Bertha

Gisela se presentó al día siguiente en la casa de Bertha, porque la casa era de Bertha.

Hola, soy Gisela, dijo ella con educación.

Hola, pasa, Marco me dijo que apenas acabas de entrar.

Sí, tengo dos semanas.

Pues siéntete como en tu casa.

Gracias.

Marco ya preparó la cena.

Bertha la pasó a la pequeña sala, ahí había una televisión muy grande. Cuando se dio cuenta tenía una cerveza en la mesita junto a ella.

La cena ya está servida, pasa, le dijo Bertha muy amable.

Gracias, dijo ella.

Los tres cenaron, y de inmediato Bertha y Gisela hicieron química.

Ambas se cayeron muy bien, Marco se sintió relegado.

Gisela estaba muy a gusto, Bertha resultó ser una buena anfitriona.

Me da gusto conocerte, dijo Gisela. Marco me ha hablado tanto de ti.

Pues como ves, somos una pareja muy dispareja.

La edad no importa, son solo números. Mientras haya amor y confianza, lo demás no importa.

Y tú, ¿no tienes novio?

No, me divorcié hace algunos años. Soy soltera y sin compromisos.

Entonces, ¿trabajas donde mismo que él?, preguntó Bertha, curiosa.

¿Conoces a Romina?

Gisela volteó a ver a Marco; sí, ¿qué hay con ella?

Es una zorra, ella no se cansa de perseguir a Marco. Todo el tiempo le pide dinero. Él ya le dijo se mantuviera lejos de él, pero ella es muy rogona.

Creo que ella anda con otro compañero, no tiene de qué preocuparse.

Yo no me preocupo, yo ya estoy vieja, pero no quiero que esa lagartona se quede con él, no me cae bien.

Ten otra cerveza, Marco le dijo a Gisela.

Bertha se paró para ir al baño...

Ella es buena, no me gusta hacerle esto.

Ella también lo hace.

Sí, pero es su casa.

¿Entonces?

Después hablamos de esto.

Las cervezas se acabaron y Berrha le dijo a Marco que fuera al oxxo por más.

Acompáñame, Gisela.

Cuando estuvieron afuera...

Apenas caminaron dos cuadras Marco se paró para besarla.

Aquí no, le dijo ella. Será mejor que ya no nos veamos. Bertha me recibió bien, yo no puedo hacerle esto.

No me dejes, te lo pido, es la primera vez que me enamoro.

¿Y Bertha?

A ella no la amo. Ya te lo expliqué.

De todos modos, ella no merece que tú la engañes.

Regresaron en 15 minutos.

Duraron un buen rato tomando y cantando. De verdad que Bertha se sintió muy bien con Gisela.

Por favor, pídeme un taxi, Gisela ya estaba muy tomada y quería irse a su casa.

No puedes irte así, si quieres te puedes quedar y mañana te vas temprano.

Gisela lo pensó unos segundos y luego dijo:

Está bien, me quedaré.

Bertha no tomó una sola cerveza, eataba tomando medicamentos. Tomó una pastilla para dormir, y le hizo efecto casi de inmediato.

Marco checó que de verdad dormía y fue al cuarto donde se había quedado Gisela.

Ella estaba en el baño lavándose los dientes, al salir vio a Marco.

¿Qué haces aquí?, ¿y Bertha?

Ya se durmió, nosotros tenemos el camino libre.

Él se acercó a ella y la besó apasionadamente.

Gisela sintió el calor de sus labios y se abandonó completamente a él.

Con sus manos marco empezó a desabrocharle la blusa.

Después le bajó el pantalón, entre beso y beso ella se dejaba acariciar.

Cuando la dejó completamente desnuda él se despojó de sus ropas y la depositó suavemente en la cama.

Sus manos, ávidas recorrían todo su cuerpo.

Visitaban hasta los lugares más recónditos.

Ella gemía llena de placer, estaba perdidamente enamorada de Marco porque él había sabido ganarla con su ternura.

Parecía se elevaba al cielo, y así con el pleno consentimiento de ella por fin Marco la hizo suya.

Ni siquiera con Romina había llegado a tanto.

Fue un encuentro sumamente maravilloso para él, estaba embelesado por esa hermosa mujer.

Ambos llegaron al clímax casi al mismo tiempo.

Se quedaron dormidos por una hora más o menos, y cuando él despertó se levantó de inmediato y se fue al cuarto donde estaba Bertha profundamente dormida.

Así los recibió el nuevo día.

Gisela ya estaba lista para irse a su casa.

Marco, por favor, pídeme un taxi porque necesito ir a consultar al seguro.

¿Quieres que te acompañe?

No es necesario, atiende a la visita.

No te preocupes Bertha, yo ya me voy, no pasa nada.

No te preocupes. Espero verte otro día, pídeme el taxi, amor.

Está bien, paso por ti más al rato.

Está bien. Bueno, ya llegó mi taxi nos vemos, gusto en conocerte, Gisela.

Lo mismo digo, que te vaya bien.

Marco aprovechó el momento y se llevó a Gisela al cuarto y ahí, nuevamente la hizo suya. Ella estaba feliz, Marco era todo un hombre.

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En el trabajo...

Romina supo, no me pregunten cómo, pero se dio cuenta de que Gisela había ido a la casa de Marco.

En cuanto lo vio le reclamó.

¿Cómo?, a ella si la llevaste con Bertha, y a mí no, ¿por qué?

Eso no te importa, dijo él.

Claro que si me importa, ¿le dijiste a Bertha que andas con ella?

Ay, ya déjame en paz, no tienes ningún derecho conmigo.

Entonces, ¿no signifiqué nada para ti?

No, además, yo te pagaba para que me dejaras tocarte. En cambio, Gisela es el amor de mi vida, es la primera vez que me enamoro.

Imbécil, le dio una cachetada marca Acme.

Romina se fue muy enojada.

Marco se quedó parado sobándose la mandíbula.

"Ay, si pega fuerte la maldita".

Más tarde llegó Gisela, se veía muy bien con ese pantalón apretado y esa blusa que dejaba entrever unos senos bien formados.

Marco la veía embelesado. No podía creer que fuera la primera vez que se enamoraba.

El amor de los dos iba viento en popa.

Bertha no estaba segura, pero intuía algo en Marco, tenía un brillo especial en su mirada. Cosa que nunca antes le había visto.

"Creo que mi bombón está enamorado, pero no de mí, por supuesto. ¿Acaso será de Gisela?, bueno es chica me cae bien, ella lo cuidará cuando yo no esté.