Casada por dos años con un hombre que pensaba que la amaba, pero luego este le fue infiel y decidida se divorció, se fue del país y comenzó otra vida lejos de ese mal recuerdo.
Sin imaginar que se encontraría con un problema...
Viviendo en otro país, lo primero que hizo fue ir a un bar, tomar quién sabe cuantos tragos de tequila y un par de margaritas, termina teniendo una aventura de una noche y luego se fue sin decir una sola palabra.
Después de ello su familia busca casarla, pero antes la hacen firmar a ella y futuro esposo un contrato el cual establece que sí alguno de los dos era infiel, el divorcio sería inmediato y además de tener que pagar una indemnización que era el equivalente al valor de ambas empresas familiares.
Firmaron. Ella trataba de olvidar aquella aventura, mientras que él buscaba con desesperación hacerle saber a ella que él era el hombre al que le había dado el mejor sexo de su vida y que su aventura no es un error, si no un perfecto error.
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Capítulo 19
SOFÍA
Pasaron dos semanas y finalmente tuve el valor de llamar a mi abuelo luego de que no pude hacerlo al día siguiente que me quedé en el departamento de Elsa. Cuando le dije lo que había pasado mi abuelo no dudó en cortar lazos con la familia Richter, estaba más molesto y enojado que yo, pero me apoyó y me consoló.
Después de esa llamada, Dmitri no dejó de llamarme y de enviarme mensajes suplicando que habláramos, que le dijera donde estaba y que por favor lo llamara.
No deseaba hablar con él, en ese momento quería estar sola y pensar antes de poder decir o hacer algo de lo que me iba a arrepentir.
Estaba trabajando en algunas ideas para otro libro, cuando sentí una sensación extraña de querer vomitar, me levanté del escritorio del estudio del departamento de Elsa y corrí al baño, vomité y luego de hacer eso me sentí muy mareada, veía doble y entonces mi teléfono sonó y el mareo se fue de manera repentina.
Me levanté con cuidado del suelo y fui hasta el escritorio y tomé mi teléfono era mi Padre. Contesté el teléfono.
—¿Diga?—Dije tratando de disimular mi mareo.
"—¿Cómo estás, pequeña?—" Me preguntó mi Padre preocupado.
—Bien, dentro de lo que cabe.
"—Lamento tanto haber accedido a esto hija, de haberlo sabido ni siquiera habría aceptado esto. Perdóname mi vida, perdóname hija."
Mi papá en ese momento se mostró impotente y culpable a la vez, era cierto. Él era tan culpable así como mi abuelo y yo también, por estúpida.
—Todos fuimos culpables, papá, no solo tú. Además, yo no debí de haber accedido a esto—. Le confesé.
"—Hija, seré honesto contigo. La familia Richter me llamó y me pidió perdón por lo ocurrido, y también me dijeron que no van a retirar el dinero invertido en la empresa, me rogaron que viéramos ese dinero como una indemnización por la estupidez de Dmitri. Si quieres que devolvamos ese dinero, lo hago, no ha sido usado. ¿Quieres que lo devolvamos?—"
Era difícil decirle que devolviera ese dinero, pero me di cuenta de qué... lo mejor era no devolverlo.
—No, no lo hagas. La familia Richter, ha sido muy amable con nosotros y ellos no tienen la culpa de nada. Habla con ellos y llega a un acuerdo con esa familia. Y por favor, sí te preguntan sobre mí diles que estoy bien. Y nada más—. Lo oí suspirar.
"—Que bueno que lo dices, porque el abuelo de Dmitri está preguntándome por ti, se enteró y está muy apenado. Y espera que no le guardes rencor a su nieto."
—No quiero hablar de eso, y... te hablo después—. Terminamos de hablar y corrí otra vez al baño, vomité hasta que finalmente me sentí bien.
En ese momento llegó Elsa y entró al baño.
—¿Estás bien?—Preguntó preocupada.
—Sí, es solo que... desde esta mañana que no me he sentido bien.
Me miró con los ojos muy abiertos. Se sostuvo del marco de la puerta del baño, evitando caerse.
—Perdóname por lo que te voy a decir, pero... ¿Estás embarazada?—La miré con deseos de decirle que no, que era una locura, pero luego hice cuentas en mi mente y me di cuenta de que era una posibilidad.—¿Cuánto tiempo estuviste viviendo con ese patán?
—Más de un mes, quizás un poco más. Maldita sea, creo que estoy embarazada.
—Necesitas hacerte una prueba de embarazo, AHORA—. Y antes de poder decir algo, Elsa salió corriendo a comprar una prueba de embarazo.
Me levanté del suelo del piso del baño y me dirigí al sofá de terciopelo negro que tenía, el cual era horrendo, pero muy cómodo. Me acosté en él al sentir mucho sueño, me acomodé en una posición cómoda e inmediatamente me dormí.
No supe cuánto tiempo pasó, pronto me desperté cuando oí llegar a Elsa.
Me levanté del sofá y entonces Elsa me tendió una bolsa negra y dijo:
—Ve, te espero aquí—. Asentí y fui al baño sosteniéndome de las paredes blancas del departamento, llegué al baño y giré el picaporte con la fuerza suficiente para poder entrar.
Entré al baño, me recargué sobre el lavabo y suspiré pesadamente deseando porque diera negativo. Sin embargo, tomé valor e hice la prueba.
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Terminé de hacer la prueba, tiré de la cadena, me lavé las manos y tomé la prueba entre mis manos, la miré y había dos rayas rojas bien definidas, en ese momento me derrumbé.
—No puede ser, estoy embarazada...
Salí del baño con la prueba de embarazo aún en mis manos, me dirigí a la sala de estar, Elsa me miró y dijo:
—¿Y bien?—Le di la prueba y vi cómo su rostro palideció.—No puede ser, estás embarazada.
Moví la cabeza de modo afirmativo y me senté en el sofá, Elsa hizo lo mismo y ambas suspiramos.
—¿Le dirás?—Me preguntó.
—No lo sé, necesito confirmarlo con un médico, antes de hacer eso—Le respondí a la rubia aún sorprendida.
Luego de unos minutos lo pensé y dije:
—Tendré a mi bebé, no me importa. Este bebé es lo único bueno de todo este abismo oscuro en el que terminé cayendo por las mentiras de Dmitri—. Elsa sonrió.
—Te apoyaré, estaremos juntas en esto y seré la madrina de ti hijo o hija.
—Te lo agradezco, gracias—. Nos quedamos hablando sobre el tema del bebé y de Dmitri, además del hecho de que debía de decirle sobre el bebé.
Todo mi mundo entero había cambiado, pero estaba decidida a ser la madre de ese niño.
