Amor Y Odio

Samuel cae al piso del departamento, limitándose las gotas de sangre que salieron de su labio y nariz.

Se me queda mirando confundido, no entiende por qué razón lo he golpeado.

Luego de unos segundos se pone de pie y me señala con su dedo, diciendo.

______ ¡Qué te pasa imbécil!

_______ ¡Cómo te atreves a venir a mi casa a golpearme!

Me acerqué a Samuel y lo tomé del cuello. Deseaba matarlo con mis propias manos.

_______ ¡¿Desde cuándo te acuestas con Julia?! ____ Pregunté furioso.

_______ No sé de que me hablas. Julia y yo solamente somos buenos amigos. Ella y yo no tenemos nada que ver. _____ Me responde con burla.

Le suelto otro puñetazo y una patada en el estómago. Caer de nuevo al piso, escupiendo un gran chorro de sangre.

_______ ¡Eres un verdadero idiota, Axel!

Me le montó encima y le doy una paliza. Estaba ciego de ira, odio y todo sentimiento destructivo.

_______ Julia y yo somos amantes desde hace muchos años. _____ Suelta Samuel.

Le doy otro puñetazo antes de alejarme de él. Samuel se arrastra hasta la pared, recargando su cuerpo sobre ella.

_______ Siempre fuiste un idiota; Axel. Nunca te diste cuenta de que Julia y yo éramos los mejores amantes. En tu cara nos burlábamos de ti, siempre fuste un payaso enamorado de ella.

______ ¡¿Ustedes dos planearon todo, verdad?!

Samuel sonríe con burla, y dice.

________ ¡Sí, imbécil... Julia y yo planeamos todo para que el viejo moribundo de José odiara a Diana y la sacara de su testamento!

________ Lamentablemente, nada salió como Julia planeo, ya qué, tú sí te acostaste con Diana, y como cereza del pastel, José te obligó a casarte con ella.

_______ ¡¿Qué más quieres escuchar, imbécil!

________ Julia siempre se burló de ti, mientras estaba en mis brazos. Era yo quien la hacía gritar en la cama.

_____ ¡En mis brazos conoció el placer, en los tuyos solo conoció la lástima! Ni para satisfacer a una mujer sirves, Axel.

Cegado por el orgullo, la rabia y el coraje, me le fui encima de nuevo a Samuel. Lo dejé para el hospital y no salir de ahí en mucho tiempo.

No merece que lo mate como a un perro. No pienso ir a la cárcel por una basura como él. Me fui del departamento, llamando a una ambulancia.

Volví a la mansión de José, por Diana. Ambos tenemos que conversar de lo que pasó. Necesito pedirle perdón por todo el daño que le causé.

Ambos necesitamos comenzar de nuevo. Como un verdadero matrimonio.

______ Buenas noches, señor San Román.

Una de las empleadas me detiene en la entrada, sin permitir que entre.

_____ He venido por mi esposa. Dígale que salga.

______ La señora Diana, se fue desde hace tiempo. Al medio día, para ser exacta.

______ ¿Con quién se fue?

______ Con María. _____ Me contesta.

Me di la vuelta, volviendo al coche, le pisé el acelerador hasta el fondo, al poco tiempo llegue a la villa.

Las luces se encontraban apagadas, como si no hubiera nadie ahí. Estacioné el auto la entrada, bajando rápidamente.

Sentía como mi corazón late violentamente dentro de mi pecho. Entré a la Villa, encendiendo las luces de la sala, todo estaba exactamente igual a como lo dejamos en la mañana.

No había esa deliciosa aroma a pan recién horneado. Tampoco el olor a comida casera. La villa estaba fría, como témpano de hielo.

La sonrisa burlona de Diana, no se escuchaba por ningún lado. Mi corazón es azotado de una manera agresiva.

Mis labios temblaron al llamar su nombre.

______ Diana... Diana...

Solo mi voz se escuchaba repetirse continuamente. Pensar en la idea de que se ha ido destroza mi alma.

Subí corriendo las escaleras, entrando apresuradamente a la recámara de ella. Todo estaba en total silencio, haciendo sangrar mi corazón.

Observó a todos lado, mirando las puertas del closet entre abiertas. Temeroso, caminé hasta él, al abrirlo, no veo nada de su ropa. Todo fue recogido; no estaba su maleta y tampoco sus documentos.

En un segundo, todo a mi alrededor se oscurece. Haciendome recordar lo que pasó en la mansión de José. Ignore a Diana, poniendo por encima de ella a Julia.

Jamás pensé que Diana se atrevería a irse... Sin embargo, debí imaginarlo, al conocerla. Sé que es una chica impulsiva, la cual, hace lo que su corazón le dice.

Recargue mi cuerpo contra la pared. Dejé de respirar, sentí un dolor aplastante dentro de mi pecho.

Cerré los ojos, tratando de apagar el inmenso dolor dentro de mí. Me acostumbré tanto a ella, que me hace falta.

A su sonrisa, a su manera de ser, a sus abrazos y besos inesperados, sus bromas sin sentido. A su comida, a esa manera en como me veía.

Abrí los ojos, saliendo de su habitación, al bajar, busque por todos lados, algo que me pudiera llevar a ella. No encontré nada, solo un dibujo mal hecho. Era un puño cerrado, con el dedo del medio levantado.

Pasé mi mano por mi rostro, experimentando sentimientos que jamás pensé sentir. Me dejé caer sobre el sofá. Perdí tanto por estúpido.

Mis lágrimas fueron cayendo lentamente por mis ojos, no podía apagar este dolor, me levanté y fui al bar, tomé la botella de licor más fuerte y la bebí hasta terminarla.

No importa cuanto licor bebiera. Nada podía apagar ese sentimiento de dolor. En mi borrachera, alucinaba a Diana, sin sonrisa, sus caricias, sus besos.

Bailando, cantando, me volvía loco y me levantaba, cada vez que intentaba agarrarla, ella desaparecía. Mis manos quedaban vacías.

...Pasaron varios días....

Me mudé de la villa de donde Diana y yo vivimos por casi un mes. Todo en ella me recordaba a Diana.

La he buscado por todas partes, recorrí la toda la ciudad, pero no puede encontrar nada de ella.

Mi aspecto físico también cambió, mi barba estaba descuidada, unas grandes ojeras debajo de mis ojos, demuestran que no he podido dormir por días.

Mi madre e intenta acercarse a mí, pero me niego a conversar con ella. Julia ha hecho hasta lo imposible por verme de nuevo, sin embargo, la odio como nunca imagine hacerlo.