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Entre el Deber y el Deseo

Entre el Deber y el Deseo

Status: Terminada
Genre:Venganza / Matrimonio contratado / Mujer poderosa / Matrimonio arreglado / Completas
Popularitas:32
Nilai: 5
nombre de autor: Dana Cardoso

A los dieciséis años, fui obligada a casarme con Dante Moretti, un hombre catorce años mayor, poderoso y distante.
En sus ojos, nuestro matrimonio era solo un contrato; en los míos, era amor.
Fui enviada al extranjero para estudiar y, durante cinco años, viví con la esperanza de que algún día él realmente me viera.
Ahora, graduada y decidida, he vuelto a Florencia.
Pero lo que encuentro me destruye: mi esposo tiene a otra mujer y planea casarse de nuevo.
Solo que esta vez no será a su manera. Ya no soy la chica ingenua que dejó partir.
He vuelto para reclamar lo que es mío: el nombre, la fortuna, el respeto… y quizá, mi lugar en su cama y en su corazón.

NovelToon tiene autorización de Dana Cardoso para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 20

(POV: Dante)

La oficina de Moretti Corp nunca había estado tan viva.

El sonido de las conversaciones, los pasos apresurados, los teléfonos sonando — todo parecía vibrar en una frecuencia diferente. Pero lo que realmente me llamó la atención no fue el movimiento, sino ella.

Bianca.

Desde donde yo estaba, podía verla conduciendo la reunión con una confianza que me dejó en silencio. Ella hablaba con firmeza, moviendo las manos en el aire mientras explicaba gráficos y plazos. Los directores, aquellos mismos hombres que un día dudaron de su capacidad, ahora escuchaban cada palabra con respeto.

— Si ajustamos el cronograma de producción, entregamos la línea completa antes de lo previsto — dijo ella, y el tono de su voz… Dios, era firme, sereno, casi hipnótico. — Esto reduce costos y fortalece nuestra presencia en Europa.

Ella parecía hecha para eso.

Y yo, parado detrás del vidrio de mi sala, solo conseguí pensar en cómo subestimé a esa mujer.

Sentí un orgullo difícil de disimular. No era solo admiración profesional — era personal.

Ver a Bianca crecer, imponerse, dominar aquel espacio… era como asistir al nacimiento de una tempestad. Linda, poderosa e imposible de contener.

Cuando la reunión terminó y los ejecutivos comenzaron a salir, yo bajé. Quería verla de cerca.

Ella me miró y sonrió. Una sonrisa discreta, pero suficiente para desarmarme.

— Impresionante, Bianca — murmuré. — Te estás volviendo… imbatible.

— Es apenas el comienzo — respondió, con aquel brillo en los ojos que me hacía olvidar del resto del mundo.

Pero por detrás de todo aquel éxito, había algo que no me dejaba en paz.

En los últimos días, pequeños errores comenzaron a aparecer — informes cambiados, mensajes alterados, movimientos de cuenta que nadie sabía explicar. Cosas sutiles, pero que solo alguien acostumbrado a lidiar con poder percibiría.

Yo sentía.

Algo estaba mal.

Y cuanto más Bianca brillaba, más fuerte quedaba esa sensación. Como si el éxito de ella hubiese despertado algo… o alguien. Estábamos juntos en esa búsqueda por la verdad Bianca y yo, cómplices.

Y en aquella tarde, cuando ella salió para atender una llamada, me quedé solo mirando para el reflejo de ella en el vidrio.

Pensé en lo cruel que el mundo podía ser con quien osaba subir demasiado.

Algunas horas después, la prensa comenzó a publicar los titulares.

“La joven esposa de Dante Moretti revoluciona la Moretti Corp.”

“Bianca Moretti: la mente por detrás de la nueva fase de la empresa.”

Leí cada línea en silencio.

Parte de mí quería conmemorar.

Otra parte… sintió una opresión extraña.

El éxito trae respeto, pero también envidia. Y yo sabía lo venenoso que el mundo de los negocios podía ser.

Un día más de trabajo pasó rápido y volvimos para casa juntos algo que no hacíamos con frecuencia pues siempre intento mantener distancia principalmente ahora que mis sentimientos están tan aflorados. No podía darme el lujo de ceder ahora que las cosas estaban complicándose en la empresa. Permitir una proximidad mayor podría quitarme el foco.

Llegamos en casa y Edward estaba sentado en el lujoso sofá gris que preenchía la sala. Tenía una maleta a su lado algo que me dejó curioso. Entonces cuando él dijo que había encontrado un nuevo lugar para quedarse, intenté mantener la cordialidad.

— Me alegro que hayas resuelto — hablé, midiendo cada palabra.

Él parecía sincero, pero no conseguí evitar la desconfianza.

Era una sensación que venía de dentro, casi instintiva. Edward era gentil, pero había una proximidad entre él y Bianca que yo no sabía explicar. Tal vez fuese solo celos… tal vez no.

Bianca aún insistió más para mi completo placer él se fue pero prometió estar siempre por cerca. Inglés idiota y arrogante, ya fue tarde.

Por la noche, la Villa estaba silenciosa.

Aquel tipo de silencio que parece esconder algo.

Me senté en el sofá, intentando relajar, cuando Bianca bajó las escaleras.

Simple, natural… y aún así, todo en ella me quitaba el aliento.

— Estás increíble — dije, sin conseguir contener lo que sentía.

Ella me miró y sonrió levemente.

— Gracias Marido, son tus ojos.

Pero yo sabía que no era solo eso.

Ella estaba diferente. Fuerte. Segura.

Y aquello me atraía tanto cuanto me asustaba.

Me levanté y caminé hasta ella.

Me quedé cerca lo suficiente para sentir el perfume de ella, pero lejos lo bastante para mantener el control.

— Se está volviendo difícil no quererte — confesé.

Ella desvió la mirada, una sonrisa breve en los labios.

Yo toqué la mano de ella — rápido, firme, contenido.

Fue un toque pequeño, pero suficiente para encender algo entre nosotros que ya venía quemando en silencio. Di un paso para atrás pues dentro de mí un torbellino ya crecía.

— Vamos a celebrar tus conquistas después — murmuré y ella bajó la cabeza y salió.

Me quedé solo en la sala.

El reloj marcaba casi medianoche.

La chimenea crepitaba, y el viento allá afuera sonaba como un susurro.

Fue entonces que la sensación volvió.

Aquella misma sensación de ser observado.

Miré alrededor — nada.

Pero el aire parecía más pesado, como si la propia casa respirase junto conmigo.

Yo sé lo que es paranoia. Ya viví lo bastante para reconocer cuando ella me ronda.

Pero aquello era diferente.

Era real.

La amenaza estaba allí, en algún lugar.

No tenía rostro, ni nombre.

Pero yo podía sentirla moviéndose en las sombras de la empresa, tal vez hasta dentro de la Villa.

Y por más que yo intentase ignorar, algo me decía que todo aquello — el éxito, la ascensión de Bianca, el brillo que ella emanaba — era exactamente lo que esa sombra esperaba.

El enemigo no habla.

El enemigo observa.

Y, silenciosamente, se aproxima.

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