Irina mata a su esposo, tras enterarse que tiene secuestrada a la hija de su jefe para violarla y golpearla.
NovelToon tiene autorización de Lilian Ortega para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Tumor
Los meses siguientes me costaba desnudar y afrontar mis miedos. Algo andaba mal, era muy claro, que mi memoria a largo plazo lentamente se estaba apoderando de mis buenos recuerdos. Tenía sed de ver sangre entre mis manos y acariciar la desgracia de otros con mis manos, pero por el bien de mi hijo, tenía que parar.
La pequeña luz que crecía en mi vientre, no se merecía ser parte de este mundo apagado y cruel. Mi deber era mostrarle que a pesar de tanta mierda, se podía vivir.
Me retorcía la idea de estar casada y cumplir un rol que no deseaba. Me esforzaba en no mandar todo a la mierda, cuando tenía ataques de desesperación. Nunca más podría volver a ser lo que era antes, simplemente me tocaba continuar.
Hace varias semanas que no visitaba a la psicóloga, estacione en frente del consultorio. Era momento de hablar con ella, baje cuidadosamente del coche, deslizando mi mano sobre mi vientre, ya no podía ocultar mi embarazo, mi hijo ya se hacía notar.
La psicóloga me atendió de inmediato.
—¿Cómo has estado, Irina?— me preguntó para iniciar la sesión.
—Con todo lo que mi mente dibuja, no se puede estar bien— le respondí.
—¿Cuántos meses tiene tu bebé?
—Seis.
—¿Qué significa tu bebé en tu vida?
—Significa paz.
—¿Por qué crees que significa paz?
—Porque su pequeño corazón me limita a hacer cosas malas. Tiene un pequeño poder sobre mí que me obliga a defenderlo y cuidarlo.
—¿Qué fue lo más malo que hiciste durante tu embarazo?
—Matar a un violador.
—¿Por qué lo hiciste?
—Porque estaba violando a una niña.
—¿No era mejor llamar a la policía?
—Matar a alguien, es como comer un chocolate. Cuesta evitarlo. A demás, este mundo necesita limpieza.
—¿Desde cuándo empezaste a hacer limpieza?
—Desde el día que mate a mi vecino. La rabia aún me domina y me hace hacer cosas que no quiero. En ocasiones mi inconsciente me gana y salgo a buscar una víctima.
—¿No tienes miedo que la policía te atrape?
—No. Con justa razón pagaría mi condena.
—Si te meten presa. ¿Quién cuidará a tu bebé?
—Su padre.
—No sería mejor, que tú, cuides a tu hijo.
—Mi hijo no se merece una madre enferma.
—¿Amas a tu hijo?
—Mucho, pero con su padre estará más seguro.
—Un hijo debe ser cuidado por su madre.
—Hasta donde pueda cuidaré de él.
—Irina, eres una mujer muy fuerte. Ahora tienes una fortaleza, que es tu hijo. Puedes cuidar de él, con o sin su padre.
Era muy cierto lo que decía la psicóloga, pero lo que no se daba cuenta era, que trataba con una verdadera asesina. Con problemas mentales y comportamientos no normales. Ella creía que todo lo que le había contado desde que empecé a tratarme con ella, era producto de mi imaginación, que todo era un inventó de mi cabeza, que solo deliraba.
No podía más estar en ese consultorio, tomé mis cosas y me fui a la oficina. Cuando llegue me dirigí directamente al asesor, cuando la puerta se abrió, alguien por la espalda me empujó y caí, la puerta del asesor se cerró de golpe, golpeando mi vientre y haciéndome gritar de dolor. Los de seguridad vinieron enseguida y llamaron a la ambulancia.
La noticia llegó rápidamente a mi esposo.
—¿Qué pasó amor?— fue lo último que escuché.
Mi esposo ensució su traje impecable con mi sangre, cuando me cubrió entré sus manos. No entendía que había pasado conmigo, con el rostro angustiado aguardaba a los médicos. Cuando por fin llegaron, me subieron a la ambulancia. Aidan me acompaño, me tomó de la mano, mientras la ambulancia se alejaba del lugar de los hechos a toda velocidad.
Dos hora después la lluvia azotaba las calles cuando un médico entró. Apenas pude abrir los ojos y ver su rostro. Observé un par de hojas en sus manos.
—¿Cómo te sientes, Irina?— preguntó.
—Algo mareada—respondí, intentando mantener la calma—¿Cómo está mi bebé? —pregunté angustiada.
—Tu bebé está bien por ahora.
—¿Qué significa por ahora?— me altere.
—Te detectamos un tumor cerebral.
Esas palabras aplastaron mi corazón, no estaba preparada para recibir esa noticia. Mi mundo destruido se destruía más. No me importaba si moría o no. Mi preocupación era mi hijo, quería que él viviera y tenga una vida maravillosa.
—¿Qué debo hacer para proteger a mi hijo?
—Hay muchos tratamientos, pero todas tienen efectos secundarios en el bebé. Lo que podemos hacer es esperar que el bebé llegue a los ocho meses y hacer una cirugía. El bebé nacerá por cesárea y atacaremos al cáncer al mismo tiempo, pero no sabemos cuanto avanzará el cáncer en ese tiempo.
—No me importa cuanto avance, solo quiero que mi bebé nazca bien.
—De ahora en adelante, tus cuidados serán aún mayor, los controles más seguidos, y en caso de que te sientas mal, no dudes en venir al hospital.
—¿Puedo pedirle un favor doctor?
