En un reino asolado por el maltrato, esclavitud y la pobreza, La Princesa Lephrah descubre su misterioso poder y habilidad para cambiar el destino de su reino y las especies semihumanas que lo habitan.
Ella junto con su fiel compañero Kael se embarcarán en una gran aventura para destronar al padre de Lephrah, el rey opresor y traer justicia al reino.
una historia llena de Secretos, amenazas y pruebas de valor y determinación.
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La Traición De Un Antiguo Aliado.
En medio de la paz y la estabilidad que reinaban en el reino, un oscuro y desgarrador acontecimiento se desarrollaba.
Un antiguo aliado, alguien en quien Lephrah y Kael habían depositado su confianza, estaba a punto de traicionarlos.
El nombre del traidor era Lord Aldric, un noble de renombre que había sido uno de los principales colaboradores en la lucha contra la corrupción en el gobierno.
Se había ganado el respeto y la confianza de la reina y el rey, pero en su corazón ardía una ambición insaciable.
En una fría noche, en un lugar oculto del castillo real, Lord Aldric se encontró en secreto con un grupo de conspiradores.
Entre ellos se encontraban nobles descontentos y adversarios políticos que buscaban socavar el gobierno de Lephrah y Kael.
"El momento es propicio", susurró Lord Aldric con una sonrisa malévola en sus labios. "Lephrah y Kael confían plenamente en mí.
He ganado su amistad y su confianza, pero ahora es el momento de mostrar mi verdadera lealtad: hacia mí mismo y hacia aquellos que buscan el poder".
Los conspiradores miraron a Lord Aldric con expectación.
"¿Cómo planeas llevar a cabo esta traición?", preguntó uno de ellos, un noble de mirada astuta.
Lord Aldric se acercó al mapa estratégico sobre la mesa y señaló un punto en particular.
"Dentro de una semana, Lephrah y Kael partirán en una misión diplomática para fortalecer las alianzas con otras naciones.
Será el momento perfecto para que yo tome el control del reino".
Los conspiradores intercambiaron miradas llenas de codicia y complicidad.
"Pero, ¿cómo lograrás derrocar a Lephrah y Kael?", preguntó otro conspirador, un ex general del ejército real.
Lord Aldric sonrió con malicia.
"Tengo información comprometedora que puede destruir su reputación. Los acusaré de traición y malversación de fondos ante el consejo real. Convenceré a los nobles de que es necesario un nuevo liderazgo y que yo soy la mejor opción para gobernar".
Los conspiradores asintieron, convencidos de la solidez del plan de Lord Aldric.
Sabían que una vez que Lephrah y Kael fueran desacreditados, el camino hacia el poder estaría despejado para ellos.
Sin embargo, desconocido para los conspiradores, había alguien más que había escuchado sus siniestros planes desde las sombras.
Era Lyra, una leal confidente y hermana de Lephrah.
Lyra conocía la verdadera naturaleza de Lord Aldric y sabía que tenía que actuar rápidamente para proteger a la reina y al rey.
Buscó a Lephrah y Kael y les reveló la traición de Lord Aldric.
Lephrah y Kael quedaron atónitos por la noticia, pero su determinación se intensificó.
Sabían que debían enfrentar la traición con valentía y astucia para preservar la paz y la estabilidad en el reino.
Convocaron a una reunión de emergencia con los consejeros más leales y confiables del reino.
En la sala del consejo, Lephrah y Kael expusieron la traición de Lord Aldric y presentaron las pruebas que habían recopilado.
Los consejeros escucharon con asombro y preocupación mientras los detalles del complot se revelaban.
Algunos mostraron su indignación, mientras que otros se mantuvieron en silencio, procesando la noticia.
"Es imperativo que actuemos con rapidez y determinación", declaró Lephrah, su voz resonando con firmeza en la sala.
"Lord Aldric ha demostrado su falta de lealtad y su ambición desmedida. Debemos evitar que se apodere del poder y sumerja al reino en la oscuridad".
Kael asintió, su mirada seria y decidida.
"Nuestro deber es proteger a nuestro pueblo y salvaguardar la paz. No podemos permitir que la traición prevalezca. Estoy dispuesto a enfrentar a Lord Aldric y a todos los que se unan a su causa".
Los consejeros expresaron su apoyo y ofrecieron sugerencias estratégicas para enfrentar la traición.
Se formaron equipos de investigación para recopilar más pruebas y garantizar que ningún detalle quedara en el olvido.
Mientras tanto, Lephrah se reunió en privado con Lyra, expresando su gratitud por su valentía al revelar la traición de Lord Aldric.
