Felisa ha renacido en la historia cuyo final odio, y contrario a lo que creerían, no, ella no renació en la villana, el cuerpo que ahora ocupa es el de la protagonista, la chica que tanto odio por elegir al hombre que la traicionó.
Pero ahora, Felisa, siendo Aisha, la protagonista, esta decidida ha cambiar su vida, y empezará, por alejarse de la trama. ¿lo logrará?
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Capítulo 04.
Tras esa incomoda visita, Aisha tenía estar lista para su viaje a la baronia con su abuela, la gran baronera de Steiner, la madre de su padre, una mujer justa y de ser necesario, ruda, en sus épocas de juventud, ella fue famosa por ser una excelente maga, cuya bestia sagrada, era un hermoso venado blanco con el elemento de la tierra, así que la baronesa, tenía una conexión con la naturaleza.
—querida.— entra la condesa a la alcoba acompañada de sus doncellas quienes cargan algunas cosas.— ha llegado tu vestido para la gran noche.
Las doncellas acomodan el maniquí donde ponen el vestido, era un hermoso vestido rosa con brillos y esponjoso. Las joyas las dejan sobre la mesa y las zapatillas también.
—es tan perfecto, te veras divina, el joven duque querrá casarse de inmediato.— la condesa luce emocionada.
—espero que no...—susurra.— madre, creo que esto es exagerado, el vestido se ve tan incómodo, y el rosa, pareceré pastel.
—¿que?— la condesa queda pasmada ante las palabras de su hija.— pero si tú escogiste el diseño...
—oh...bueno...se veía bien en el catálogo...pero ahora...— siente que caerá rodando por las escaleras si llega a tropezar.
—estas muy rara, creo que debería llamar al médico.— se preocupa la condesa.
—no hace falta, estoy bien, solo, son los nervios del momento.— se excusa dejando salir una risa forzada.
—no tienes porque estar nerviosa, todo saldrá bien, ya lo verás. Briana tuvo su fiesta de presentación y salió a la perfección, tuvo tantas propuestas de matrimonio, lástima que ella no aceptó ninguna, habiendo prospectos tan buenos.— deja escapar un pesado suspiro.
《Si supieras madre...》 rueda los ojos sin que la condesa se de cuenta.
—si, que pena...pero ya es decisión de ella.—
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El dichoso día llegó, la fiesta daba inicio, todo estaba perfectamente hecho para esa gran noche, pero Aisha no estaba nada feliz, tendría que vestir un vestido tan horrible a su parecer, demasiado brillo y demasiado rosa.
Mientras que Briana, estaba furiosa, pues se entero que Oscar es quien escoltaria a Aisha, pero, en su mano llevaba una pequeña caja, la cual contenía la clave para conseguir lo que quiere, esta vez, ella ganaría, le quitaría a su hermanita lo que más ama, y no podrá hacer nada para evitarlo. Fue hasta una de las salas cercanas al salón de fiesta, en ese sitio guardo la caja en uno de los muebles, durante la noche, volvería para preparar todo y solo tendría que atraer a Oscar hasta ese sitio.
Cuando la noche empezaba a caer, los invitados empezaron a llegar, todos saludaban a los condes y los felicitaban por el debut de su hija menor, uno que otro comentaba sentirse triste, pues la chica ya tiene un compromiso, pues les hubiera gustado pactar un compromiso con sus hijos.
Aisha estaba ya en el pasillo, cuando llego Oscar, este se veía muy bien, y ofreció su brazo para guiarla.
—es hora, señorita Aisha.— sonríe con amabilidad.
Aisha sentía que le daría diabetes con tanta dulzura de ese chico, lástima que sea tonto. Ella sujeto su brazo para empezar a caminar hacia el salón.
—se ve realmente hermosa señorita, me siento tan afortunado de ser el dueño de su corazón.— comenta mientras la observa con cariño.
—¿eh?, s-si...si...soy hermosa, divina...y tú...te ves bien.— le da una palmadita en el brazo.
Oscar se sorprende por la forma de responder, es como si sus palabras no tuvieran importancia, pues, siempre que él la halaga, Aisha actúa tan tímida y las mejillas se le sonrojaban que la hacían ver adorable. Al llegar a la puerta del salón, el guarda hace el anuncio.
—la casa Steiner, presenta ante todos a la segunda señorita Aisha Steiner, acompañada del joven duque, Oscar Gutman.— anuncia.
Todos voltean hacía la entrada, viendo a Aisha entrar del brazo de Oscar, quien traía un traje que combinaba con el vestido de Aisha. Ambos bajan las escaleras y Aisha se aferra al brazo del joven duque, pues siente que en cualquier momento podría pisar mal las escaleras y caer.
Al llegar al último escalón, la condesa se acerca a Aisha junto a otras mujeres, a las cuales presenta a Aisha. Oscar también saluda amablemente a las mujeres, recibiendo halagos al ser un joven educado, también felicitan a Aisha por ser la afortunada prometida del joven.
—por el contrario, soy yo el afortunado, la señorita Aisha es una joven bondadosa y educada, cualquiera se sentiría afortunado de tener a una futura esposa como ella, es perfecta, lo que todo hombre desea.— comenta Oscar.
《Eso sonó tan machista, ni que fuera una joya tan valiosa.》Aisha solo se limita a forzar una sonrisa y en cuanto tuvo oportunidad, escapo de todos, escondiéndose en el balcón a comer algunos bocadillos. Se quedará en ese lugar, hasta que llegue el momento en el que Briana se lleve a Oscar, y dejará que todo pase tal y como debe de ser.
La fiesta avanzaba y la condesa finalmente encontró a la castaña obligandola a salir entrar, pues debe de dar su primer baile al ser debutante. Oscar se acercó tomando su mano y la música empezó. Oscar la guía, pero, a momentos hacía un gesto de dolor, Aisha le pisaba los pies cada que podía y se disculpaba, culpando al vestido que es demasiado pomposo.
—tal vez deberíamos parar, no quisiera que saliera más lastimado.— pide Aisha fingiendo un rostro de tristeza.
—y-yo...estoy bien...¡auch!— ahí fue otro pisotón.— s...si, paremos, esta será la última pieza.—
Al finalizar la música, ambos se apartan y se dan un cortes saludo con una reverencia, permitiendo que otros pasen a bailar.
—le había visto practicar con la profesora y bailaba muy bien.— comenta Oscar.
Deja escapar un suspiro.— creo que es por el vestido, es muy pesado, debí escoger otro.— se lamenta.
—por el contrario, se ve muy bien, y no se preocupe, esas pisadas no son nada.— ríe nervioso.
Era obvió que el chico estaba adolorido, pero se esforzaba por ser un caballero. Mientras tanto, Briana observa de lejos, molesta por ver como Oscar le sonríe a Aisha, pero, todo eso se acaba esa noche, solo tiene que esperar el momento adecuado, y quien tendrá las sonrisas y cariño de Oscar será ella.
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