Un Amor Inesperado

Sarah:

El cielo se oscurecía poco a poco, las estrellas comenzaban a asomar tímidas, y el frío de la tarde se colaba entre los árboles. Liam seguía sosteniendo mi mano, como si en ese simple gesto pudiera protegernos del mundo entero. Yo me sentía vulnerable, pero también fuerte, porque estaba con él

—Sabes qué —dijo él en un susurro, como si temiera romper la magia del momento—. No quiero que esto sea solo un secreto. No quiero que tenga miedo quiero que sea real aunque no sea fácil

Lo miré, con el corazón latiendo a mil por hora, Cómo podía ser tan valiente . Cómo podía hacerme sentir que todo era posible, aunque el mundo estuviera en nuestra contra

—Yo también lo quiero —confesé— Pero no sé si estamos preparados para enfrentar todo lo que viene

—Entonces enfrentémoslo juntos —respondió, apretando mi mano— tú y yo, contra el mundo

Me quedé en silencio, escuchando solo nuestra respiración y el susurro del viento entre las hojas. En ese instante, todo lo demás se desvaneció: la universidad, Doruk, las miradas sospechosas. Solo existíamos nosotros. Liam se levantó y me tendió la mano. Lo tomé sin dudar, y juntos nos quedamos de pie, mirando el cielo que ahora ya estaba lleno de estrellas. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que había esperanza

—Sabes qué más?—dijo con una sonrisa juguetona—. Quiero que me cuentes todo. Todo lo que sientes. Que no guardes nada

Le sonreí, dejando que la luz de la luna iluminara mis ojos húmedos

—Eso, Liam, me asusta un poco —admití— Pero quiero intentarlo

Nos abrazamos fuerte, y supe que no importaba cuánto tiempo nos quedara para estar así. Mientras él estuviera conmigo, todo valdría la pena. Nos separamos del abrazo lentamente, como si el tiempo se estirara para darnos un respiro más. Liam me acarició la mejilla con el dorso de los dedos, con esa delicadeza suya que siempre me desarma

—No quiero que te asustes —dijo, mirándome con una seriedad suave, casi tierna—. Solo quiero que confíes en mí. No voy a soltarte.

Quise responderle, decirle que ya confiaba, que quizás lo hacía demasiado. Pero en vez de palabras, asentí. Porque en ese momento, cualquier frase me parecía insuficiente

Empezamos a caminar por el sendero de tierra que nos llevaba de regreso. Sus pasos y los míos se sincronizaban como si siempre hubiéramos caminado juntos. Las luces de la casa asomaban a lo lejos, cálidas, tranquilas , peligrosas. Sabíamos que al cruzar esa puerta volveríamos a ocultarnos, a fingir que todo era normal

— Crees que Noah sospecha algo —pregunté de repente, bajando la voz

Liam suspiró

—Creo que Noah lo intuye pero no está seguro Y mientras no lo este tenemos tiempo

Nos quedamos en silencio, cada uno atrapado en sus pensamientos. Me pregunté cuánto más podríamos vivir así a escondidas, entre miradas furtivas y silencios cargados de significado Pero entonces, Liam me volvió a tomar de la mano

—Ey —me llamó, deteniéndose un instante antes de entrar— No quiero que esta historia se escriba con miedo. Quiero que, cuando miremos atrás, recordemos lo bonito que fue incluso si dolió

Lo abracé de nuevo, apretando los ojos con fuerza. Porque yo también quería eso. Porque él era lo único que me hacía sentir completa en medio del caos. solté su mano con cuidado. Ambos sabíamos que no podíamos entrar juntos. Nos miramos un segundo más, como si estuviéramos memorizando los últimos segundos de libertad

—Voy primero —dije acomodándome el cabello con nerviosismo

—Te veo adentro —respondió Liam, dándome una media sonrisa que me hizo temblar por dentro

Crucé el umbral de la puerta con el corazón en la garganta. La luz del salón me cegó por un segundo, y el murmullo de voces me ancló de nuevo a la realidad. Noah estaba en la cocina, riendo con Doruk, que estaba recostado en el sofá con una cerveza en mano

— Ey —saludó él, alzando la botella hacia mí— Dónde estabas, Sarah

—Dando una vuelta —respondí intentando sonar casual mientras colgaba mi chaqueta en el perchero

— Sola - La mire

—Sí, necesitaba despejarme un poco —mentí, y aunque mis palabras salieron firmes, me odié por lo fácil que me resultaba ocultarlo

Doruk asintió, sin mostrar señales de sospecha. Bebió un sorbo tranquilo y volvió a mirar hacia la cocina, donde noah hablaba con alguien por el celular. Pocos segundos después, escuché el sonido de la puerta abrirse de nuevo. Mi estómago dio un vuelco

Liam entró con su chaqueta colgada sobre el hombro, los rizos un poco desordenados por el viento. Se detuvo al vernos, como si estuviera evaluando la escena

—Y tú —preguntó Doruk, señalándolo con la botella— También andabas de paseo

—Me fui a dar una vuelta en la moto. El aire está buenísimo ahora —dijo Liam, y su tono era tan natural que hasta yo me lo creí

Doruk rió.

—No entiendo cómo les gusta ese frío

—Nos despierta —contestó Liam con una sonrisa torcida, y se dirigió a la cocina sin siquiera mirarme

Yo respiré por fin como si hubiera estado conteniendo el aire desde que entré. Noah nos dio una mirada rápida a todos, como si analizara algo. No dijo nada, pero cuando sus ojos pasaron por mí, sentí una incomodidad leve. Como si su intuición estuviera empezando a encenderse

—Todo bien —me preguntó caminando hacia el salón

—Sí, solo tenía ganas de caminar un rato —respondí, recogiendo una taza vacía del comedor para ocupar mis manos

Él asintió Nada en su expresión era concluyente, pero tampoco despreocupado. Liam salió de la cocina con una manzana y subió las escaleras sin decir nada más. Antes de desaparecer, rozó brevemente mi mirada. Fue apenas un segundo, pero suficiente para que mi pecho se apretara

Y ahí estábamos otra vez en la rutina, entre charlas y luces cálidas, fingiendo normalidad. Pero dentro de mí, todo seguía temblando. Porque ya no éramos los mismos. Y porque estábamos aprendiendo a vivir con el riesgo de que alguien, algún día nos descubriera