¿Cuál Es La Verdadera Cara de Julieta Sanz?
Julieta Sanz una joven que ha vivido su vida bajo el control de su madre y religión. Aparentemente teniendo la vida perfecta, con el novio perfecto siendo incluso admirada y envidiada por la máscara perfecta que lleva consigo.
Todo eso cambia cuando conoce a Magnus, un hombre que cambia por completo su vida.
Israel es un viejo amigo de Julieta que ahora es policía y se ve involucrado en la historia cuando una llamada lo despierta en mitad de la noche.
¿La verdadera cara de Julieta, será realmente la de un mounstro o la de un simple humano?.
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Capitulo 21: El color de la rebelión.
Cuándo al fin encontré a Magnus, lo vi sosteniendo varios vestidos. Él al percatarse de que lo observaba me dirigió la palabra.
— ¿De que color será tu primera rebelión?— me preguntó sosteniendo varios vestidos en las manos.
Si realmente quería llamar la atención, debía usar algo que nadie más llevaría, además debía tener un significado singular para poder lucirlo con seguridad.
— Rojo, es el color con el que marcas lo que te pertenece— Manifesté, mientras tomaba de sus manos los vestidos que fueran de ese color — Pasaré frente a todos exclamando a quien pertenezco.
Magnus me miró con intensidad, como si mis palabras le hubieran extasiado.
Fui al probador para ver cuál sería el que me llevaría. Me probé el primer vestido y salí para preguntarle a Magnus como se me veía puesto.
No me había visto en el espejo, así que creí que algo andaba mal cuando Magnus se quedó inmóvil mirándome de arriba a abajo totalmente sorprendido.
— Creo que no te gustó — dije dándome la vuelta para entrar de nuevo al probador.
El me detuvo.
— Tengo envidia de la tela que está cubriendo tu cuerpo en estos momentos— confesó sin dejar de ver mi cuerpo.
— ¿Envidia?— repetí sorprendida.
— Claro que sí, es una lastima que no podré verte usándolo toda la noche— musitó en mi oído.
— Puedo usarlo cada vez que lo desees— conteste sin evitar sonreír cuando le hablaba de ese modo.
Llegó la noche, y estaba caminando hacia la entrada del lugar donde mis suegros celebraban su compromiso. Estuve a punto de dudar sobre lo que hacía, pero me convenció el hecho de que efectivamente mi presencia sería meramente notoria.
Caminaba como si estuviera en una pasarela, movía de un lado a otro mis caderas. Mis zapatos altos me hacían notar más entre la multitud que me llegaba a los hombros, definitivamente Magnus sabía lo que le convenía a mi apariencia.
Sentí como los hombres babeaban cuando pasaban a mi lado, era extremadamente divertido tal como lo había prometido Magnus.
Camine hacia donde estaba Joshua y mis suegros, mostrándoles a todos mi figura sin dejar nada a la imaginación. Sus padres me miraron y en ella se notaba lo que tenían ganas de quemarme en una hoguera por hereje.
— Queridos suegros, lamento haber llegado tan tarde — Dije con un rostro preocupado mientras los saludaba de beso.
Joshua me miró de arriba a abajo, después miró con severidad a cada uno de los hombres que no dejaban de babear por mi.
— ¿Está es una insinuación de guerra?— me preguntó con molestia.
Sonreí fingiendo inocencia.
— Te dije que te demostraría cuánto te quiero— respondí sosteniendo la mirada en sus ojos.
Mi madre se acercó a mi por detrás intentando asustarme, pero yo voltee enseguida.
— ¿Te gusta?— le pregunté dándome la vuelta entera frente a sus ojos.
La respuesta era obvia por lo que se resigno a mirarme feo.
— Sabes que odio el color rojo— dijo Joshua quitándose el saco y tratando de ponerlo encima de mis hombros.
Me hice a un lado y dejé que cayera al suelo, su saco favorito que había comprado hacia tres meses y era la primera vez que lo usaba.
— No quiero que toques mi vestido, por que lo seguiré usando hasta que un día se rompa— sugerí retando con la mirada.
Sabía que este “machito” no sería capaz de levantarme la mano frente a todos, aún que por dentro moría por hacerlo, lo único que lo detenía era su reputación.
—¿Sugieres que lo usarás para otro hombre?—dijo con indignación— ¿pretendes engañarme?
— Para tí siempre seré insuficiente, así que si te aviso desde ahora que lo haré— dije llena de valentía y rencor— No sería un engaño.
Eso realmente lo puso furioso, sus ojos se tornaron rojos y a punto de llorar de la rabia, literalmente le había confesado sobre lo que estaba haciendo. Camine hacia mis suegros que se habían alejado un poco y sonreí antes de llegar a ellos.
— Sus miradas me demuestran que quieren que me largué — les dije a mis suegros mostrándoles el escote en mi pecho — ¡Feliz aniversario queridos!.
Era una burla total lo que estaba haciendo, y se sentía tan bien. Después de todo la compañía de Magnus había influído demasiado en mí, poco a poco copiaba su manera dominante de hablar y caminar.
— ¡Hagas lo que hagas tendrás que casarte con mi hijo!— exclamó mi suegro sugetandome del brazo — Se lo prometí a tu padre, que haría hasta lo imposible por asegurarme de que te casarás con Joshua.
¿Se lo prometió a mi padre?, me pregunté de inmediato. Era imposible que ellos dos se hubieran conocido, a mi padre jamás le agradaron los hombres como él.
— Si usted lo dice, supongo que debo comportarme a la altura de esa promesa — Fingí que realmente sus palabras habían calado en el fondo de mi alma.
La realidad era distinta, realmente no podía alejarme de esa familia asquerosa, no después de las palabras de mi suegro, tenía que comprobar hasta que punto se conocieron.
— Si te vas, harías un espectáculo peor de lo que ya has hecho— dijo mi suegra entrando en la conversación con una expresión de vergüenza.
— Me quedaré si así me lo piden— sonreí.
Si no fuera por este rotundo cambio de planes, estaría caminando libremente en la calle. Sin embargo esto realmente se veía interesante, mis presentimientos realmente no fallaban, cuando los seguía.
Mi padre había muerto hacia 6 años, mientras que la familia de Joshua hacia 2 años que vivían en esta ciudad.
La hora de la cena llegó y todos nos sentamos en la mesa. Joshua estaba a mi lado sin dejar de observar cada uno de mis movimientos. Sentí que la estrategia ofensiva que planeaba llevar toda la noche debía cambiar a una inofensiva.
— Cariño, ¿por qué ya no tienes la mirada desafiante?— preguntó Joshua mirándome a los ojos.
— No quiero terminar con moretones en todo mi cuerpo, es mejor que actúe como quieres que lo haga — contesté
A Joshua pareció agradarle mis palabras y dejo de estar tan tenso. Darle la razón, decir que harías lo que quiera y mostrarte temerosa de su fuerza temer su crueldad realmente lo hacía sentir que te tenía en la palma de su mano. Después de estos dos años conocía cada uno de sus comportamientos.
Continuaráaa.