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La Protegida Del Abuelo

La Protegida Del Abuelo

Status: Terminada
Genre:Malentendidos / Traiciones y engaños / Familias enemistadas / Amor eterno / Matrimonio arreglado / Completas
Popularitas:143.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Meche

Leoncio Almonte tenía apenas trece años cuando una fiebre alta lo condenó a vivir en la oscuridad. Desde entonces, el joven heredero aprendió a caminar entre las sombras, acompañado únicamente por la fortaleza de su abuelo, quien jamás dejó que la ceguera apagara su destino. Sin embargo, sería en esa oscuridad donde Leoncio descubriría la luz más pura: la ternura de Gara, la joven enfermera que visitaba la casa una vez a la semana.

El abuelo Almonte, sabio y protector, vio en ella más que una cuidadora; vio el corazón noble que podía entregarle a su nieto lo que la fortuna jamás lograría: amor sincero. Con su bendición, Leoncio y Gara se unieron en matrimonio, iniciando un romance tierno y esperanzador, donde cada gesto y palabra pintaban de colores el mundo apagado de Leoncio.

Pero la felicidad tuvo un precio. Tras la muerte del abuelo, la familia Almonte vio en Gara una amenaza para sus intereses. Acusada de un crimen que no cometió —la muerte del anciano y el robo de sus joyas—

NovelToon tiene autorización de Meche para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La promesa en París

Su primera vez.

El eco de sus pasos resonaba en el pasillo del juzgado. Gara y Leoncio iban tomados de la mano, como si el mundo entero no existiera más allá de ese contacto cálido que les daba fuerza.

Al entrar, el registrador civil levantó la vista y casi se atragantó con su propio aliento.

—¡Válgame Dios! —murmuró, sorprendido al reconocer a Gara.

La joven del pueblo, la misma que había sido señalada por tantos, estaba allí, radiante, dispuesta a casarse con el nieto de Ulises.

—¿Todo listo? —preguntó Ulises, haciendo sonar su bastón contra el suelo con firmeza.

El registrador, nervioso, casi deja caer los papeles.

—S-sí… por aquí, por favor—

Los condujo a una pequeña sala preparada para las bodas civiles. Había flores frescas en un jarrón y un arco sencillo adornado con listones blancos. Gara acomodó la silla de Leoncio y lo ayudó a sentarse, luego se sentó a su lado.

El registrador se aclaró la garganta.

—Hoy estamos reunidos para unir en matrimonio a Leoncio Almonte y Gara Vega… —su voz temblaba un poco, pero fue tomando firmeza mientras pronunciaba las palabras de rigor—. El matrimonio es un acto de amor, de respeto y de entrega mutua—

Leoncio sonrió, girando el rostro hacia donde estaba Gara.

—Lo sé —susurró, con un hilo de voz que solo ella escuchó.

El momento llegó.

—Gara Vega, ¿acepta usted a Leoncio Almonte como su legítimo esposo, prometiendo amarlo, respetarlo y cuidarlo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?—

Gara tragó saliva, sus ojos brillaban con lágrimas contenidas.

—Sí, acepto—

La sala entera pareció suspirar con ella.

—Y usted, Leoncio Almonte, ¿acepta a Gara Vega como su legítima esposa, prometiendo amarla, respetarla y cuidarla en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?—

Leoncio sonrió con serenidad.

—Sí… acepto.

El registrador asintió.

—Queda sellada esta unión. Puede besar a la novia—

Gara no esperó un segundo. Lo tomó con ambas manos del rostro y lo besó con la intensidad de quien sabe que su vida comienza en ese instante. Leoncio correspondió con torpeza dulce, palpando su mejilla como si quisiera grabar cada contorno en su memoria.

—Eres mi felicidad, Gara —susurró él al separarse un poco.

Ella lo abrazó fuerte.

—Aunque tu madre se enoje porque no la invitaste, no me importa. Mientras seas feliz a mi lado, nada más importa—

Ulises, emocionado, carraspeó.

—Vamos, muchachos, empecemos con las fotos. Ya quiero colgar una en el salón de la casa—

El fotógrafo les pidió que se tomaran de las manos, que se miraran de frente, que se besaran de nuevo. Gara reía nerviosa, Leoncio trataba de seguir las instrucciones, confiando en que ella lo guiaría siempre.

