En la penumbra de un mundo que pocos osaban mirar, nacía una niña destinada a cargar un deber más grande que ella misma. Su sangre era un puente entre mundos: mitad vampiro, mitad bruja, y su destino ligado a uno de los seres más temidos de la noche: El Príncipe Vampiro
Su existencia, frágil y poderosa a la vez, despertó susurros de miedo y esperanza entre aquellos que conocían la verdad. Nadie podía tocarla sin consecuencias, y nadie debía apartarla de su camino: la unión con el príncipe no era un capricho, era un deber. Una unión que cambiaría el equilibrio dos mundos y que, de alguna manera, dependía de su supervivencia y su aceptación.
¿ El único problema? : Ambos se odiaban y ella odiaba el Clan.
⚠️❗️🔞 - Bocavulario inapropiado, Amoríos, maltrato emocional, Sangre .
NovelToon tiene autorización de Milagros Perez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Una herida que no cerró
Si el aire pudiera cortarse, habría necesitado una espada. Llegamos y era una guerra.
—¿Cuánto tiempo pensabas seguir ocultándolo? —Richard escupió las palabras con un rencor .
El Rey, sentado en su trono, no se inmutó. Su voz fue grave, cansada, pero firme:
—No era a ti a quien debía explicarle.
Richard rió sin alegría.
—Claro… porque todo lo que tenía que ver con ella siempre fue tu secreto.
El Rey alzó la mirada, clavándola en él.
– Papa... - me acerqué un poco, Gabriel miraba a su padre serio
—No hables de ella como si te perteneciera. Sabes tan bien como yo que ella eligió… hasta el final.
Richard apretó los puños.
El sonido de sus nudillos crujir resonó en la sala.
Gabriel y yo nos miramos más perdidos aun.
—Eligió, ¿eh? ¿De verdad vas a repetir esa mentira delante de tu mi? —dijo, alzando la voz—. Lo único que eligió fue sobrevivir, ¡y tú no le diste salida!
No me gustó el brillo de furia en los ojos de Richard.
Tampoco el modo en que el Rey lo miró de vuelta, como si hubiese heridas viejas enterradas demasiado hondo.
El Rey se puso de pie, llegando a él, Gabriel se interpuso evitando que avanzará.
—Lo que ocurrió entre nosotros no es asunto tuyo.
Y mucho menos un pretexto para tus ataques.
Richard dio un paso adelante, los hombros tensos, el rostro endurecido.
—No fue solo entre ustedes. Yo también… —se interrumpió, como si las palabras hubiesen querido escapar pero se las hubiera tragado—. Nunca te importó lo que ella quería de verdad. Ni siquiera supiste protegerla.
Otro paso.
La distancia entre ellos se redujo a un par de metros.
Pude ver cómo Richard alzaba la mano, furioso, dispuesto a golpearlo.
No lo pensé.
Me moví por puro instinto.
Me interpuse justo cuando e brazo de Richard descendía.
El golpe me alcanzó en el rostro, duro, haciéndome tambalear un poco.
—¡Evelyn! —la voz Gabriel sonó, sorprendido. Richard se congeló en seco.
– ¡¡Suficiente!!
Apreté los dientes y alcé la mirada hacia mi padre.
—. No eres así padre, No es el hombre que conocí. ¡¡Reacciona!!
Mis hermanos llegaron en ese momento viendo el golpe en mi rostro, la cara de todos era acusador y sorpresivo directo a mi padre.
Richard se quedó inmóvil, respirando con fuerza.Vi el brillo de la ira apagarse un poco cuando sus ojos se encontraron con los míos.
—No entiendes nada. Solo eres una Niña —murmuró, bajando el puño lentamente.
—Tal vez —respondí—. Pero golpearlo no va a devolver nada… y tampoco va a honrar lo que ella fue para los dos.. o lo que sea que paso ahí.
El Rey desvió la mirada un instante, con el rostro endurecido, pero no dijo nada.
– Quiero saber solo una cosa.. - mire a el Rey– Gabriel y Adrián . ¿Son mis hermanos?
El Rey negó, junto a li padre y largue un suspiro más que pesado y aliviado. Pude notar a Gabriel y mis hermanos hacer lo mismo.
Richard retrocedió un paso, bajando la cabeza, y esa fue la primera vez que lo vi parecer… derrotado.
Mobi mi mejilla, más molesta por la situación que por el dolor.
— Es mejor que dejen esto cuando todos se calme.– Agrega Marcus mirándome el rostro, sus ojos miraron furioso a Richard.
El Rey suspiró y se fue a paso pesado hacia su habitación.
Richard se fue hacia el otro lado pero aun sentía su enojo.
– ¿Cómose te ocurre meterte Ev?.
Estaba rodeada por mi cinco hermanos, Gabriel estaba igual que molesto pero su cara estaba serio, aunque en mi pecho sentí un ardor.
