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Fernando López: La Elección de un Hombre

Fernando López: La Elección de un Hombre

Status: Terminada
Genre:Mafia / Matrimonio arreglado / Amor eterno / Amante arrepentido / Completas
Popularitas:0
Nilai: 5
nombre de autor: Tânia Vacario

FERNANDO LÓPEZ fue obligado a asumir a una esposa que no quería, por imposición de la “organización” y de su abuela, la matriarca de la familia López. Su corazón ya tenía dueña, y esa imposición lo transformó en un Don despiadado y sin sentimientos.
ELENA GUTIÉRREZ, antes de cumplir diez años, ya sabía que sería la esposa del hombre más hermoso que había visto, su príncipe encantado… Fue entrenada, educada y preparada durante años para asumir el papel de esposa. Pero descubrió que la vida real no era un cuento de hadas, que el príncipe podía convertirse en un monstruo…
Dos personas completamente diferentes, unidas por una imposición.

NovelToon tiene autorización de Tânia Vacario para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 22

La tarde caía lentamente sobre Madrid.

Elena, sentada en un sillón de la sala, estaba concentrada en la lectura de una novela cuando sonó el timbre. Carmem fue a abrir, y luego la voz grave de Raúl, el fiel secretario de la familia López, resonó por el apartamento.

—Buenas tardes, señora López. Vine personalmente a traer un recado de Don López.

Elena cerró el libro y se levantó con gracia. Raúl le entregó un sobre membretado, prefirió explicar personalmente:

—Esta noche habrá un cóctel de negocios, promovido por aliados importantes de la familia. Como esposa de Don, es imprescindible que la señora lo acompañe.

Helena asintió con naturalidad, aunque por dentro el corazón se aceleraba. Era la primera vez que sería presentada oficialmente en el medio social de Fernando. La palabra "esposa" sonaba aún extraño a sus oídos, pero también cargaba un peso que ella estaba determinada a sostener.

—Estaré lista —respondió con firmeza.

Raúl sonrió discretamente, aliviado.

—Como siempre, puedo auxiliarla en lo necesario. Providenciaré un coche extra para la peluquera y la maquilladora, si lo desea.

—Gracias, Raúl. Haré contacto.

Cuando él partió, Elena permaneció algunos instantes en silencio. El momento había llegado: dejar de ser apenas la joven esposa confinada en el ático y mostrarse, delante de todos, como la señora López.

Aún aquella tarde, Elena llamó a una profesional de su confianza, que prontamente envió un equipo al apartamento. La sala fue transformada en un atelier improvisado: espejos iluminados, cepillos, peines, paletas de maquillaje y perfumes ocupaban las mesas.

Elena, con su disciplina de años de preparación, se mantuvo calma. Se sentó delante del espejo y permitió que las manos habilidosas de las especialistas trabajasen.

—La señora tiene una piel perfecta —elogió la maquilladora, mientras esparcía la base con precisión—. Realzaremos sus ojos, para dar aún más impacto a su presencia.

Elena sonrió tímidamente. Estaba acostumbrada a elogios, pero sabía que, aquella noche, no bastaba con estar bonita: necesitaba impresionar.

El cabello fue recogido en un moño elaborado, con hilos delicadamente sueltos alrededor del rostro, revelando la nuca de manera sofisticada. El maquillaje destacó los ojos verdes, delineándolos de modo intenso, y los labios ganaron un tono rubí que transmitía elegancia.

Por fin, vino el vestido. Uno largo de seda negra, justo en el cuerpo en la medida justa, que dejaba la espalda enteramente a la vista. Las joyas eran el último presente de su padre...

Cuando se miró en el espejo, Elena mal reconoció la propia imagen. No era más la joven que había esperado diez años por un matrimonio arreglado. Era una mujer preparada para ser vista, para ocupar el espacio que le cabía.

Mientras el reloj avanzaba, Elena caminaba por la sala del ático, ya lista. Los tacones resonaban en el mármol, el perfume suave llenaba el ambiente. Ella aguardaba a su marido con paciencia, pero el corazón latía fuerte.

Fernando llegaría en cualquier momento. ¿Cómo reaccionaría al verla así? Él, que siempre mantenía distancia, que nunca se permitía demostrar emoción. Elena sabía que no podía esperar declaraciones, pero deseaba, al menos, una mirada de reconocimiento.

Carmem, que observaba desde lejos, no contuvo una sonrisa. María del Pilar estaba en lo cierto, la pequeña señora López lograría domar a Fernando.

—Señora López, está deslumbrante. Estoy segura de que Don quedará impresionado.

Elena agradeció, pero mantuvo la serenidad. No quería crear expectativas, su misión era clara: representar el nombre López con dignidad.

El sonido de la puerta abriéndose quebró el silencio. Fernando entró, exhausto del día corrido en la oficina. Largó la carpeta sobre la mesa, sin notar de inmediato a su esposa.

Cuando finalmente alzó los ojos, paró. La primera cosa que vino a su mente fueron las palabras de Alejandro llenas de elogios para con su esposa.

Elena estaba delante de él, imponente en su vestido negro, los hombros erguidos, la postura impecable. Por un instante, Fernando se olvidó de respirar.

El impacto fue inevitable: aquella no era más la joven tímida que se casó. Era una mujer que transbordaba confianza.

Él disimuló el desconcierto, carraspeando.

—¿Estás… lista?

—Sí —respondió Elena, sin desviar la mirada.

Un silencio pesado se instaló. Fernando no era hombre de elogios fáciles, pero ella notaba el efecto que le causaba.

—Estás elegante.

Elena aceptó la observación como una victoria. No esperaba palabras dulces viniendo de él.

—Seré rápido...dame algunos minutos.

—Sí.

Elena observó a su marido alejarse rápidamente. Se sentía victoriosa.

Fernando, por su parte, sabía que sería una larga noche...

......................

Llegaron al salón lujoso de un hotel histórico de Madrid poco después de las 9 de la noche. Los flashes de las cámaras, discretamente posicionadas, se volvieron hacia ellos así que atravesaron la entrada.

Fernando caminaba con la misma imponencia de siempre, el brazo ofrecido a Elena, que se mantuvo a su lado con naturalidad.

Las personas murmuraban al verla. Muchos sabían de Valeria García, la exnovia de Fernando, y ahora observaban por curiosidad a la joven esposa que surgía por primera vez en público.

Elena saludaba a los presentes con educación, sonreía con discreción, y cada gesto revelaba la elegancia de quien había sido preparada durante años para aquel papel.

En cierto momento uno de los socios más antiguos de la familia López se inclinó hacia Fernando:

—Señor López, debo decir que su esposa es una joya rara. Su elegancia es impresionante.

Fernando no respondió de inmediato. Sus ojos estaban fijos en su esposa, que conversaba con dos señoras influyentes como si las conociese de larga data. El orgullo que sintió fue inesperado.

Durante todo el evento, Fernando se mantuvo próximo a su esposa, observando cada interacción. Cuando hombres más osados intentaban aproximarse demasiado, bastaba el peso de la mirada de Fernando para que retrocediesen.

Mientras brindaban, Fernando se inclinó discretamente en su dirección.

—Estás saliendo mejor de lo que yo imaginaba.

Ella sintió el aliento caliente en su cuello, intentó disimular el intenso escalofrío.

—Apenas cumplo mi papel.

Ellos continuaron interactuando con los otros invitados, de vez en cuando, Fernando palmoteaba la mano en las espaldas desnudas de Elena para conducirla entre las personas y eso la estaba llevando a la locura...

Pero Fernando percibió y eso lo llenó de contento, saber que su esposa no le era indiferente.

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