Rose nunca imaginó que su mundo daría un giro inesperado después de que su prometido rompiera su compromiso a solo un mes de la boda. Llevada por sus sentimientos y la necesidad de alejarse de lo que la agobia, termina manejando hacia un bar en las afueras de la ciudad. Allí, su vida se entrelaza con David Spencer, un exitoso empresario que ha desarrollado una personalidad frágil debido a una enfermedad que lo aqueja. Lo que comenzó como una noche fugaz, donde ambos buscaban una escapada, se convierte en el inicio de una relación inesperada cuando Rose descubre que está embarazada de él. A medida que enfrentan los desafíos de sus propios problemas emocionales y la nueva responsabilidad de la paternidad, Rose y David deberán aprender a confiar el uno en el otro y enfrentar juntos las incertidumbres del futuro, encontrando el amor y la fuerza en el ser que crece dentro de ella.
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capitulo 21
-- ¿Estás seguro, señor? –David sonrió cuando firmó su nuevo registro y tenía ahora 30 años. –Sí, no te preocupes –le respondió al registrador.
-- Es que aún no lo creo. Muchas mujeres tienden a restar años, y a los hombres les pasa igual especialmente si sus parejas son más jóvenes. Pero usted ha decidido sumar seis años más, es la primera vez que veo esto –David escuchó atentamente al registrador, un hombre de unos cincuenta años con cabello vetado de negro y plateado.
-- Lo comprendo, pero no tiene de qué preocuparse. Estoy seguro de la decisión que he tomado –dijo David.
-- El hombre es hombre cuando hace algo estúpido, y eso siempre va de la mano con una mujer, ¿o me equivoco? –dijo el señor con una mirada pícara, lo que hizo reír a David. –Sí, lo hago por una hermosa mujer.
-- Ah, si es así, buena suerte –dijo el señor mientras le daba un golpecito en el hombro.
Rose miró la hora en su computadora y notó que ya eran pasadas las 12 del mediodía. Un fuerte rugido en su estómago le recordó que era hora de hacer una pausa y almorzar. Miró su celular y vio 59 mensajes de David. –Este hombre no trabaja –dijo en voz alta mientras se daba cuenta de que la mayoría de los mensajes le recordaban que debía alimentarse.
-- Gracias, ahora tengo remordimiento –dijo con rabia al viento. –Te prometo una comida deliciosa –añadió, tocándose el estómago. Sonrió por el pensamiento que había tenido, ya que al estar embarazada podía hablar sola y nadie diría que está loca, solo una madre hablando con su bebé.
-- Melisa, ¿hiciste la reservación? –Una vez que salió de su oficina, se dirigió a su asistente y esta le asintió mientras le decía que la reservación está bajo su apellido. –Tú también deberías almorzar –le dijo a Melisa.
-- No se preocupe, yo siempre traigo mi almuerzo, así me ahorro el dinero –respondió Melisa con total sinceridad, lo que hizo que Rose hiciera otra pregunta.
-- ¿En la cafetería hay un horno para calentar la comida? –preguntó con interés. Siempre se preocupaba por el bienestar de las personas que contribuían al crecimiento de su empresa.
-- Sí, jefa –dijo Melisa sonriendo.
-- Estaba pensando en crear una guardería que permitiera a los trabajadores traer a sus niños. En caso de que surja algún inconveniente y no puedan ser cuidados, o simplemente para ahorrar gastos que algunos hacen. ¿Qué opinas de la idea de implementar este proyecto de mejora en la empresa? –le preguntó a Melisa. Ella siempre había tenido esta idea, pero ahora que iba a ser madre, sabía lo complicado y angustiante que podía ser para los padres dejar el cuidado de sus hijos a extraños.
-- Realmente es una idea fantástica. He escuchado de mis compañeras que han tenido dificultades para el cuidado de sus hijos, sobre todo cuando los turnos se alargan debido a los proyectos –comentó Melisa mientras miraba con admiración a Rose. Siempre había sido una buena jefa y se preocupaba por el bienestar de los demás.
Rose asintió mientras escuchaba a Melisa. –Empezaré lo antes posible. Gracias a ustedes he podido cumplir mis sueños, y lo mínimo que puedo hacer es tratar de aligerar cierta carga y crear un buen ambiente –dijo Rose mientras anotaba en su celular una nueva reunión para discutir cómo llevar a cabo este proyecto.
Una vez que se despidió de Melisa, salió de la empresa mirando al cielo y notó lo fuerte que estaba el sol. Se puso sus lentes de sol y al mirar al frente, vio que había una limusina frente a su compañía. Arrugó el ceño, ya que ese espacio solo lo utilizaban los socios. Caminó decidida a averiguar quién era el intruso.
