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¡Le Vendí Mi Virginidad!

¡Le Vendí Mi Virginidad!

Status: Terminada
Genre:Amor a primera vista / Novia subastada / Amor-odio / Contratadas / Venderse para pagar una deuda / Completas
Popularitas:13.7M
Nilai: 4.5
nombre de autor: Ana de la Rosa

En está historia veremos a una joven, dispuesta hacer lo que sea para salvar la vida de su mamá, pero, ¿Qué pasará con ella, si en el proceso se enamora? Los invito a leer.

NovelToon tiene autorización de Ana de la Rosa para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap.23

— No soporto que esté con Sorimar. — El lápiz crujía bajo la presión de sus dedos, una pequeña víctima de la furia que le hervía en las venas a Eykel Cáceres. Su mirada, oscura como la noche, se clavó en la pared.

— ¡Dios santo, Eykel! ¡Hace años que te conozco! Jamás te había visto tan... Obsesionado por una mujer. Confiesa de una vez ¡Te gusta Sorimar! ¡Estás ardiendo de celos porque Maicol Green es su jodido prometido! Estás enamorado de ella.

La risa de Eykel fue un sonido hueco, un eco cruel. — ¡Qué tontería dices! ¡Jamás! Aunque... No puedo negar que tiene esa belleza... esa forma de caminar que te rompe el aire, y unos atributos que... te hacen perder el juicio.— Sus ojos brillaron con un destello fugaz.

— ¡Deja de disfrazar las cosas! Entonces, ¿por qué este puto interés en ella, en su relación con Maicol? ¿Qué demonios tramas?

Eykel se recostó en su silla, y suspiró profundamente saboreando un plan. — Quiero destruir a Maicol Green. Está ciegamente enamorado, vulnerable. Ella... ella es la ficha clave. El objetivo perfecto para hacer de su vida un puto infierno. Y de paso... voy a pulverizar la Agencia Green.

— ¿Y qué piensas hacer? La edición termina en un mes, Eykel. Sorimar desaparecerá de esta agencia, de tu vista. Se acabó el juego.

— Por ahora... nada. Dejaré que se cueza a fuego lento. Pero mi objetivo... mi única meta, es ver a ese hijo de puta llorando por amor.

Mientras tanto, Maicol pasó por su prometida, para llevarla a la Agencia Cáceres. Pero Sorimar se negó, rotundamente. No soportaba la idea de que volviera a repetirse la horrible escena del anterior. Le tocó ir sola, con la sensación de ir a una lucha de boxeo, pues su amigo Luchi, el único que le daba algo de alivio, estaba en un aeropuerto, recibiendo a su pareja.

Ella legó a la agencia. El aire era denso, cargado de una electricidad asfixiante. Otro día bajo el escrutinio de los ojos hambrientos. Quería que esa pesadilla fotográfica terminara ya.

— Sorimar, querida. ¿Cómo te sientes? Espero que hoy no haya más inconvenientes y podamos... continuar con la sesión de fotos. — dijo Paola, con su falsa dulzura, rellena de veneno.

— Gracias por tu preocupación. Eres tan... amable. — El sarcasmo era un puñal afilado en la voz de Sorimar.

— ¿Y dónde está tu amigo, el... raro?

— Se llama Luchi. Y deja de llamarlo así. Y para tu información, ahora mismo está follando con su novio. ¿Te sirve el dato? ¿O quieres seguir interrogandome?

Paola arqueó una ceja, ignorando sus preguntas. — ¡Qué romántico! No sabía que la pajarita tenía pareja. ¡Pero bueno! Todos tenemos derecho a coger, ¿no? Anoche pasé un rato con Eykel muy, muy rico. No te imaginas lo que...

— ¡Qué lástima que te conformes con migajas! — Sorimar la interrumpió, con el rostro encendido. — Y deja de contarme tus aventuras de una noche. No me interesan. Con permiso.

A Sorimar no supo qué le quemaba más el pecho: si la absoluta estupidez de Paola o la punzada de saber que Eykel podía estar con cualquiera y con ella no. El nudo en la garganta era un ancla que la hundía. Levantó la mirada al techo, y en un susurro desesperado le rogó al cielo: “Señor, dame la fuerza para no matar a nadie el mes que me queda de trabajo en esta agencia”.

Eykel la vio. Y se dirigió a ella con la arrogancia de un rey. — Vaya, vaya... ¿Tu noviecito no te trajo? Qué extraño, ¿verdad? ¿Se aburrió de ti?

