Señora Bonita

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—Cuente con eso, Katherinna. Mi abogado se pondrá en contacto con usted para hacerle la transferencia del dinero en cuanto la fiscalía haga los respectivos descuentos de los años de evasión de impuestos que hizo Fernando, y haga la liberación de la cuenta. —Le explico lo que hay que hacer.

—Está bien, señora Irene. En este papel está anotado mi nuevo número telefónico. Voy a regresar a Rusia con mi mamá y mi hijo, pues esta mañana que estuve en la cárcel encarando a Fernando, me amenazó. Y con todo lo que le ha hecho a usted, no dudo que me haga algo, por eso mejor me voy. Prefiero empezar de cero a que Fernando atente contra mi vida o la de mi hijo. Gracias, Irene, ya me di cuenta de que usted es una buena persona. —Acá el maldito es Fernando, lástima que nuestros hijos tengan su sangre.

Y así se fue Katherinna, con la cabeza gacha y el corazón en mil pedazos.

Llegué a mi casa y sale Estrella a recibirme. Me acuesto con ella a esperar a que llegue Emmanuel. Un rato después siento que llega.

—Hola, mamá, ya llegué. —Emma me llama desde la entrada para saber dónde estoy, como siempre lo hace al llegar a casa.

—Estoy en mi habitación con Estrella, ven a saludarme. —Le grito para que sepa dónde estoy.

—Estrella, traidora, ella es mi mamá —se acerca y Estrella le gruñe —. ¡Qué celosa eres, Estrella! Ella es mi mamá, no la tuya. Mamá, ¿y ese milagro que no estás en el apartamento de Manuel? Yo ya quiero un hermanito, para ver si Estrella deja de celarme contigo.

—Por Dios Emmanuel, yo ya tengo cuarenta años, no estoy en edad de tener un bebé. Además, Manuel tiene la vasectomía desde hace diez años. —Le explico.

—Entonces, ni modo, me quedé con las ganas de tener un hermanito. ¿Pero raro que Manuel, sin tener hijos, se haya operado? Debe ser que no quiere ser papá. —Lo mismo me pregunto: ¿qué pasó para tomar esa decisión?

—Manuel tuvo un hijo, pero murió en un accidente hace diez años junto a su esposa. Hoy me lo confesó, pero no me dijo el porqué se hizo la vasectomía. Si no quiere hablar del tema, yo no lo puedo obligar, ya él me lo dirá a su debido tiempo. —No podía preguntarle por eso viendo cómo se puso al hablar de la muerte de su hijo.

—Qué fuerte, mamá. Debe ser muy duro para él. Me imagino que fue difícil decírtelo, y nosotros no lo sabíamos. Mis abuelos nunca mencionaron que tuvieron un nieto. —Me quedé pensando en ¿por qué nunca lo mencionaron?

—Emma, tú sabes que ellos son muy reservados en sus cosas. —Es verdad.

Le serví la cena, vimos una película y dormimos juntos con Estrella. Emmanuel es un mimado, no sé cómo va a ser cuando se case, somos muy unidos.

¿Qué le pasó a Manuel con su exesposa que no se atreve aún a tocar el tema de su vasectomía? Voy a ser paciente, pero si no habla dentro de cierto tiempo, es que definitivamente nunca va a hablar. Y no sé; si esa sombra en su pasado se interponga en la luz de nuestro futuro.

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Mientras tanto, Manuel en su apartamento piensa: 

«Mañana es el día en que le pediré la mano a mi bonita, ya tengo el anillo de compromiso. La llevaré al sitio más romántico de New York, el Bow Bridge, y allí le pediré matrimonio». 

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Esta semana he estado un poco indispuesta, con asco a algunos alimentos y náuseas matutinas, he tenido un atraso, pero mi periodo no ha sido muy regular, si no fuera porque Manuel tiene la vasectomía, pensaría que estoy embarazada, pues tengo los mismos síntomas que tenía cuando estaba en embarazo de Emmanuel. 

Pueda ser que no sea nada grave, y para salir de dudas pedí cita con mi médico, el doctor Tahona, y me la dio para hoy en la mañana, por lo que hablé con Manuel para ir a la empresa después de medio día y asistir a la cita médica. Insistió en acompañarme, pero como tenía reunión de fin de mes con la junta directiva, desistió de la idea.

📲Amor, buenos días, gracias por el café que me enviaste, te amo. Ya me estoy alistando para ir al consultorio del doctor Tahona.

📱Me avisas cuando salgas, conduce con cuidado.

📲Claro mi vida, tendré cuidado. Te amo.

Llego al consultorio del doctor.

—Irene, buenos días. Cuénteme, ¿qué la trae por acá? —me preguntó amablemente. 

—Hola, doctor Tahona. Desde hace días estoy presentando asco a las comidas, náuseas matutinas, y tengo un atraso de tres meses. Pero mi pareja tiene la vasectomía, por lo que no puede ser un embarazo. —Le expliqué mis síntomas.

—Irene, todos los síntomas que tienes son de un embarazo. El hecho de que tu pareja tenga la vasectomía, no es 100% confiable si no fue realizada adecuadamente, o no se siguieron los controles después de la cirugía. Entonces, para salirnos de dudas, te voy a mandar unos laboratorios; en una hora en que salgan los resultados, nos volvemos a ver. —Tocó esperar a ver qué tengo. 

Salí del consultorio al laboratorio donde me tomaron muestras de sangre y me pidieron una muestra de orina en un recipiente. De ahí fui a la sala de espera mientras salen los resultados. Luego de una hora, me llama el doctor para que pase para leerme el resultado de los exámenes.

—Siéntate, Irene. Te cuento que mis sospechas son ciertas. Estás en embarazo y tienes, según tu última fecha de la menstruación, quince semanas de gestación. Pasemos donde la doctora Paloma para confirmar las semanas y el bienestar del bebé. Ya le comenté tu caso y abrió un espacio para hacerte la ecografía. —Me quedé tan pensativa, que el mismo doctor me tuvo que ayudar a ir a donde la ginecóloga.

—Gracias, doctor. —Digo al rato, aún estoy procesando la información.

Cuando salí del consultorio con el doctor, veo parado a un lado de la puerta a Emmanuel.

—¿Emma, qué haces aquí? ¿No me digas que Manuel te mandó? —Me imagino que así es.

—Sí, mamá. Me llamó muy preocupado de que te estabas demorando mucho, y que él no podía venir, entonces me pidió que te acompañara. ¿Ya terminaste con la consulta? —Ahí están mis sobreprotectores.

—No, mi niño, falta que me hagan una ecografía. —Le explico.

—¿Ecografía? ¿Y eso, mamá, por qué una ecografía? —inmediatamente se preocupó. 

—Ven. Acompáñame, porque quiero que conozcas a tu hermanito o hermanita. —Veo que Emma se frena y empieza a llorar. Está tan emocionado que me abraza.

—¡Mamita, gracias! Vamos, pues, a conocer a mi hermanito. Se va a llamar Jafet como su papá cuando estaba de incógnito. Mamá, ¿y no, pues, que tenía la vasectomía? ¿O es que tiene espermatozoides superpoderosos? —Veo que Emma no entiende de esas cosas.