Amor Sobre Ruedas

El beso se extendió por largo tiempo, poco a poco y muy lentamente el cuerpo de Valeria fue cayendo nuevamente en la cama sin romper el beso.

El cuerpo de Maik se amoldaba a la perfección con el de ella, a pesar de tener unos jeans ella podía sentir ya su erección, sabía perfectamente el tamaño que tenía. Pero a diferencia de hace unos días, hoy la trataba con mas delicadeza.

Maik se estaba tomando el tiempo necesario para admirarla, para saborearla. No quería que las cosas fueran rápido.

Separándose de ella, dejándola deseosa de más, Valeria se retorcía bajo su cuerpo, deseando nuevamente sus labios.

- Eres tan hermosa.

- Vamos a hablar.

- No voy a hacer las cosas como la última vez, así que por favor ten paciencia mi amor.

Esas últimas dos palabras fueron un susurro en su oído, palabras que él pensó que nunca volvería a decirle a alguien.

Las noches de Maik, eran de fiestas alocadas, no tanto por el trago, sino por las mujeres con las que pasaba las noches.

Noches largas de insomnio de placer, desenfrenado, y de compañías de una sola vez.

Hoy era diferente, la mujer que tenía en la cama, una chaparrita, muy diferente a sus gustos. Una mujer que tiene mucho valor. Ella era hermosa de los pies a la cabeza, meses observándola pensando en que nunca podría fijarse en alguien como ella, y ahí estaba. Atesorándola.

Aquella noche había cometido un grave error y su hermano se lo hizo ver, Lorenzo siendo el menor era él más maduro entre los dos. La mente de Maik se había nublado por la noticia de Gabriela.

Pero si ella había podido rehacer su vida, porque él no podía, ya habían pasado años desde su ruptura y era hora de seguir adelante.

- ¿Sigues conmigo?.

- Sí.

Sus labios volvieron a posarse en los de Valeria, está vez el beso comenzó a profundizarse, su lengua jugaba con la de ella, quería más, ansiaba mucho su cuerpo.

Sus besos empezaron a besar su cuello, luego su clavícula, Valeria le dio acceso a su cuerpo haciéndola gemir, Maik podía ver y sentir su excitación. Aunque él estuviera vestido, podía sentir su humedad.

Los gemidos de Valeria llenaban la habitación Maik lamía y mordía haciendo que ella anhelara más y más. Al punto de que Valeria le exigiera que la tomara de una vez.

La piel de aquella mujer era suave, como la de un bebé, era una piel que nunca había sido expuesta al sol, a los bronceadores o algún tratamiento de belleza. Hasta en eso esa mujer era pura.

Era muy raro que una mujer en esta época fuera natural completamente. Pero Valeria era diferente en todo el sentido de la palabra. Ninguna cirugía, no siquiera un gimnasio.

- Dios...

- No soy un dios, pero puedo llevarte al paraíso.

Maik, se quitó la ropa dejando ver su hermoso cuerpo tonificado, músculos en sus brazos, abdominales bien definidos y no podemos olvidar su paquete.

Él ya le había dado placer a Valeria así que está vez, ella tomó el control, lo empujó haciéndolo caer de espaldas, Valeria se sentó a horcajadas sobre él e hizo lo mismo que él, primero beso su rostro, luego su cuello bajando lentamente por su pecho, y de ahí siguió descendiendo. Llegando a su objetivo, nunca en su vida pensó que haría tal cosa.

Cuando Valeria fue novia de Axel, nunca se atrevió a hacer mucho, el siempre tomaba el control de la situación, pero Maik la llevaba al límite de su cordura.

Maik no aguantando más las ganas levantó a Valeria y la sentó sobre él, de una sola estocada.

- Mujer me estabas enloqueciendo.

- Era la idea.

Las palabras no hicieron falta, ambos se movían en plena sincronía. Haciéndolos jadear y gemir hasta llegar al orgasmo.

No fue una ni dos veces, esa noche se entregaron al máximo, no fue hasta entrada ya el amanecer que cayeron rendidos y se entregaron a los brazos de Morfeo.

Era difícil decir el porqué durante tanto tiempo en que ellos habían sufrido de insomnio, ahora dormían como bebés.

Ella sin tomar alguna medicina para poder dormir y él sin quedarse despierto viendo sus propias carreras y dormir solo una o dos horas.

El célular de Maik sonaba, Lorenzo lo estaba buscando, ya que tenía muy poco tiempo para partir y al no obtener respuesta decidió ir a buscarlo a su habitación.

- Mierda este cuarto huele a sexo.

El sonido del celular no despertó a Maik, pero si lo hizo, el escándalo que hizo Lorenzo por el pequeño desorden, pero no era para tanto o eso pensaba Maik.

-Debes de entrar gritando estupideces.

Con mucho cuidado de no molestar a Valeria aunque sabía que ella ya se había despertado con tales alaridos de Lorenzo.

- Es la primera vez que te veo durmiendo con la conquista de la noche.

- Cállate, no es el momento.

- Debió ser la mejor noche, para que no me contestarás el maldito teléfono, tenemos que irnos y aparte de todo Valeria tampoco está en su habitación. - Lorenzo sabía que Maik había tomado a Valeria en brazos, entonces se dio cuenta de que la mujer con la que estaba él, era esa pequeña. - Vale alístate, tenemos que salir en poco tiempo.

No había reproche en las palabras de Lorenzo, le gustaba mucho Valeria, pero sabía que ella quería a su hermano. La había consolado hace un par de días y ahora ella estaba bajo las sabanas con Maik.

En cuanto a su hermano, sabía que Maik amaba a esa pequeña, aunque no lo hubiera dicho desde el principio.

- Hola. - la voz tímida de Valeria salió de debajo de las sabanas, su rostro estaba sonrojado. - Ya voy.

- Lárgate de mi habitación y nos vemos en el vestíbulo.

Maik saco a Lorenzo, ya que Valeria se estaba empezando a levantar y no iba a permitir que nadie la viera desnuda.

- Vamos, es hora de empacar.

- Pero primero.

Maik volvió a acostar a Valeria para darle un beso bastante apasionado, uno que los llevo nuevamente a hacer el amor.