— ¡Me tienes harta! ¡Deja de meterte con él! ¡Imbécil! — explotó ella, cada palabra un golpe.

— No me hables así. — Su voz, baja y peligrosa, la obligó a mirarlo a los ojos.

— ¿Qué te molesta tanto, Eykel? ¿Ver a Maicol... o verlo conmigo? — La pregunta era una flecha, lanzada a ciegas.

— Verlo... A él. — La respuesta fue seca, final, una pared de hielo. — Podemos empezar con la sesión.

Eykel sintió el deseo escalar hasta su locura. Verlos separados no era suficiente; quería ver a Maicol quebrarse, llorar su pena en público. Se juró a sí mismo: No se alejaría de Sorimar. No hasta ver su objetivo cumplido, no hasta que Maicol estuviera de rodillas. Después... después la dejaría tranquila, para que se fuera con quien se le antojara. El contrato era una mera excusa.

— Estoy lista. — Una voz resonó a sus espaldas.

Eykel se giró y su respiración se cortó. — ¡Wao! ¡Qué... deslumbrante! — La exclamación fue sincera, visceral.

Ella no parecía una modelo. Parecía una aparición. Un sueño bordado. Tenía puesto un vestido blanco de novia, con bordados de piedras que captaban la luz y un escote atrevido que no dejaba lugar a dudas. Una princesa que se había escapado de su cuento.

— ¿Ahora solo me vas a... mirar?— indagó ella.

Él no pudo contestar. Solo pudo tragar en seco, su reacción una confesión muda que lo enfureció aún más.

Las fotos terminaron en un silencio tenso.

— ¿Ya me puedo ir? — preguntó Sorimar, deseando huir de esa jaula.

— Sí, claro. ¿No vas a ir a casa de mi madre? Ella insistió en que te llevara. Pero si no quieres, no pasa nada. Entiendo que tienes... compromisos más urgentes.— sus palabras fueron de pura persuasión.

— No creo que sea correcto que esté visitando tu casa.

— De acuerdo. Le diré exactamente eso a mi madre. Entonces, puedes irte.

Sorimar salió a la calle, el alivio mezclado con una extraña amargura. Mientras esperaba un taxi, una anciana, débil y temblorosa, le pidió ayuda para cruzar la calle. En ese instante, Sorimar sintió un escalofrío: recordó a la señora Cáceres, con esa misma fragilidad.

Mientras tanto, en el interior de la agencia, Eykel Cáceres se torturaba con el trabajo, tratando de sofocar la lava que le corría por dentro. Lo que sentía era nuevo, desconocido. Intentaba convencerse de que era solo la obsesión por destruir a Maicol, pero esa obsesión... se estaba transformando en algo más turbio, más personal.

Intentaba concentrarse en un comercial. Imposible. Los fantasmas del pasado llegaron sin piedad. “Uno nunca deja de extrañar a alguien... uno solamente aprende a vivir con el enorme y sangrante vacío que dejó su ausencia”, pensó en voz alta, las palabras llenas de pesar.

Un golpe seco en la puerta lo devolvió al presente.

— Adelante.

Una voz urgente, ansiosa, cortó el aire.

— ¡Llévame con tu mamá!

1
Micaela Machado
excelente novela me encantó muchísimo
Maby Isela Moreno
Excelente
Susi Lorenzatti
Una de las mejores, felicitaciones 👏🥰🔥🇦🇷
Ester Gonzáles Rodriges
bonita historia, continúe escribiendo y bendiciones para usted
Ester Gonzáles Rodriges
Excelente
Crisbel
Si de fácil 😭
Ester Gonzáles Rodriges
Excelente
Noerlin Mata
Me encanto, este libro .😍
Alexander Ballesteros
muy buena
Antonia
Muy bonita novela
Yomaira Pacheco
muy bonito gracias felicidades
Dolo Pavon
Excelente
indiecitajaque@hotmail.com
buensima gracias autora
Noris Edith Moreno Labastide
Ay dios mio cm gozo cn ese luchy 😂😂😂😂 esos 2 van a quedar juntos
Sami Gadea
excelente 🌹 me encantó de principio ah fin
Sami Gadea
excelente 🌹 me encantó de principio ah fin
Yuri Perez
jajajaja 😂🤣
Yuri Perez
Luchi 😭
Yuri Perez
órale 😜
Yuri Perez
Ojalá y ese cambio de Inés sea cierto.
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