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LAS DOS CARAS DE LA MONEDA.

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA.

Status: Terminada
Genre:Venganza de la Esposa / Reencarnación(época moderna) / Completas
Popularitas:55.1k
Nilai: 4.8
nombre de autor: CINTHIA VANESSA BARROS

Antonella Bernal creyó en las fábulas románticas cuando contrajo matrimonio con Dreiner Ballesteros, su pareja de la universidad. Provenía de una familia humilde de clase media, mientras que él, aunque de antecedentes similares, tenía un ansia desmedida por el éxito. Esta ansia lo impulsó a trabajar sin cesar, lo que permitió que su pequeño negocio floreciera hasta transformarse en una empresa de renombre.

Todo empeoró el día que Paloma Valencia llegó a sus vidas. Heredera de un consorcio hotelero, Paloma era joven, hermosa y llena de confianza. Durante una reunión para firmar un contrato millonario, Dreiner dedicó la velada a elogiarla, dejando a Antonella en un plano secundario. La humillación la atravesó como un cuchillo.

NovelToon tiene autorización de CINTHIA VANESSA BARROS para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 22

CAPITULO 22.

Antonella llegó a la oficina de Camilo a tiempo.  Aunque el sol brillaba con fuerza, sentía un frío interno. Había algo que la perturbaba mucho. Él la esperaba en su oficina, como siempre bien arreglado, pero con una expresión diferente: más serena, más abierta… más vulnerable.

—Te agradezco por venir —comentó suavemente, indicándole que se sentara.

—Dijiste que querías hablar —respondió ella, manteniéndose controlada.

Camilo cerró la puerta con llave sin decir nada. Se dirigió hacia la ventana y contempló la ciudad por un momento. Luego se volvió hacia ella, mirándola con una intensidad que la desarmó.

—No sé cómo empezar… —admitió, su voz un poco temblorosa—. Antonella, no solo fui para presentarte a mi hija ayer. Fui porque he optado por dejar de ocultarte quién soy realmente.

Ella lo miró, frunciendo el ceño.

—¿A qué te refieres?

—A mi pasado. Quien soy de verdad. —Se sentó frente a ella—. Estoy divorciado. Mi ex esposa nos dejó cuando Carla tenía un año. Se fue con su masajista, sin mirar atrás… sin llevarse ni una foto de nuestra hija. Desde entonces, he criado a Carla solo. Y esa traición… me afectó profundamente.

Antonella sintió un nudo en el estómago. Lo escuchó sin interrumpir, sin parpadear.

—Desde ese instante —continuó—, me propuse castigar a padres irresponsables, a mujeres infieles, a cuidar a niños como Carla. Me transformé en juez y verdugo de familias destrozadas. Hasta que te conocí.

Antonella desvió la mirada.

—No me idealices, Camilo. También estoy herida. También he sido infiel… aunque no lo parezca. Me fallé a mí misma, dejé de lado mis sueños, mi dignidad… todo por un hombre que no me valoró.

Camilo se levantó, se acercó lentamente y se arrodilló ante ella. Ella parpadeó, confundida.

—Lo que voy a decir puede sonar raro. Pero después de verte con Carla ayer… después de ver cómo sonreías, cómo la bañabas, cómo la abrazabas… supe que debía hablar.

Antonella tragó saliva.

—Camilo, no…

—Cásate conmigo.

Ella se quedó paralizada. La sangre pareció detenerse en su cuerpo por un momento.

—¿Qué acabas de decir?

—Cásate conmigo, Antonella. No por obligación ni por compasión… sino porque te necesito. Carla te necesita. Y tú… requieres una familia. Lo noté en tus ojos.

—Estás loco —susurró ella, levantándose de repente—. Esto es ridículo. No nos conocemos lo suficiente. Apenas estamos recuperando lo que se dañó.

—¿Y cuánto tiempo necesitarías para entender que me amas?

Ella lo miró con furia y dolor.

—¡No te amo, Camilo! ¡No puedo amar a nadie! ¡Estoy vacía, destrozada…! ¡No puedo ser la madre de tu hija ni tu esposa!

Él se levantó con calma y la tomó por los brazos.

—¿De verdad? Entonces, ¿por qué lloraste cuando Carla te pidió que fueras su mamá? ¿Por qué estás temblando ahora? ¿Por qué me diste un beso aquella noche como si tu vida dependiera de ello?

Antonella quiso hablar, pero no pudo. Las lágrimas comenzaron a fluir sin previo aviso.