Cuando salieron del registro, Gara se detuvo en seco.

—¿Y ahora? —preguntó, confundida.

Ulises levantó el bastón como si diera una orden.

—Ahora… los llevo al aeropuerto—

—¿¡Al aeropuerto!? —exclamó Gara, con los ojos muy abiertos.

Leoncio apretó su mano con dulzura.

—Sí, amor. Nos iremos de luna de miel. Es lo menos que puedo darte después de esta boda sencilla—

—Pero… yo no he pedido permiso en el trabajo, no traje maleta… —dijo ella, mordiéndose los labios.

Leoncio extendió la mano y acarició su rostro, buscando con las yemas de los dedos los pómulos tensos.

—Mi abuelo ya se encargó de todo. La ropa no importa, allá compraremos lo necesario—

Ulises sonrió, divertido.

—Tranquila, hija, ya reservé el vuelo y el hotel. Ahora súbanse al coche—

Gara respiró hondo, todavía incrédula, y obedeció.

En el aeropuerto

El auto se detuvo frente a la entrada principal. Ulises bajó primero y abrió la puerta para ellos. Leoncio, con paso seguro aunque guiado por Gara, sacó un sobre de su saco.

—Aquí están los boletos —dijo, extendiéndoselos a ella.

Gara los tomó y sus ojos se abrieron como platos al leer el destino.

—¡París! Leoncio… no debiste hacerlo—

Él sonrió con ternura.

—Es tu sueño. Te mereces conocerlo… y yo quiero estar a tu lado para escucharte describirlo—

Ella no aguantó más y lo besó allí mismo, en medio del bullicio del aeropuerto.

—Me encantas, Leoncio—

—Y tú a mi—

El procedimiento de embarque fue emocionante para Gara. Nunca había salido del pueblo. Eligió el asiento de la ventanilla y se quedó mirando el cielo hasta que el cansancio la venció, recostando su cabeza en el hombro de Leoncio. Él, en silencio, acariciaba su mano, pensando que jamás creyó que alguien lo amaría así, sin mirar su ceguera, solo su alma.

Llegada a París

El aire frío los recibió. Gara tembló un poco.

—Ay… qué clima tan distinto—

Leoncio rió suavemente.

—Con ese vestido cualquiera sentiría frío. Vamos a buscarte un abrigo—

Entraron a una tienda en el mismo aeropuerto y Gara eligió un abrigo largo color crema. Siempre de la mano, caminaron hasta la salida donde un chofer los esperaba con un cartel enorme que decía: Recién casados Almonte.

Gara no podía dejar de sonreír, mirando la ciudad iluminada desde la ventanilla.

—Es más hermosa de lo que soñé… —susurró.

Leoncio buscó su mano.

—Descríbemela, amor. Quiero verla a través de ti—

Ella tragó saliva, emocionada.

—Luces doradas en cada esquina… edificios como salidos de un cuento… y un cielo inmenso—

Él suspiró, acariciándole los dedos.

—Gracias por prestarme tus ojos—

En el hotel

La recepción fue rápida. El ascensor los llevó a una habitación en el piso alto. Gara corrió hacia la ventana y exclamó:

—¡Dios mío! Qué vista tan hermosa—

Leoncio caminó hacia ella y la abrazó por la espalda.

—Ojalá pudiera verla contigo—

Sus labios bajaron lentamente hasta su cuello. Gara se estremeció. Se volteó y, por primera vez, tomó la iniciativa con decisión.

—No tienes que verla, Leoncio. Solo sentirla—

Él titubeó, con un leve rubor.

—Gara… espera. Quizás deberíamos bañarnos primero, ha sido un día largo—

Ella sonrió traviesa.

—Entonces vamos juntos—

Con delicadeza, empezó a despojarlo de la ropa, guiando cada movimiento con paciencia y ternura. Leoncio, aunque nervioso, se dejó llevar, estremeciéndose ante cada roce.

—Estamos casados… ahora eres mío —le susurró ella, tomándolo de la mano y conduciéndolo al baño.

El agua tibia cayó sobre ellos, borrando el cansancio del viaje. Gara acariciaba cada centímetro de su piel, guiándolo, dándole confianza, Leoncio son su cuerpo bien despierto desde el inicio.

