorprendió de cómo un simple tomate desató el caos. —Aléjate —dijo Felipe al ver que el amigo de Laura quería tocar el hombro de Emile, lo que lo descontroló.
—Quita tus asquerosas manos de mi esposa —dijo Felipe al tomar la mano del tipo, empuñar su puño y darle un fuerte golpe en la cara, lo que ocasionó que cayera.
—Guao, cómo él jenga —dijo Emile para luego correr.
Danna vio cómo Emile corría, dejando a Laura en el piso, la cual se levantó con rabia al ver cómo una simple mujer de ciudad la hizo caer al suelo. —¡Me la pagarás! —dijo Laura mirando hacia la dirección de Emile.
Felipe volteó su rostro y abrió los ojos al ver a Emile. —Por Dios, mujer, ¿qué pretendes? —dijo cuándo la tomó de la cintura al regresar Emile, pero lo que lo sorprendió fue que ella tenía un palo en la mano y una piedra en la otra. —Ven —gritó Emile y al mismo tiempo lanzó la piedra.
—Pero esta maldita —dijo Laura al agacharse y ver cómo la piedra pasaba por encima de ella.
—¿Qué diablos está pasando en mi tienda? —Tanto Emile como Felipe miraron a un señor con una escopeta en la mano al lado de Danna, la cual empezó a hacer señas rápidas y el hombre los miraba, así como a ellos.
—¡Bájame! —dijo Emile con rabia al ver que Felipe no la bajaba.
—Cálmate —dijo Felipe dándole una palmada en el trasero de Emile.
—Y ustedes, lárguense ya. Mi hija me explicó lo que hicieron —dijo aquel señor refiriéndose a Laura y a sus amigos—. Tienen dos opciones: se van con un tiro en el trasero o con una llamada a la policía —dijo Jorge, un hombre de constitución robusta moreno de ojos café.
Laura miró a los presentes y supo que se había acabado el cuento. —Me la pagarán —dijo para dar la señal y, con ayuda de su otro amigo, levantaron al que quedó inconsciente.
—¡Bruto animal! ¡Suéltame! —gritaba Emile mientras Felipe solo apretaba fuertemente el agarre y le daba otras nalgadas—. Abusivo, ¿cómo te atreves a nalguearme? —Felipe sonrió disfrutando de la situación—. Deja de actuar como malcriada o te pongo en mi regazo y te doy más palmaditas —dijo Felipe con picardía.
Emile sintió cómo un rubor crecía en su cara debido a la situación en la que se encontraba. —Te juro que gritaré como loca si no me bajas —comentó Emile mientras movía las piernas donde así pateando a Felipe, el cual no le tocó de otra que bajarla.
—Dame eso —dijo Felipe al quitarle el palo que tenía Emile en las manos—. Estás loca —comentó al recordar cómo Emile corrió para tomar una piedra y un palo.
—Esa mujer era más alta que yo, no podía enfrentarme a ella así nomás, debía estar preparada —dijo Emile cogiéndose el hombro, como si aquella pregunta fuera la más tonta del mundo. Felipe miró a Emile, le sorprendía que ella hubiera estudiado en colegio para señoritas y luego en una de las mejores universidades del país.
—Y tú —Felipe dio un paso hacia atrás al ver cómo Emile enfocaba todo su enojo en él—, ¿no puedes estar sin coquetear con otra mujer?
En vez de enojarse, Felipe la tomó por la cintura y la atrajo más hacia él—. Dime, ¿estás celosa, ¿verdad? —dijo al acercar su rostro al de ella.
—Ya quisiera y suéltame —dijo Emile volviendo el rostro hacia el lado izquierdo—. ¿Cómo fue que me dijiste así, "mi marido", "mi esposo", "mío"? —comentó Felipe para molestar a Emile.
—Lo dije por lástima —dijo Emile con un puchero.
Felipe sonrió—. Mentirosa.
...Hola mis amores espero que les gusten este capítulo, como dije en el grupo ando un poco enferma pero hoy me siento con ánimos de escribir disculpen la demora, no olviden comentar y darle like 🤭🤗...
gracias autora 👋