—Porque tengo miedo… —susurró al final—. Miedo de fallarle a tu hija. Miedo de decepcionarme a mí misma de nuevo. Miedo de enamorarme… y perderlo todo.

Camilo le acarició la cara con cariño, lo cual la tomó por sorpresa.

—Te prometo que no te dejaré caer. Si te rompes, estaré aquí para ayudarte a juntar cada pedazo.

Hubo un silencio denso, lleno de tensión.

Entonces, sin decir nada más, Antonella lo abrazó con desesperación, escondiendo su rostro en su pecho.

—Estoy tan cansada de pelear sola… —murmuró.

—Entonces permíteme pelear por ti —respondió él, apretándola con fuerza—. Por ti, por Carla, por los tres.

Ella lo miró, con los ojos todavía brillantes, y sus labios se encontraron en un beso profundo, lleno de todo lo que jamás habían expresado.

Esta vez, no había incertidumbres ni temores.

Camilo la levantó fácilmente y la llevó al sofá. Sus manos la exploraban con una necesidad contenida. La ropa iba cayendo prenda tras prenda, como las barreras que habían mantenido durante años.

Y cuando sus cuerpos se unieron, no fue solo deseo: fue redención. Fue el primer verdadero acto de amor que ambos conocían. Camilo se tomó su tiempo para disfrutarla. Ella susurraba su nombre entre gemidos, mordiendo su labio para no gritar; sabía dónde estaban y no quería que la secretaria los oyera.

Él levantó sus piernas y las apoyó en sus hombros, la profundidad de esa posición lo llevó al límite. Antonella se movía al ritmo de su propio placer.

—Aún no, cariño —susurró él en su oído, al notar que estaba cerca del clímax. Aceleró los movimientos, y ella se aferró al sofá para no caer. Sus cuerpos sudaban y temblaban. El sonido de su unión llenaba el aire. Finalmente, al alcanzar juntos el éxtasis, Camilo la colocó suavemente sobre él, cuidando de no aplastarla.

Se miraron entre risitas suaves, aún respirando con dificultad.

—Eso fue increíble —susurró él, acariciando su mejilla—. Te amo, Antonella.

Ella le miró a los ojos, sintiendo la autenticidad de sus palabras. Le respondió con un beso lleno de amor. Las palabras eran innecesarias.

Luego de esa tarde repleta de sentimientos y verdades reveladas, Camilo quería hacer algo especial. No solo para Antonella, sino también para su hija. Por eso, decidió ir a buscar a Carla al jardín… y no quería ir solo.

Antonella estaba nerviosa. Sus manos estaban sudorosas mientras esperaban afuera de la escuela. Era la primera vez que se mostraba abierta con Camilo… y con su hija.

Sin embargo, todos sus temores se desvanecieron cuando Carla la reconoció y gritó emocionada:

—¡MAMI!

La pequeña corrió velozmente y se lanzó a sus brazos. Antonella casi se emociona hasta las lágrimas. No esperaba oír esa palabra, no en público, no de forma tan genuina.

—Gracias por venir a buscarme… cumpliste tu promesa —le dijo Carla, dándole un beso en la mejilla.

—Claro que sí, querida. Siempre cumplo lo que digo.

Camilo las observaba, sintiéndose lleno de amor. Amaba a ambas: a su hija, por ser su motivo… y a Antonella, por devolverle la esperanza.

Subieron al auto, y mientras manejaba, Camilo compartió una noticia inesperada:

—Hoy Antonella se quedará a dormir con nosotros.

—¡Siiiiiii! —gritó Carla brincando en su asiento—. ¿Vas a dormir conmigo, verdad, mami?

—No, cariño, ella pasará la noche conmigo —respondió Camilo con calma.

—¿Por qué, papá? Ella tiene que dormir conmigo —protestó la niña, haciendo una mueca.

Antonella no pudo evitar reír. Parecían discutir como si ella fuera un premio que ambos deseaban.

—Chicos, por favor… todavía no he decidido dónde dormiré —bromeó, aunque sus mejillas se sonrojaron.

Al llegar a casa, Carla la tomó de la mano con firmeza y la llevó corriendo a su habitación. Quería enseñarle sus muñecas preferidas, su cama de princesa y el libro que pensaba leer aquella noche.

La habitación era un mundo rosado, lleno de inocencia. Antonella se sintió abrumada por la dulzura del entorno.

Entonces, Sonia, la niñera, entró con una bandeja de cena.

—Señorita Carla, he traído su… —se interrumpió al ver a Antonella

—Sonia, te presento a mi mamá: Antonella —dijo Carla emocionada.

