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Amor En Tiempos De Guerra

Amor En Tiempos De Guerra

Status: En proceso
Genre:Aventura / Amor prohibido / Amor a primera vista / Amor en la guerra / Romance oscuro
Popularitas:864
Nilai: 5
nombre de autor: Tania Uribe

Yo antes era una espía y asesina respetada por todos, temida por todos, la más importante y reconocida por todos aquellos que oían mi nombre temblaban del terror y la desesperación que sentían al oír de mí. Creía que lo tenía todo, incluso creía que tenía a mi lado a un hombre que me amaba y respetaba como mujer y compañera de equipo. Desgraciadamente estaba muy equivocada y terminé por ser traicionada por él y por la gente que creía que me era leal, pero ni siquiera eso.

Ese día perdí todo y terminé por ser arrestada, humillada, maltratada, casi violada por uno de los custodios que me llevaba a ser finalmente encarcelada, sin juicio alguno en cual pudiera defenderme; era frustrante dado que yo fui una de las personas que propuso que todo criminal, sin importar su rango no tendría un juicio sino que en cambio iría directamente a "Azgaard" la más cruel y sanguinaria cárcel clandestina que el mismo maldito Hitler autorizó sin haber consultado a sus generales y consejeros.

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Capítulo 20.

MAXWELL

Pasó una semana y todo continuó con suma tranquilidad, pero las preocupaciones de Sofía eran mayores aunque ella no lo demostraba de forma directa, pero sí lo notaba cada vez que ella tocaba su panza de embarazada de ya cinco meses. Afortunadamente Edward ya no molestó más a Sofía, luego de que ella dejó de ir a la fábrica y se quedó de forma definitiva como secretaria y mi amante, por supuesto.

Incluso luego de dejar de trabajar en la fábrica, Sofía comenzó a hacer la ropa de nuestros hijos aún sin saber qué serían ambos bebés. Pero eso no evitó que su rostro se mostrara alegre cada vez que terminaba una nueva prenda para los bebés.

Veía ese brillo en sus ojos cada que ella terminaba una nueva prenda. Todas las prendas que ella hacía eran sencillas y con pocos adornos, algunas eran de color blanco mientras que otras eran amarillas con blanco y viceversa.

Y fue uno de esos días cuando estábamos en el sofá sentados, yo leía un libro mientras que ella estaba cosiendo un gorro blanco con un bordado en forma de nube, que debía decir que era muy delicado y perfecto a la vista.

Ella terminó de bordar y puso ese gorro en la canasta de ropa en la que tenía lo demás que había elaborado. Miré sus manos y estas estaban mayugadas y heridas de los dedos. Trató de ocultarlo pero fui hacia ella y tomé sus manos examinándolas.

-Te dije que no cosas tanto, mira cómo están tus manos-. Le mencioné preocupado.

-Estaré bien, de todos modos es la última cosa que voy a coser por el resto del día y del embarazo-. Contestó despreocupada.

-Eso bueno. Porque no me gusta ver tus manos así de heridas.

-No es la primera vez que mis manos se lastiman con objetos punzantes y a la vez afilados-. Habló con seriedad pero esa seriedad venía acompañada de arrepentimiento.

-¿Por qué lo dices?

-Dos años antes de venir aquí... estuve en una misión en la cual casi me matan. Y durante el proceso mis manos quedaron malheridas a tal grado que recibí alrededor de veinticinco puntadas en ambas palmas de las manos, diez en una y quince en la otra, incluyendo los dedos, que afortunadamente con el paso del tiempo las cicatrices se camuflaron con las líneas de mis manos. Por lo que jamás te percataste de ello-. Antes de que ella siguiera hablando, no dudé en tomarla de los hombros y abrazarla.

Ella se quedó desconcertada dado que no reaccionaba a mi toque al inicio, pero luego ella me abrazó.

-Estaré bien, no hay nada que me lastime nuevamente. Además... ya no soy una espía para los Nazis. Soy solo Sofía, tu compañera, tu cómplice, tu amante y la Madre de tus hijos-. Dijo rompiendo el abrazo y tomó mi mano con una sonrisa y la puso sobre su vientre.

Podía sentir la calidez de las patadas y movimientos de mis hijos que estaban dentro de su Madre.

-¿Te puedo preguntar por qué tienes esas cicatrices en tu cuerpo?-Ella suspiró pesadamente dirigiendo la mirada al suelo, cerrando los ojos y apretando los labios con fuerza. Abrió los ojos asintiendo en respuesta.

