¿Cuál Es La Verdadera Cara De Julieta Sanz?

Me aleje de el, tanta cercanía hacia que comenzará a tener pensamientos impuros, tenia miedo de hacer algo de lo que me arrepintiera.

— En cosas — respondí.

El levantó mi mentón hacia arriba, para que nuestras miradas encontrarán.

— En que cosas — hablo como si sabia lo que pasaba por mi mente — Si no me respondes, creeré que piensas cosas sucias.

Me mordí el labio inferior, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza en mi pecho. La mirada de Magnus era intensa, como si pudiera ver más allá de mis palabras.

—Tal vez pienso en cosas sucias —dije finalmente, mi voz apenas audible sobre la música del bar.

Magnus sonrió, sus ojos brillando con diversión y deseo.

—Me gustaría saber en qué cosas sucias piensas —dijo, su voz era bastante

seductora — Para hacerlas realidad en este instante.

Me sentí sonrojada de nuevo, pero esta vez no aparté la mirada. En su lugar, me acerqué a el sintiendo la atracción entre nosotros como un imán.

— ¿No quieres?— pregunté algo excitada.

—¿En este instante, en el suelo de esta habitacion vacía?— Preguntó Magnus reemplanteando lo si estaba segura de lo que decía.

Magnus se acercó más, y me abrazo por detrás, rodeando mi cintura con sus manos, ejerciendo presión en ella para pegarme a su cuerpo.

— No te quitaría la virginidad en un lugar como este —susurró, su aliento cálido contra mi piel.

— Lo único que me importa es con quién la pierdo no el lugar donde suceda— confesé dándome la vuelta para tomándolo del cuello y acercárlo a mí.

Mi corazón latía con fuerza, y sentí que me estaba derritiendo de deseó justo frente él. Pero justo cuando pensé que ibamos a besarnos, sonó mi teléfono. Lo saqué de mi bolsillo y vi que era un mensaje de Joshua.

"¿Dónde estás?", decía el mensaje.

Miré a Magnus, y decidí no responder al mensaje. Magnus tomó mi teléfono y comenzó a teclear rápidamente mientras yo estaba asustada por lo que estaba haciendo.

— Idiota, déjame en paz. La estoy pasando bastante bien como para que me interrumpas— le escribío en contestación.

Le arrebaté el teléfono, temerosa de que hubiera dicho algo comprometedor en mi nombre, después de todo si había algo que a Magnus le molestaba en exceso era que alguien tratara de meterse con lo que el consideraba suyo.

Sin embargo sentí paz, al ver qué respondió como lo hubiese hecho yo.

Joshua volvió a mandar otro mensaje y lo leí de inmediato pues tenía el teléfono en las manos.

“Hoy es el aniversario de bodas de mis padres, pasaré por ti” contestó.

Lo había olvidado por completo, por qué sinceramente no tenía una sola intención de asistir, además que usar ese vestido que me había comprado mi madre no era de mi agrado pues me hacía verme como una piñata tercermundista.

— ¿Y si me quedo contigo y no voy?— le pregunté a Magnus mostrandole ese vestido aborrecible.

Magnus comenzo a reírse al ver ese vestido.

—¡¿Que es esa mierda?!— preguntó incredulo de lo que había frente a sus ojos — Quién escogió ese vestido para tí, debe odiarte mucho.

— Lo sé —respondí, sintiendo una mezcla de vergüenza y risa. La verdad era que mi madre realmente pensaba que ese vestido era perfecto para una ocasión especial, pero para mí solo era una sola de sus humillaciónes.

Magnus seguía riendo, y su risa era contagiosa. El realmente decía lo que yo opinaba.

— ¿En serio vas a usar eso? —continuó,

mirándome de arriba a abajo—. No quiero que te vean así... Recuerda que eres mía.

— No tengo muchas opciones. Pero puedo retar a todos. —dije, intentando mantener una expresión seria.

— Entonces, ¿qué tal si hacemos un trato? —propuso Magnus, acercándose más a mí—. Te ayudo a encontrar algo mejor, y a cambio, me prometes que no irás a esa fiesta luciendo como un adorno de mal gusto... Quiero que seas el centro de la atención y no puedan apartar la mirada al verte.

Me quedé pensativa, considerando la propuesta, imaginé los rostros de mi madre, Joshua y sus padres si hacia lo que Magnus me proponía, finalmente me decidí.

— ¿Qué tienes en mente? —pregunté, sintiéndome intrigada y emocionada

Magnus sonrió, su mirada estaba llena de complicidad y eso me hacía sentir cómoda y intrigada a la vez.

— Primero, vamos a buscar algo que te haga brillar. Luego, podemos hacer que esta noche sea inolvidable— Advirtio sin dejar de mirar mis clavículas

La idea me entusiasmó. La posibilidad de tomar un poco de control sobre mi vida me gustaba demasiado, sobre todo por qué a quien amaba tenia un espíritu libre.

— Está bien, trato hecho —respondí, sintiendo que una chispa de emoción comenzaba a encenderse dentro de mí.

— Perfecto —dijo Magnus, tomando mi mano y llevándome hacia la salida del bar.

A medida que caminábamos, el aire fresco del medio día  me llenó de energía. Era un contraste refrescante con la pesadez que sentía antes. Sabía que estaba tomando un riesgo, pero también era consciente de que era el tipo de riesgo que necesitaba en mi vida.

Mientras nos dirigíamos a la tienda, no podía evitar sonreír. La idea de dejar atrás las expectativas familiares y las presiones de una relación que no me hacía feliz era liberadora. Con Magnus a mi lado, sentía que podía enfrentar lo que se viniera.

— ¿Qué tipo de vestido crees que debería usar? —pregunté, mirando a mi alrededor mientras buscábamos una tienda.

— Algo que te haga sentir como la mujer más hermosa del mundo —respondió Magnus, su mirada fija en mí con una intensidad que me hacía sentir especial— Deberías mostrar más tus senos y esa cintura tan pequeña.

Realmente no estaba segura de lo que pasaria, pero el simple hecho de revelarme me parecía cada vez más emocionante.

Entramos en una de las tiendas, por inercia estaba a punto de ir directo al área de los tonos suaves y pastel. Pero dentro de mí algo cambio como si hubiera bajado el interruptor dentro de mi cabeza.

— Ya no tienes que seguir con la farsa Julieta— pense dándome la vuelta y buscando a Magnus que había perdido de vista.