La expresión de Sonia se volvió seria por un momento.

—Mucho gusto, señora. Soy Sonia, la niñera de Carla. Vine a darle la cena y prepararla para su descanso.

—No es necesario —dijo Antonella amablemente—. Hoy me encargo yo.

—Ese es mi trabajo, señora. El señor no me informó que usted…

—Ahora ya lo sabes —dijo Camilo, entrando de repente—. Antonella es mi prometida y pronto será oficialmente la madre de Carla. Necesito que le hables sobre sus horarios y rutinas. De ahora en adelante, ella estará más involucrada.

—Como usted diga, señor —contestó Sonia con una sonrisa tensa mientras se retiraba—. Con permiso…

Sin embargo, al cerrar la puerta, su rostro cambió. Se sintió invadida por la ira, los celos y la frustración. Durante años había deseado que Camilo la notara. Y ahora, todo se desmoronaba por culpa de esa mujer. No iba a rendirse tan fácilmente. Mientras tanto, en la habitación, Antonella y Camilo cuidaban juntos de la pequeña: la bañaron, le leyeron su cuento favorito e hicieron voces graciosas que la hacían reír a carcajadas. Era una escena ideal: una familia en crecimiento.

Finalmente, cuando Carla se quedó dormida, Camilo tomó la mano de Antonella y la llevó a su cuarto.

Una vez allí, cerró la puerta con el pie y la abrazó desde atrás, apoyando su cara en su cuello.

—¿Me harías el honor de pasar la noche conmigo? —susurró—. Bueno… si logras escaparte de Carla, por supuesto.

—Señor abogado, usted es bastante apasionado, ¿no lo cree?

—Solo cuando estoy contigo —contestó, girándola para besarla.

—¿Era solo mi percepción o la niñera parecía incomoda por mi presencia?

Camilo soltó un suspiro.

—Yo también lo noté. Pero no te preocupes, hablaré con ella. Sonia ha cuidado de Carla desde que era una bebé. Quizás solo esté confundida.

Antonella entrecerró los ojos.

—Espero que solo sea eso. Porque si mira a mi hombre, le daré una lección.

—Ay, Dios… te ves tan atractiva cuando estás enojada —rió Camilo, empujándola suavemente sobre la cama—. Me encanta cuando te pones celosa.

—Pues prepárate, porque pienso proteger a mi futuro esposo con todo.

—Eres perfecta para mí, Antonella. No me interesa nadie más.

Y en ese instante, la besó con una mezcla de ternura y deseo. Esta vez, la ropa cayó sin prisa. Era un reencuentro que iba más allá de lo físico: sus almas se conectaban.

La noche transcurrió entre caricias, susurros y suaves risas. Pero, a cierta distancia, una sombra aumentaba. Sonia no dormiría esa noche. Estaba decidida a acabar con aquello que nunca pudo tener.

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Martha Ordoñez
gracias escritora por tan bonita novela bendiciones sabiduría para que sigas inspiradote más
Yuly Ponce
Muy hermosa historia felicidades ❤️
Mariale
buenísima
Luz Cuadrado
Linda historia. Felicitaciones 👏
Rosa Amalia Lopez
La mamá de la niña.....
Monica Lopez Cortes 🇻🇪🇦🇷
excelente,, felicidades autora 💝🤗🎁 súper recomendada historia ,,,más apoyo y likes para esta obra
la Bambin Ecuador
felicitaciones a la escritora !! excelente redacción y historia
JORISBEL FLORES BRITO
Muy buena felicidades 👏👏👏❤️👏👏
Liddel Calzada
bella y diferente está novela me encantó todos tuvieron lo que se merecían súper infinitas bendiciones para la autora ❤️❤️
Liliana Guzman Bonilla
creo que se salto un o más capitulos, por qué no entendí
Tatiana Aricapa
mediato mucho tu novela hubieron muchas emociones juntas me encanto el final
Yulianni Casanova
una novela muy buena éxitos
Luna_Jago
💕💖
Luna_Jago
💖💕
Luz Nelly Gonzalez Rambay
muy buena muchas gracias
Ethel Gomez
Muy buena trama, me gustó la historia felicidades autora.
Norma Angelica Trujillo Green
es la niñera, ella dijo que se vengaria de Antonela y camilo
Chiqui Velardez
está buenísima la novela y la unión que consiguieron después de haber sufrido tanto es maravillosa
Luna_Jago
💜💜
Vane Medina
preciosa historia
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