Después lo llevó hasta la cama. Él cayó sentado y ella, con una sonrisa suave, se subió sobre él.

—No tengas miedo, Leoncio. Yo te enseñaré—

Él respiraba agitado, tocando su rostro, sus labios, como si quisiera memorizarla con las manos.

—Eres todo lo que soñé —balbuceó.

Gara lo besó con ternura infinita.

—Y tú eres el hombre que elegí… aun sin ver, me haces sentir vista como nunca antes—

Ella dejó caer todo su cuerpo encima de él, logrando que Leoncio apretará sus caderas con fuerza, era la primera vez para él y ella se estaba moviendo suave y delicada haciendo que él se corriera rápidamente.

—Solo te lo perdono porque es tu primera vez—

Leoncio sintió vergüenza, fue demasiado rápido, —Perdona— dijo él.

—No te preocupes, la noche aún es joven y con el cambio de horario podremos estar toda la noche despierto — ella lo empezó a besar, colocando sus manos encima de ella, para que la tocará en todas partes son miedo.

La noche los envolvió. Fue torpe y dulce, apasionada y lenta, la primera entrega de dos almas que, más allá de los sentidos, habían decidido amarse para siempre.

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Magby Klaret Garcia
Coño a estos dos para no hacer ese tipo de trabajo están muy involucrados 🤨
Magby Klaret Garcia
Ahí Dios mío jajaja 😂😂
Anonymous Carmen diaz
Leoncio y Gara su amor a pesar de la maldad por el dinero podrán luchar por que sean felices
Anonymous Carmen diaz
Gracias escritora muy bonita historia
Anonymous Carmen diaz
Hubiera sido bueno que hubieras visto a tu abuela antes de morir Gara pero regresar a tu pasado con tu esposo e hijos es bueno para ti madre
Yolanda Edith Cruz Arredondo
Excelente novela, muchas felicidades.

Saludos desde mexico.
Magby Klaret Garcia
Ajá Leoncio y que querías que la matarán a ella junto a su bebé 😓 que canijo estás siendo 🤨
Anonymous Carmen diaz
Gara y Leoncio un amor que deberá salir adelante por la avaricia de su madre y tío por culpa de la fortuna de su familia a pesar de la adversidad aunque tarde su amor triunfará
Anonymous Carmen diaz
Felicidades escritora bella historia la disfrute gracias por compartirá
Anonymous Carmen diaz
Gara volviste a donde empezó tu amor por Leoncio y ahora con tu familia aunque ya no el abuelo Ulises y tu abuela la vida sigue y podrán con todo como familia
Anonymous Carmen diaz
Hay Gara tu abuela ya murió no conoció a sus bisnietos pero tu madre debe recuperar tu vida y de tus hijos
Anonymous Carmen diaz
Papá sin precaución ni modo Leoncio tu hija te demostró su amor
Anonymous Carmen diaz
Sientes emoción Leoncio tu familia y gara y tus hijos tu mundo por quien ser fuerte y luchar por todo
Anonymous Carmen diaz
Pobre Leoncio su miedo será quien dicte si lega al final del parto o entra en pánico o se desmaya
Anonymous Carmen diaz
Te conoces Leoncio estas temblando pero si no vaz con ella te perderás el momento de ver nacer a tu segundo hijo y Gara se podría sentir triste o desilusionada
Anonymous Carmen diaz
Leoncio recuerda ya hara tuvo un niño es su segundo parto y era enfermera así o más información
Anonymous Carmen diaz
Bravo la parejita pero igual hubiera sido si fuera niño el amor de los padres a sus hijos es lo mejor
Anonymous Carmen diaz
Leonardo lo importante será que tendrás un hermanito y además serás el mayor tienes a tus padres junto a ti
Anonymous Carmen diaz
Su amor si hojeo y el que viene es lo que más quieren y el que Renato los fue a buscar para matar a Leoncio fue algo bueno ya que se quedara en Francia y podrán estar ya tranquilos de lo que pueda hacerles Gara es momento de buscar a ru madre y abuela y mostrarle a tu hijo o hijos si esperan que nazca antes de irlas a ver
Anonymous Carmen diaz
Está creciendo y no disfrutando su niñez Gara debes cuidar esa etapa para Leonardo
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