"Sin ti, nuestra posición hubiera sido vulnerable", dijo Lephrah con sinceridad.
"Eres una amiga verdadera y leal, y siempre estaré agradecida por tu valioso servicio".
Lyra asintió, su mirada firme. "Mi lealtad siempre ha sido y siempre será para ti, Hermana. Estoy dispuesta a hacer todo lo necesario para proteger tu vida y el bienestar de nuestro reino".
A medida que los días pasaban, la tensión en el reino aumentaba. Los rumores sobre la traición de Lord Aldric se extendían, y el pueblocomenzaba a preguntarse sobre el destino del reino.
Finalmente, llegó el día en que Lephrah y Kael debían partir en su misión diplomática. Sin embargo, en lugar de embarcar en la nave real, decidieron hacer un movimiento audaz y arriesgado.
Enviaron una carta a Lord Aldric, invitándolo a una supuesta reunión secreta en un lugar apartado del reino. Sabían que era una trampa, pero necesitaban atraerlo para confrontarlo y asegurarse de que su traición fuera expuesta públicamente.
El lugar de la reunión estaba fuertemente custodiado por la Guardia Real y los leales consejeros del reino.
Cuando Lord Aldric llegó al lugar acordado, fue recibido por Lephrah y Kael, cuyas miradas ardían con determinación.
"Lord Aldric, has traicionado la confianza depositada en ti", declaró Lephrah con voz firme.
"Tus actos de ambición y traición no serán tolerados. Ante los ojos de los presentes, revelaremos tus crímenes y aseguraremos que enfrentes la justicia".
Los consejeros presentaron las pruebas incriminatorias contra Lord Aldric, dejando al descubierto sus planes y sus vínculos con los conspiradores.
Los rostros de los presentes reflejaban una mezcla de sorpresa, indignación y decepción al descubrir la verdadera naturaleza de Lord Aldric.
Lord Aldric, acorralado y sin escapatoria, intentó negar las acusaciones y justificar sus acciones.
Sin embargo, sus palabras resonaron vacías ante las evidencias presentadas y la mirada incisiva de aquellos a quienes había traicionado.
Lephrah se adelantó, su mirada firme y decidida.
"Lord Aldric, tus acciones han demostrado una falta de honor y lealtad. Has buscado tu propio beneficio a costa del bienestar del reino y de aquellos a quienes juraste proteger. Hoy, te enfrentarás a las consecuencias de tus actos".
En ese momento, los guardias reales se adelantaron y aseguraron a Lord Aldric, llevándolo bajo custodia.
El reino observaba, presenciando el fin de un traidor y la victoria de la justicia.
Con la traición expuesta y Lord Aldric asegurado, Lephrah y Kael se dirigieron al pueblo reunido.
Expresaron su gratitud por el apoyo y la lealtad mostrada durante esos difíciles momentos.
Prometieron seguir luchando por la prosperidad, la justicia y la paz en el reino.
La noticia de la traición y su consecuente exposición se extendió rápidamente por todo el reino.
La población encontró consuelo en el hecho de que la traición no había logrado su objetivo y que la reina y el rey se habían mantenido firmes en su defensa del reino.
El reino, fortalecido por la superación de la traición, continuó su camino hacia un futuro mejor.
Lephrah y Kael tomaron medidas adicionales para asegurar que ninguna otra amenaza pudiera socavar la estabilidad y la prosperidad que habían logrado.
Con el paso de las semanas, la historia de la traición de Lord Aldric se convirtió en una advertencia para aquellos que albergaban ambiciones oscuras.
El reino se mantuvo vigilante, sabiendo que la lealtad y la integridad eran fundamentales para su supervivencia y crecimiento.
Mientras tanto, Lephrah y Kael encontraron en esta experiencia un recordatorio de la importancia de rodearse de personas leales y confiables.
Continuaron trabajando juntos, forjando una alianza más fuerte y asegurando que ningún enemigo pudiera perturbar su determinación de gobernar con justicia y sabiduría.
El reino avanzó, enorgulleciéndose de su capacidad para superar las adversidades y aprender de sus experiencias.
La traición de Lord Aldric se convirtió en un capítulo oscuro en la historia del reino, pero también en una prueba de su resistencia y determinación para mantenerse unido y defender los valores que lo habían llevado a la grandeza.
Y así, el reino continuó su camino hacia un futuro lleno de esperanza, guiado por una reina y un rey cuyos lazos se habían fortalecido aún más en la adversidad.
La lección de la traición nunca se olvidaría, pero su legado sería uno de resiliencia, justicia y unión.