—No le diga nada a mi esposo por favor, ni a nadie.
—Es necesario que alguien lo sepa y te acompañe.
—De eso me encargo yo.
—Más tarde pasaré para un control.
—Está bien.
El doctor abandonó la habitación y enseguida entró mi esposo con mi madre.
—¿Cómo estás mi amor?—preguntó mi madre envolviéndome entre sus brazos.
—Estoy bien mamá, tienes una hija de acero— le respondí alegremente.
—¿Qué te dijo el médico?— preguntó Aidan.
—Aidan, quiero que atrapes a la hija de puta que me hizo esto— le dije con rabia.
—No te preocupes, ya me encargué de eso.
—¡Cuando sepas quien es, ni se te ocurra ocultarmelo!
—¿Qué piensas hacer con esa persona?
—¡Matarla!
—¡Qué dices hija!— mi mamá exclamó horrorizada.
—¡Estoy jodiendo mamá!, pero quiero saber quien es.
El teléfono de mi mamá sonó y salió a contestar.
—Estaba muy preocupado Irina— dijo mi esposo tomándome de la mano.
—Aidan, hay algo que debes saber.
—Dime.
—Edison es mi amante.
—¿Por qué de repente me estás confesando esto?
—Por qué en cualquier momento seguro vendrá a verme, y no quiero que te enojes.
Se apagó el brillo de los ojos de mi esposo y se pusieron triste. Mi esposo se merecía ser feliz y yo solo le causaba tristeza. En las últimas semanas, empecé a sentir cariño por él, pero ahora debía alejarme de él, no quería retrasar su vida con la mía.
Yo representaba la monstruosidad y el castigo, pero nadie se daba cuenta de eso. Por mucho tiempo me camuflé sin que nadie se dé cuenta, era hora de pagar las cuantas y la vida me estaba cobrando facturas.
—¿Te enamoraste de tu amante?— preguntó.
—Tal vez.
—¿Por qué de él y no de mi?
—Con Edison nos conocemos hace años, nunca pudimos estar, porque él vivía en España, pero ahora que vive aquí tal vez nos demos una oportunidad. Vos y yo solo hemos estado seis meses y hasta ahora sigues siendo un extraño en mi vida. Puedes estar con la persona que vos quieras, eres libre Aidan.
—¿Quieres que nos divorciemos para que estés con tu amante?
—Primero quiero demostrarte que mi hijo es tu hijo, después veremos.
—No hace falta que me demuestres nada, estoy muy convencido que aquí— tocando mi vientre dijo— llevas a mi hijo.
—Aidan, para que nuestro hijo nazca falta cuatro meses, y durante esos meses dejaré de trabajar. Por favor, hazte cargo de los contratos, y de lo demás hablaré con mi padre.
—Así será Irina. Todo será como vos digas. Siempre ha sido así. Te resulta fácil planificar las cosas sin que te importe si a los demás le afecta o no.
Era la conversación más dura que había tenido con mi esposo. Las ilusiones que un día tuve, se iban a morir conmigo.
Mandy llegó asustada al departamento de André.
—¿Qué ocurre? ¿Por qué tocas como una loca?— exclamó André al abrir su puerta.
—Empujé a Irina en el asesor y callo muy fuerte y se la llevaron al hospital— respondió agitada.
—¿Por qué hiciste eso?
Mandy miró de un lado a otro, para asegurarse de que no hubiera testigos antes de entrar a la casa de André.
—Si se entera Irina de que fuiste vos, estás en graves problemas— comentó André.
—Esa maldita me robo a mi novio. No voy a permitir que tenga un hijo de él.
—Si querías asegúrate de eso, tenías que enviar a un profesional. Con buena plata podías haber contratado un buen sicario, pero ahora estás en problemas.
—Por eso estoy aquí. Necesito tu ayuda.
—¿Qué quieres hacer?
—Hay que eliminar los videos de las cámaras.
—Tengo un amigo que trabaja ahí, déjame ver que puedo hacer.
Mandy y André se aliaron para venir contra mí. En ambos había poca humanidad. Ahora no estaba segura de quien era el verdadero monstruo.
A primeras horas del día siguiente, Edison me encontró frente a la gran ventana de la habitación, con los ojos enrojecidos y las pupilas dilatadas.
—Hola hermosa— interrumpió mi silencio.
Reconocí su voz de inmediato y corrí hacia sus brazos. Él me abrazó muy fuerte, luego aparte un poco mi cuerpo para darle un beso en sus labios.
—¿Qué pasó?— preguntó.
—Edison, las cosas no están bien y te voy a pedir un gran favor.
—Pídeme lo que quieras amor.
—Tengo un tumor cerebral.
—¡Qué!...
—Ayer me enteré, por eso quise verte con urgencia. Nadie sabe, sos el único.
—¿Cómo está el bebé?
—Por ahora bien, pero mi salud de a poco se irá deteriorando y necesito que seas mi cómplice en esto. ¿Será que puedes?
—¿Qué hay de tu esposo y tu familia?
—No quiero preocuparlos, esta es mi lucha y quiero salir sola, pero tan sola no puedo, necesito un aliado.
—¿Y por qué me escogiste a mi?
—Porque soy egoísta y porque solo vos sabes, quien soy en realidad.
—Me volveré más adicto a vos, si nos vemos con más frecuencia.
—Aprovéchame, antes de que la muerte o el amor venga por mi, y me aparte de vos.
—Ja, ja, ja que cosas ridículas dices.