Mi Gordita Bella.

Cuando Sergio termino de contar su historia, Mia lloraba desconsoladamente junto con el. Ella no podía decir palabras. Solo se acostó con el y lo abrazo muy fuerte y logro decir un par de palabras.

Mia: Lo siento mucho.

Sergio, lloro como hace mucho no lo hacía, aún le dolía como si hubiera Sido ayer. Sin darse cuenta, los dos se quedaron abrazados y dormidos en el cuarto de Sergio.

Al día siguiente Sergio se levantó muy temprano, y Miro a Mia acurrucada en su cama, tapada con una sábana y con una cara tan angelical. Se paró, tomo una ducha y cuando salió del baño Mía abrió los ojos.

Mía estaba bastante sorprendida, sólo recordaba lo que pasó ayer ya que después de eso se quedó dormida.

Mía: Buenos días?. Perdón por quedarme dormida aquí no quiero que pienses mal de mi.

Sergio: No te preocupes Mía, puedes pasar al baño a tomar una ducha.

Mía: Pero puedo ir a mi habitación.

Sergio: No le veo el caso, es exactamente lo mismo aquí o aya.

Mía: Estabien estoy de acuerdo.

Mía tomó una ducha, al salir vio a Sergio haciendo unas llamadas así que solo le murmuro.

Mia: Donde puedo agarrar más toallas.

Sergio le señalo la puerta gris que estaba a un costado de la cama. Así que Mia supuso que era el closet y tal vez ahí abría más toallas.

Mía abrió El closet y valla, se quedó en completo shock, era seguramente mucho más grande que su cuarto, estaba lleno de Miles de trajes de todos los tipos y de todos los diseñadores, había demasiados pares de zapatos y demasiados perfumes carísimos. Mía se quedó un rato parada admirando todo lo que había ahí, pero la voz de Sergio la saco de sus pensamientos.

Sergio: Sucede algo?.

Mia: Sergio Maldonado, es esto en serio?.

Sergio:Qué pasa?.

Mia: No es posible tener un closet tan grande, y menos con una cantidad exorbitante de cosas.

Sergio: Pues supongo que perdón.

Mia: Pero bueno, es solo que es demasiado raro, jamás había visto una cantidad tan exagerada de trajes, bueno si, solo en las tiendas, y creeme que no están surtidas.

Sergio: jajaja será mejor que te cambies y bajemos a desayunar, que en un rato más empezarán tus clases.

Mia: De acuerdo te veo abajo.- Le dijo a Sergio mientras le daba un beso en la mejilla y salia de la habitación.

Sergio se quedó parado en su lugar tocándose la mejilla como un tonto. Esa chiquilla sin duda lo hacía volverse loco, por un momento lo traía tan enamorado y por otros lo hacía enojar, pero sin duda lo hacía muy feliz.

Mientras Mía se cambiaba en su cuarto, se puso a pensar que la perspectiva que tenía antes de Sergio, ya tenía completamente sentido, por eso era tan distante, y de muy pocas palabras, había vivido un trauma terrible, pero ella lo haría cambiar esa manera de ser, ella quería que fuese feliz y aunque no lo logrará por lo menos lo intentaría.