La Verdugo Y El Demonio De Tasmania.

Rachel fiore

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-Después de 40 minutos de viaje, hemos llegado a la escuela, que es mucho más hermosa que la anterior. Además, esta institución es muy exclusiva y pocos logran acceder a ella. Consiguió una cita en cuestión de horas, mientras que aquí, generalmente, hay que esperar al menos un año. Le pregunto a Gian- ¿Cómo conseguiste una cita?

-Él me responde- Tengo mis contactos.

-Al entrar, nos recibe la directora, quien se comporta de manera muy atenta. Le habla a Lucía con amabilidad y le hace dos preguntas triviales, informándole que mañana podrá comenzar sus clases. Quedé sorprendida al observar a Gian, quien tomó mi mano. Sin duda, este hombre tiene un gran poder de influencia. Pude ver la emoción de Lucía al momento que la directora le mostraba el aula que ocupará. Al salir del colegio, Gian nos invitó a almorzar en un restaurante. Posteriormente, lo acompañé a la mansión donde dejó a Lucía y, a continuación, me dirigí a la universidad, donde encontré a mis compañeros. Entre ellos se encontraba Melissa, quien, con una gran sonrisa, me entregó una tarjeta de invitación para su cumpleaños, que se celebrará mañana. Ella me insiste en que asista, ya que conoce que no disfruto las fiestas; sin embargo, me agrada y asistiré, aunque estoy indecisa sobre si llevar a Gian. Aunque es mi novio, no sería un problema llevarlo, ¿qué podría pasar?

Al llegar a la mansión, subo rápidamente las escaleras. Al llegar a la puerta de la habitación de Gian, toco con suavidad. En cuanto la puerta se abre, él me toma de la mano y me jala hacia adentro, recostándome contra la pared. Mientras me besa con desesperación, comienza a descender por mi cuello y, entre beso y beso, me dice-Te he extrañado muchísimo, mi fiera. No he dejado de pensar en ti.

- Le respondo- Yo también te extrañé.

-Luego, me besa suavemente en los labios. Su lengua comienza a entrelazarse con la mía. Poco a poco, me guía hacia la cama y, al tumbarme en ella, se coloca encima de mí. La observo morderse el labio mientras se acerca a mi cuello. Con un tono agitado, le digo - Gian, ¿te gustaría acompañarme a una fiesta? Será mañana por la noche.

-Él se aleja un poco y me dice- Encantado, quería informarte que mañana iremos a esa base. Las personas que te mencioné vendrán por la mañana.

-Yo sonrío; finalmente tendré la oportunidad de enfrentar a esos hijo de perra. Tengo curiosidad por saber quiénes son, así que le pregunto con interés- ¿Quiénes son esas personas?

-Él me responde- Mis hermanos.

-Estarán presentes los tres demonios de Tasmania juntos, lo que seguramente generará un caos. Por lo tanto, le digo- debemos prepararnos adecuadamente. Por cierto, quiero agradecerte por lo de hoy; Lucía está muy contenta con la escuela, y eso es gracias a ti.

-Entonces, mientras me sonríe y coloco su mano en mi cuello, me dice- ¿No crees que merezco una recompensa?

-Con languidez, muerdo mi labio y le susurro- Te lo mereces.

-Me acerco a sus labios, al pasar mi lengua por los suyos, veo cómo se iluminan sus ojos. Él me toma del cabello y me besa con una desesperación que evoca la imagen de un gato jugando con su presa. Su mano se desliza hacia mi cuello, mientras me regala pequeños besos; luego, su lengua se atreve a recorrer el contour de mi oreja. Siento intensas corrientes recorrer mi cuerpo, y la sensación de humedad se apodera de mí. Con su mano, baja la cremallera de mi pantalón, facilitando su acceso.

Mientras su mano sube mi camisa, baja mi top dejando libres mis senos y los coloca en su boca, mientras su otro dedo entra en mí y se mueve lentamente, lo que me hace gemir. Luego siento que mete dos dedos, lo que me excita aún más. No deja de chupar mis senos, mientras me sigue masturbando, hasta que no aguanto más y me vine en su mano. Él se aleja un poco de mí y me ayuda a quitarme el pantalón, mientras yo me quito la blusa, quedando en ropa interior. El me observa por unos segundos y comienza a besar mis piernas mientras sube, llegando a mi vagina, donde pasa su lengua por encima de mi ropa interior. Aprieto las sábanas debido al placer que siento; su lengua es mágica, sabe cómo usarla. Comienza a introducir sus dedos y a estimularme hasta que llego al clímax. Él vuelve a pasar su lengua. Lo veo quitarse la ropa, quedando completamente desnudo, y noto que su amigo está erecto. Trago en seco, es muy grande, esto me dolerá mucho. Lo veo acomodarse y se da cuenta de mis nervios.Introduce la punta, abriendo mi boca; es solo la punta. Sus manos tocan mis senos, al mismo tiempo que mis uñas se clavan en su espalda. Entra en mí lentamente, haciéndome gemir. Solo está entrando.

- Sin aliento y con un gran dolor, le digo-¿Ya entró?

- Él me responde- No has entrado ni la mitad, mi fiera.

- Creo que me pongo más blanca de lo que estoy, muerdo mi labio. Él comienza a entrar poco a poco; siento cómo entra en mi útero, haciéndome ver las estrellas. Nunca creí que me dejaría alucinado. El que se queda quieto mientras mi cuerpo se acostumbra a su tamaño. Él me dice-Comenzaré a moverme lentamente para que no te duela tanto y pueda entrar totalmente.

-Asiento en silencio mientras siento cada movimiento de su pene lentamente.-