-Esas cicatrices son la consecuencia de todas decisiones que tomé a lo largo de mi vida. Y muchas de ellas me marcaron de formas que no puedo explicar con palabras, pero sí puedo decirte que la mayoría de estas cicatrices fueron el resultado de haber protegido al hombre que me crió desde bebé y que además me dio la espalda en el momento en que fui arrestada...

Sinceramente... estas cicatrices las obtuve debido a cada misión a la que fui enviada desde que era una niña y en muchas de ellas casi no salgo con vida-. Habló desabotonando su blusa,-Sin embargo, lo que te voy a mostrar no se compara a lo que viste la primera vez que entraste a la sala médica por mí.-se quitó la blusa y vi todas y cada una de sus cicatrices que ya conocía pero otras que no conocía aún, en ese momento me las mostró. Sobretodo las de la espalda, que eran las más dramáticas.

Las cicatrices de su espalda al verlas algunas eran poco visibles, pero otras era muy visibles y de un rosa pálido, algunas parecían líneas prácticamente desvanecidas pero otras eran muy marcadas y notorias.

Estas comenzaban desde la altura de la nuca y terminaban hasta el comienzo de su cintura.

—Debo decir que eres la primera persona que todas y cada de mis cicatrices, incluidas las de mi espalda, nunca te las mostré hasta ahora porque no me gusta hablar de ello, así que te pido que no me preguntes sobre ellas, te puedo hablar de las cicatrices pero no de las de la espalda. Eso es un recuerdo que quisiera borrar de mi mente para siempre, pero por desgracia no puedo hacer eso—. Acepté no preguntar por esas cicatrices. Entonces ella empezó a hablar acerca de las que tenía en el pecho y abdomen que no eran tantas como las que tenía en la espalda.

—Las de mi pecho, me las hice estando en una misión en la Península de Crimea, donde tuve robar un disco duro y conseguir información sobre un Comandante pervertido. Y en el instante en que conseguí el disco, fue que me apuñalaron y tuve que huir. Llegué a Alemania malherida y con el disco duro y un sobre amarillo en mis manos cubierto de sangre. Lo cual fue poco agradable para la persona que me recibió el disco duro y el sobre.

Y las de mi abdomen... fueron a causa de una dama de compañía que resultó ser una espía británica que me descubrió robando datos del burdel que en realidad era una base de control de los británicos en Australia. Y fueron un total de cinco apuñaladas las que recibí y varias eran profundas, la maldita era buena usando el cuchillo. Lastima que murió...—

Siguió hablando del resto hasta llegó a las de un costado de su cintura eran más notorias y eran de un color rosado pálido y dijo que esa fue su primera herida, y había sido hecha por su Padre adoptivo quien la había castigado por haber dejado con vida a un niño de cinco años que la había visto matar a un soldado Ucraniano a cambio de información.

-Sin embargo... me perdonó cuando le dije que sabía la ubicación del ministro del Ministro de Estados Unidos y me envió a matarlo...

—¿Lo mataste?—Asintió con lágrimas saliendo de sus ojos. Sequé sus lágrimas con la punta de mis dedos y ella sonrió.

—Tuve que hacerlo, sino el castigo iba a ser peor que todos lo que había recibido. Pero debo reconocer que ese señor... me cuidó cuando estuve enferma en muchas ocasiones y eran esas pocas veces en las que veía que se preocupaba por mí sinceramente. Por eso no podía odiarlo, pero luego de ser arrestada me di cuenta de que a él realmente no le importo en nada.

Ni siquiera hizo algo para ayudarme y lo entiendo... el simple hecho de levantar un dedo para ayudarme... era el equivalente a que él también fuera arrestado por tratar de ayudar.

Pero eso ya no importa...

El pasado es pasado y tiene que quedarse allí... muy lejos de todo y de todos. Pero siempre regresa y tengo la sensación de que pronto tendré que afrontar el pasado—. Desvió la mirada posando su mano en su vientre crecido y bastante redondo. Se puso la blusa nuevamente ocultando a través de esta sus cicatrices.

—Debo decir que es muy cruel lo que viviste, pero de no haber sido así no te hubiese conocido y no sería Padre de estos hermosos retoños que llevas en el vientre—. Ella sonrió mirando su vientre.

—Es cierto lo que dicen... "Hay una luz al final del túnel..." tú y mis hijos son la luz de mi vida y siempre será así.

Desearía cambiar el pasado y conocernos en mejores condiciones, pero creo que todo tiene un propósito y en su momento lo sabremos—. Estuve de acuerdo con ello debido a que como ella también tenía esa misma sensación.

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