Emilia es una joven que ha sufrido mucho en su vida. Aun así, lleva una luz en su interior inquebrantable. Ella se la atribuye al amor que siente por alguien que cambió su manera de pensar hace muchos años. Sin embargo, cuando supone que al fin podrá ser feliz al lado de ese hombre. Descubre que su matrimonio con él solo fue arreglado por sus familias y en realidad él no la recuerda. Ella hará todo lo posible para que el brillo en sus ojos no se apaguen hasta que él la reconozca.
Aun así, Marco no es un hombre fácil. Diagnosticado desde joven con un desorden mental que le impide acercarse a las mujeres, termina aceptando un matrimonio por contrato que para él es solo un fastidio.
¿Logrará recordar a Emilia antes de que el brillo en sus ojos, reflejo del amor que siente por él, desaparezca?
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Hazlo por mi
Capítulo veintidós
Un rato más tarde apareció Denis sonriendo. Federico le había abierto la puerta, ya que Marco le había pedido que cuando terminara con la fiesta viniera a revisar a Emilia. Por el hecho de que su tobillo no se veía bien.
—¿Qué fue lo que pasó? ¿Le hiciste el salto del tigre e hiciste que se cayera de la cama? —preguntó su amigo a Marco mientras preparaba su equipo.
—¿Puedes por una vez en tu vida dejar de molestarme e ir a ver cómo se encuentra Emilia? —preguntó Marco. Desde que había salido de su cuarto estaba sentado en el sofá, la mentando su comportamiento. Era hora de que volviera a terapia. Desde la hipnosis tenía algunos comportamientos extraños, como no controlar algunas de sus emociones. No recordaba que antes fuera así.
Quería quedarse con ella, acompañarla mientras le ayudaba. Pero eso le haría pensar que le importaba. Ya no debía hacer esa clase de cosas, ya que eso era solo un matrimonio por contrato. Si él sigue insistiendo en ser amistoso, podría ser que para ella fuera más difícil entender que no había futuro en esa relación.
—¿No me vas a acompañar al cuarto de tu esposa? —preguntó Denis sonriendo—. Te quejaste de que mi hermano estuvo muy cerca de ella. Tal vez opines lo mismo de mí.
—Deja de decir tonterías, tú nunca te fijarías en mi esposa —Marco necesitaba saber que Emilia estaba bien pese al arrebato que él había tenido esa noche.
La verdad era que Marco había empezado a sentir cosas por Emilia, y saber que llevaba un vestido que había usado su madre lo había puesto incómodo, lo había descolocado. También se había dado cuenta de que se sobrepasó con ella. Por lo que necesitaba calmarse antes de volver a verla. Sobre todo, porque la explicación de Emilia sobre su madre hizo que él la viera de un modo distinto, ellos se parecían más de lo que esperaba. Además, estaba eso que había hecho en la fiesta. Las palabras que había utilizado para calmarlo, palabras que él no recordaba, pero que lo habían llenado de felicidad. ¿Qué era lo que pasaba? Necesitaba saber más sobre Emilia. Ya que en un primer momento había pensado que su padre lo había hecho casarse con ella solo porque quería un heredero; o porque quería evitar que cuando Margarita volviera él se casara con ella. Pero ahora, que lo había visto durante esa semana empezaba a sospechar que era otra la razón por la cual su padre actuaba así. Era necesario que supiera un poco más sobre Emilia, información que solo conseguiría de primera fuente.
—Listo, ya revisé a Emilia y tiene un esguince. Por lo cual debe permanecer una semana en reposo —indicó Denis, que, aunque deseaba reprender a Marco, notó que este estaba triste.
—Gracias, amigo por haber venido hasta aquí —Marco tenía la voz apagada y no podía mirar a los ojos a Denis.
—¿Nosotros éramos amigos? Porque según recuerdo esta tarde un hombre salió de mi casa insultándome —Denis esperaba que eso ayudara al hombre a cambiar la cara, un chascarrillo.
—Lo siento, sí. Es que a veces me haces enojar demasiado —Marco no dejaba de ver su copa vacía. Ni había tenido las fuerzas de beber algo.
—¿Yo te hago enojar a ti? —Denis estaba seguro de que Marco no era capaz de entender cuál irritante podía ser él con las demás personas.
—¿Cómo está ella? ¿Le duele mucho? — preguntó Marco ahora si levantando la vista. Su amigo se dio cuenta de todo, aun así, debió hacer esa pregunta.
—¿Es tu culpa de que ella esté así? —Denis se sentó a su lado, pero este no respondió—. Marco, ¿qué estás haciendo amigo?
—No lo sé, tengo miedo de no controlarme con ella. Como esa vez —dijo él y Denis lo miró asustado.
—Marco, eso era distinto. Tu madre acababa de morir y tú habías estado dos semanas en el bosque. Además, ese tipo te había estado molestando durante años —Denis quería justificar el comportamiento de Marco, pero no podía, no a los ojos de su amigo.
—Tengo que alejarme de Emilia. Buscar a mi psicólogo y tratar de solucionar esto que tengo —Marco empezó a sentir cómo sus manos temblaban.
—Espera, si te vas ahora ella pensará que es porque sigues enojado. Habla con ella primero. Explícale lo que te ocurrió y que temes volver a actuar así —Denis era consciente de que cuando a Marco se le ponía una idea en la cabeza era muy difícil quitársela.
—Contrataré a una enfermera para que la ayude —dijo este y se puso de pie.
—No lo hagas. No te vayas —dijo su amigo tomando su brazo.
—¿Qué tal que me haga enojar de nuevo? Peso casi el doble que ella, incluso con una de mis manos soy capaz de sostener sus dos muñecas —Marco estaba confundido y aterrado.
Por un lado, los sentimientos que empezaban a brotar de su interior hacían que quisiera estar cerca de Emilia. Aunque Margarita estuviera en su mente, la verdad era que nunca se había llegado a sentir así estando con ella. Sin importar lo que su diario dijera. El problema era que, si se quedaba al lado de Emilia, sus emociones empezarían a desbordarse de nuevo, y no estaba dispuesto a lastimarla de ese modo.
—Quédate, inténtalo por una vez. Prometo ayudarte a controlarte —dijo Denis sabiendo que, si Marco se iba, las posibilidades de quedarse con Emilia eran muy pocas.
Ese psicólogo ya había arruinado una vez la cabeza de su amigo. Aunque él confiara en ese tipo, Denis seguía teniendo sus dudas. Algo le decía que las cosas que le pasaron a Marco cuando pensó que la chica del bosque había muerto tenían que ver con el tratamiento que el tipo ese le había indicado. Cuando Marco salía de su consulta parecía anestesiado, como si hubieran dormido todas sus emociones. Las cuales salían cuando este tenía una situación desbordante.
—Por favor, si no lo haces por ti o por ella. Hazlo por mí —dijo su amigo y Marco lo miró. Denis había sido quien encontró a Marco cuando este trató de acabar con su vida.
Autora: Osaku