Eros Y Psique

Comencé a realizar trabajos delictivos para que me tuvieran confianza y un año de estar allí logre me enviaran a Rosario con una rama importante del cartel. Mi trabajo vender porros y bolsitas blancas. Una vez por mes mandaba informes en mensajes en un juego en línea. A veces jugando hablaba con una alfa llamada Alma y conversamos de la vida, sueños y su gata Luna, hija de una gata que había tenido y se llamaba Sombra. Siempre que hablamos de ella, yo recordaba a mi Alma y mi Sombra, y aunque estuvimos poco tiempo juntos la sentía que la conocí una eternidad. Con el juego podía sentir que yo vivía de nuevo con mi Alma. Y no me sentía tan solo en esta misión. Los días se seguían haciendo eternos, de a poco fui siendo custodio, para las entregas más grandes, ya no vendía menudencias en la calle. mi segundo año allí comencé a viajar a otras partes del país donde estaban trabajando grupos del cartel y recopile mucha información, lugares grandes y chicos y sus nombres enviaba en los mensajes chat por el juego a mi equipo, y seguía en contacto con Alma, ella tenía el poder que otro no, y solamente con un clic en mi personaje me hacía olvidar todo. Ella era mi hechicera, curador, un elfo dorado, y siempre hacíamos equipo, yo era un tanque, un guerrero sangriento, hacía frente a cualquier boss si ella estaba conmigo, me daba tranquilidad y paz, en el juego y en la vida, pues podía tener el día más desquiciado y terrible en mi misión, pero ella me hacía clic y pedía equipo y yo me olvidaba de todo y vivía en mi juego, en Alma.

Al tercer año fue poniéndose difícil la situación, filtraron información que había un soplón en el grupo comando y las conexiones con ellos se cortaron o distanciaron para que la misión no fuera afectadas, pero seguí jugando en línea, me hice fanático y hasta estaba entre los mejores junto a la alfa, éramos un equipo raro, no usábamos magia negra de los orcos ni pociones oscuras de los enanos. Solo jugábamos nosotros dos.

Una mañana nos llamaron que fuéramos a Tartagal y de allí nos enviaron a la Quiaca de allí tomamos un camión hasta La Paz y de allí al Machi Pichu de mochileros. Quien nos veía creían éramos cinco aventureros, pero llevábamos mucha mercancía, armas y pastillas, todas las mochilas tenían doble fondo. No me dio tiempo a despedirme, al día siguiente nos juntábamos con Alma en el juego para un evento, nunca le había fallado a pesar de trabajar encubierto.

Y este viaje que empezó una madrugada para ir a Salta termino con dos años en Perú. Al estar en esta selva perdí contacto con la Alfa y me volví más retraído y distante. Un día nos emboscaron y solo quedamos dos, el jefe y yo. Cómo siempre me salió mi deseo de protección a los demás antes que a mí y lo salve y salí herido, y aunque pensé que este tipo sanguinario y duro un Delta recio y silencioso me dejaría como a los demás, luego de la balacera, regreso y me llevó en su hombro, como costal de papas. En una cueva, me bajó y me ayudó con las heridas, a pesar de no tocar ningún órgano vital, sangré mucho y estaba débil. Caín al ver mi estado y a pesar de ser un enigma, se acercó a mí y libero feromonas tranquilizadoras, por alguna razón hicieron efectos en mí y me dormí. mí lobo Hati, que no lo escuchaba desde el día que desaparecí, me regaló, por sentir que engañaba a Sköll. Dormitando le dije que ya no estaba, ya hace mucho. Y el respondió mi luna sigue en buenos aires, está donde la dejamos hace cinco años, y dije, te olvidas Alma murió hace diez. Y gruñó y me respondió siempre tan tonto, ella estaba con nosotros siempre, y hace cinco la dejaste sin despedir, no la veníamos, pero se sentía, lloró en silencio y dijo, te dejo, no soporto el olor de este Delta. Me dormí pensando lo que dijo mi lobo, y con una sensación de calor en mi alma por estas Feromonas tan suaves y delicadas, nunca creí que un delta tan fuerte tuviera el aroma a café y magnolias. Hacía tantos años que no me sentía así y dormí plácidamente entre esas rocas húmedas de la cueva.

Dos días después desperté, en un colchón cálido y duro, toque músculos definidos y marcados, estaba en el pecho del Delta, me asusté por haber acariciado esos pectorales y quise escapar, pero me aferró con su brazo, por mi cintura y dijo con su voz ronca y áspera, no te muevas, sigues herido y no quiero pierdas calor, yo el enigma más fuerte de mi brigada acepté sin decir nada, apoyando otra vez mi mejilla en su pecho, él agarró mi mano que había levantado y la volvió donde yo acariciaba al irme despertando, no sé si era el hambre, o que perdí mucha sangre o seguir entre dormido, pero me dio tanta paz que me acurruque en él y seguí durmiendo, su aroma me envolvía y me sentía tan protegido como niño en brazos de sus padres. Inconscientemente llegue a su cuello y respire su aroma desde que me libero su esencia, cada segundo me hacía más adictivo a él y quería más despierto o dormido, buscaba más y más.

Caín me abrazaba y no dejaba que me moviera no tanto por qué no perdiera el calor de su refugió, sino para que no me diera cuenta lo que provocaba mis movimientos inocentes entre sus piernas, que le apretaban el pantalón en cada roce de mis piernas o mis gluteos. cuando me acurruque en su cuello, su lobo despertó y al verme dijo Hati y mí lobo no lo escucho estaba enojado y había roto contacto conmigo.