David estaba esperando a Rose en la limusina, no sabía cuánto tiempo se demoraría en almorzar. Le había enviado mensajes toda la mañana, pero todos habían sido ignorados. Miró su reloj y vio que eran más de las 12. –¿Es que esta mujer va a hacer que mi hijo pase hambre? –dijo mientras tomaba el libro de seducción.
-- ¿Tiene algún problema, señor? –David alzó la mirada cuando vio que su chofer le hablaba.
-- Estoy bien –respondió David. Luego, vio una oportunidad de aprender. –Alex, ¿cómo conquistarías a una mujer? –preguntó con interés, ya que era nuevo en el mundo de la seducción.
-- ¿Quieres conquistar a una dama, señor? –preguntó Alex, un hombre de unos cuarenta años con una barba blanca que contrastaba con su cabello negro y cejas. –Sí –dijo David.
-- A las mujeres les gustan los hombres dominantes, señor. Muéstrese orgulloso y lo tendrá a sus pies –aconsejó Alex. David asintió y tomó nota mental de los consejos que le daba Alex. –Por eso estamos aquí. Sé severo con ella –preguntó Alex de nuevo. –Así es –David miró por la ventana y su respiración se cortó cuando vio a Rose salir de su compañía.
Rose llevaba una falda roja que llegaba hasta la rodilla, una blusa blanca de manga larga y un bolso beige colgado en su antebrazo. La forma en que se puso sus gafas de sol fue tan elegante y sensual que David se preguntó cómo tuvo la suerte de conocerla. Se acomodó en su asiento cuando vio cómo se acercaba. bajo un poco el vidrio para que notara su presencia y con los consejos de Alex en su mente procedió a tomarlo –su vete –le dio la orden a Rose
Rose se sorprendió cuando vio que el que estaba en la limosina era David, cuando esta por preguntarle que hacía, escucho algo que hizo que una ira subiera en su interior
–Perdón, ¿qué dijiste? –le preguntó Rose mientras inclinaba la cabeza y apretaba su mandíbula. David sintió algo extraño al escuchar esa pregunta, miró al chofer y vio cómo le guiñaba un ojo, lo que lo motivó a seguir.
-- Ya te dije que te subas –Rose miró a David con una ceja alzada mientras le daba una mirada de desprecio. –Si piensas que haciendo el papel del CEO dominante y yo seré la chica sumisa que corre bajo tus órdenes, te puedes ir al infierno, David –esto lo dijo mientras se acercaba al rostro de David y lo miraba a los ojos.
Rose se volvió con una ira en su interior por pensar que ese hombre podía darle órdenes a ella, ni sus padres lo hacían, para permitir que él lo hiciera. Además, con esa apariencia de niño bueno que tenía, no podía evitar pensar que era una persona arrogante. –Rose –sintió cómo David la tomaba del brazo.
-- ¿Qué? –dijo con rabia al voltear. David se quedó sin palabras al ver cómo Rose lo miraba. – Rose espera yo solo …–se quedo sin palabras cuando vio como Rose lo miro
--es que te siente con control sobre mí solo porque estuve contigo, te recuerdo que, así como me tenías gimiendo debajo de ti yo también tenía gruñendo debajo de mi –David abrió los ojos cuando escucho las palabras de Rose ya que no sabía que había dicho para que esta dijera eso
No quise enojarte, solo quería que me acompañaras –dijo señalando la limusina.
Rose iba a decir otras palabras, pero vio cómo David comenzó a temblar en sus manos. –Jefa, ¿está todo bien? –Rose miró cómo su aguardespalda se acercaba junto con su chofer. –No pasa nada, solo que el señor aquí presente quería pedirme algo amablemente, o no –dijo mirando a David, quien asintió.
-- Claro, puedes acompañarme –dijo Rose.
-- No sé, no creo que sea amable –dijo Rose mientras se cruzaba de brazos.
David miró al suelo, pensando en lo que estaba sucediendo. En ese momento, se dio cuenta de que había cometido un error al aceptar los consejos de Alex. –Puedes complacer a este humilde inmortal y acompañarme –dijo con la mano extendida, pero Rose no le tomó la mano, simplemente caminó hacia la limusina.
hola mis amores bello quería decirle feliz día del lector gracias por leer mi historia y estar ahí pendiente, quería pedirles el favor que me ayuden con la calificación de la obra eso me ayudaría mucho 😍☺️, no olviden comentar, ¿como tomara Rose la noticia cuando David le diga que ya tiene 30 años? 🤣🤣 los esperó en el próximo capítulo 🥺