¡Papá Por Accidente!

-Gracias por acompañarme, de verdad no tenías que hacerlo -Repitió por tercera vez la pelinegra.

-No tienes nada que agradecer, para mí es un gusto vivir esta etapa contigo- Gustavo sonrió sin quitar la vista del camino, el castaño estaba muy emocionado hoy Amy tenia cita con el obstetra y tal vez conocerían es sexo del bebé.

Veinte minutos después llegaron a la clínica, mientras esperaban ser atendidos Amy sintió como si un pececito se moviera de un lado a otro en su vientre.

-Gus el bebé- Dijo al borde de las lágrimas asustando al castaño.

- ¿Te sientes mal? ¿Quieres que llame a un doctor? - La pelinegra negó.

-El bebé se movió-

El hombre sonrió y se inclinó para dejar un beso en el vientre de Amy -Parece que alguien está más emocionado que yo, sé un buen bebé y no patees tan fuerte a mamá- Susurró con dulzura mientras acariciaba la barriguita de su esposa, enterneciendo a Amy con su gesto.

La magia del momento fue rota, cuando una enfermera les aviso que podían pasar al consultorio.

La doctora sonrió al ver llegar a la pelinegra en compañía, era la primera vez desde que iniciaron los controles que Amy no iba sola.

-Amy me alegra verte otra vez, ya sabes el proceso. Por favor recuéstate en la camilla para realizar la ecografía y saber cómo está creciendo este bebé-

-Doctora hoy el bebé se movió por primera vez- Amy le comentó lo que había sentido mientras se acostaba en la camilla.

-Bueno eso es algo normal, los bebés son muy perceptivos y cuando se mueven es porque reaccionan a alguna situación del exterior, seguramente se emocionó porque su padre vino a la revisión hoy-

Amy iba a sacar de error a la doctora, pero Gus se le adelanto. -Eso quiere decir que el bebé me quiere más a mí-

- ¿Están listos para ver a su bebé? - preguntó la doctora después de aplicar el gel transparente en la zona del vientre y la pelvis de la pelinegra, ellos asintieron entusiasmados.

Cuando la doctora comenzó a pasar la sonda manual por la barriguita de Amy, ambos clavaron la vista en la pantalla del ecógrafo donde se veía una enorme mancha.

-El bebé tiene el tamaño y peso adecuado, los genitales están totalmente formados…-

-Eso quiere decir ¿Qué podemos saber el sexo del bebé? – Preguntó Amy muy ilusionada.

-Así es, ¿Desean conocerlo? -

Ambos se miraron por un momento y respondieron al mismo tiempo -sí-

-Es una niña-

-Tendremos una princesa- Gritó el castaño loco de alegría, su emoción era tanta que no le importo tener compañía y repartió besos por toda la cara de Amy.

Al escuchar la palabra “tendremos” el corazón de Amy comenzó a latir fuerte y las lágrimas recorrieron sus mejillas, ahora no tenía dudas, Gustavo amaba a su bebé como si fuera suyo. En ese momento deseo con todo su corazón que el castaño fuera de verdad el padre de su hija ¿Por qué el universo no le permitió conocer antes a este hombre tan maravilloso?

El hombre ayudo a Amy a limpiar el gel de su vientre, la doctora sonrió ante la escena -Se nota que su esposo la ama mucho. Amy te sacaste la lotería este hombre será un gran padre-

Amy solo pudo asentir, después que la doctora le dio la receta de ese mes se despidieron de ella y salieron del consultorio.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

- ¿A dónde vamos? – Inquirió la mujer al notar que ese no era el camino hacia su casa.

-Iremos a ver a tu padres- El cuerpo de la pelinegra se puso rígido, Gus detuvo el auto y entrelazo sus manos con la de ellas- Sé que has estado postergando el encuentro, porque tienes miedo, pero no olvides que no estas sola, yo estoy a tu lado y pasaremos por esto juntos. Además ¿Qué mejor día que hoy? Se volverán locos al saber que tendrán una nieta-

Las palabras de Gus llenaron de calma a la pelinegra, pero su miedo volvió cuando el auto se detuvo frente a la casa donde creció.

-Gu…- La voz no era lo único que le temblaba a la mujer -Creo que esto es una muy mala idea, vámonos por favor-

Gus toma entre sus manos el rostro de Amy – Te prometo que todo saldrá bien, confía en mí. No dejaré que nada ni nadie te lastime. – Amy se llenó de fuerza, el castaño tenía ese poder en ella, cuando él estaba a su lado se llenaba de seguridad.

Bajaron del auto y tomados de las manos caminaron hasta la gran puerta, tocaron el timbre, la pelinegra trago grueso al escuchar pasos acercándose a la puerta.

Cuando abrieron la puerta se aferró a la mano de Gustavo como si su vida dependiera de ello.

Un hombre de unos 55 años aparece del otro lado de la puerta, por el color de sus ojos y la forma en la que ve a Amy, el castaño tiene una idea de quien se trata, su sospecha se confirma cuando el hombre con los ojos llenos de lágrimas se abalanza sobre Amy para abrazarla -Mi niña, eres tú. Por favor dime que no estoy soñando. – Por la conmoción no le presta atención al hombre que acompaña a su hija ni mucho menos nota el vientre de esta.

-Papá, yo lo lamen…-

-No digas nada, mi niña. No sabes cuanto te he extrañado- La vuelve a abrazar el hombre y en ese momento su mirada viaja hasta el abultado vientre, sus ojos se abren con sorpresa.

-Mi niña ¿Voy a ser abuelo? –

-Sí- responde con voz entrecorta, el castaño solo observa en silenció este momento tan emotivo.

-Saray- Grita el hombre y en segundos aparece una mujer muy parecida a Amy, la reacción de la mujer es parecida a la que tuvo el padre de Amy.

-Mi amor. Amy volvió, mi niña está aquí- Pronuncia entre sollozos la mujer y se une al abrazo de padre e hija.

- Si cariño, nuestra niña regreso a casa y no lo hizo sola, vamos a ser abuelos- La mujer se separa del abrazo para comprobar las palabras de su marido.