– Estoy bien... Vamos a comer
El almuerzo fue tranquilo, los chicos contaban su día mientras yo comía en silencio, Gabriel no dejaba de mirarme con esos ojos que aún no descifraba.
••
Mi habitación estaba en penumbra, solo iluminada por la luna que entraba por la ventana.
Apenas había terminado de bañarme y cambiarme cuando escuché un golpe seco en la puerta.
Richard entró, cerrándola tras de sí con más fuerza de la necesaria.
—¿Te das cuenta de lo que hiciste? —
Su voz cargada de esa mezcla entre furia y decepción que me pinchaba más que cualquier herida.
—Sí. Evité que le rompieras la cara al Rey en su propip salón. Y liberándose una muerte fija. De nada.
Su ceño se frunció aún más, dando un paso hacia mí.
—No era tu lugar.No debiste interponerte.
Solté una risa seca.
—Perdón por no quedarme quieta y mirar cómo mi padre pierde el control delante de todos. A veces tengo reflejos… humanos. Es lo que una familia hace.
Mis hermanos escucharon los gritos desde sus habitaciones, Marcus ya estaba listo en el pasillo.
Richard apretó la mandíbula.
—Sigues siendo demasiado sentimental. Eso no te llevará a nada en este mundo. Te romperán y jugarán contigo Evelyn.
Mi sonrisa se borró, esta vez algo en su tono me dolió más de lo que quería admitir.
—¿Sentimental? —pregunté, con voz más baja—. Creí que eso era algo bueno… al menos entre familia.Pero parece que hace mucho dejaste de pensar así.
Él bajó la mirada un segundo, pero enseguida volvió a erguirse, como si quisiera ponerse una armadura invisible.
—Esto no es sobre sentimientos, Evelyn. Es sobre sobrevivir. Y la gente que vive de recuerdos y emociones termina rota.
Mi garganta se apretó.
No quise llorar, no frente a él, pero di un paso hacia adelante.
— Mira quien lo dice ¿por eso callas todo lo que sabes?—¿Por eso me dejas a oscuras?—¿Qué estás ocultando, padre? —pregunté alzando un poco la voz—. ¿Por qué ni siquiera puedes hablar conmigo?
Richard tensó los hombros.
Sus ojos, por un segundo, parecieron mostrar algo más que rabia: dolor, viejo y enterrado.Pero volvió a apartar la mirada.
—No todo debe contarse
—¡Dime por qué estás así! —exclamé—. Al menos dime eso.No tienes que cargar con todo tú solo.No voy a juzgarte… pero necesito saber la verdad, y todos acá estamos preocupados ¿ Acaso te importa lo que pensamos ?
La respiración de Richard se volvió más áspera, pero no respondió.
Se quedó allí, como una estatua, con los puños cerrados.
Sentí que el nudo en mi garganta se hacía más grande.
Me mordí el labio para no soltar las lágrimas que quemaban detrás de mis ojos.
—No puedo seguir adivinando qué demonios pasa Papa. —dije al final, apenas un susurró, con los ojos cristalinos —. No puedo seguir viéndote así sin entender por qué. Dime.. ¿Porque me miras como si fuera mi culpa?
– Me avergüenzas.. No apéndice nada de lo que te enseñé
Kael y Marcus entraron junto a los demás.
– Suficiente.. No se te ocurra decirle algo más- Gruñó Marcus
Me miró como si la rabia misma era mi culpa— Eres débil. Igual que ella. ¡¡Tenías que haber sido tú en ves de ella!!
– !!Richard ¡¡– Gritaron mis hermano, apreté mía dientes, mis ojos ardían me tuve que dar vuelta, mis palmas sangraba de la presión de mis dedos.
Él se dio media vuelta con un gesto brusco y salió de la habitación.
– Ev..
– Estoy bien.. Necesito estar sola, por favor - mi voz salio tan débil que ni siquiera pude escucharme
El silencio que dejó fue ensordecedor.
Me dejé caer sobre la cama.
Odiaba sentirme tan vulnerable, odiaba aún más que él no confiara en mí, Que todo ese mal que tenía me lo hacía pagar y no sabía nada.
Mire a la ventana, mis lágrimas salían en silencio, salí a la terraza sentía que el aire ya no debía ser permitido. Nose cuanto estuve en el techo mirando, cuansl senti a Gabriel.
No dije nada.
Tampoco él.
Por un instante, simplemente nos miramos. Se recostó a mi lado en silencio.
Comprendí que había escuchado la discusión.Y que había esperado.
—Estoy bien —dije al fin, en voz baja, intentando sonar ligera pero con el hilo de emoción quebrándome—. Ya sobreviví al drama familiar .
—No voy a dejarte sola, Después de todo estamos los dos metidos en esto. —respondió, con voz baja, grave, pero suave.
Y por primera vez en toda la noche, sentí que el nudo en mi pecho se aflojaba, aunque fuera un poco.
••