LOS DOS MARIDOS DE ACARA

Mientras el inspector Rojas preparaba su próximo movimiento, Acara y Lilit sellaron un pacto en la biblioteca de la mansión, lejos de oídos curiosos:

—"Malick se retirará por ahora" —murmuró Acara, ajustándose el collar que siempre llevaba, un regalo de Logan, pero elegido por Malick. —"Pero si ese inspector insiste... no responderé por lo que él haga."

Lilit, mordiendo su labio inferior hasta sangrar, asintió:

—"Logan no puede saber. Si descubre que Malick existe, se romperá. Y esta vez... quizá no haya vuelta atrás."

El mayordomo, desde la puerta, observaba en silencio. En su bolsillo, un frasco de pastillas que el psiquiatra de los Lombardi padres había dejado años atrás.

La escena de esa noche se repitió en la mente de Acara como un eco dulce y prohibido:

El beso inicial. Logan paralizado, sus manos temblando sobre las sábanas como si el placer fuera un idioma extranjero.

El descubrimiento, Acara deslizándose bajo su pijama, encontrando la prueba física de que Logan, en su inocencia, solo respondía a ella.

La habitación estaba bañada en la luz tenue de las velas. Logan las encendió "para que no lastimen tus ojos, esposa". Afuera, la tormenta golpeaba los cristales, pero dentro, el mundo se reducía a las sábanas revueltas y el calor de sus cuerpos.

Acara lo miró desde las almohadas. Logan fue desnucado hasta la cintura, con ese rubor perpetuo en las mejillas, trazando círculos tímidos sobre su muslo con los dedos.

—"¿Estás seguro?" —preguntó ella, aunque ya conocía la respuesta.

Él asintió, tragando saliva. Su voz era un susurro de hojas al viento:

—"Solo... enséñame. Por favor."

Los besos iniciales, Logan aprendió rápido—demasiado rápido—que a Acara le gustaba que le mordiera el labio inferior. Pero lo hacía con la delicadeza de quien teme romper algo precioso.

Las manos exploradoras. Él descubrió su cuerpo como un mapa sagrado. Se detenía en cada cicatriz, las de ella, las otras, preguntando con los ojos antes de tocar.

El momento en que perdió el control. Cuando Acara arqueó la espalda, Logan gimió contra su piel, hundiendo los dedos en sus caderas. "Eres tan... Dios, tan hermosa."

Acara lo guió:

—"Aquí, cariño. Más fuerte— así."

Logan obedecía, pero entre jadeo y jadeo, algo cambiaba. Su respiración se volvía más profunda. Sus movimientos, más seguros. Y en un arranque de audacia, la levantó contra el cabecero, manteniéndola allí mientras su boca descendía a su pecho.

—"¡L-Logan!" —Acara gritó, sorprendida.

Él alzó la vista, sus ojos claros, ahora oscuros por la pupila dilatada:

—"Quiero oírte. Quiero... saber que esto es real."

Cuando llegó el éxtasis, Logan lloró. No de tristeza, sino de esa sobrecogedora ternura que solo él podía expresar. Enterró el rostro en su cuello, temblando:

—"Te amo. Te amo. Te amo."

Acara lo abrazó, sintiendo cómo su corazón galopaba contra el suyo.

Logan amaneció enrollado alrededor de ella como una enredadera, su aliento calentándole el hombro. Acara observó. Las marcas de sus uñas en sus brazos, tan suaves que apenas enrojecían la piel.

Sonrió, besando la frente sudorosa de Logan. Malick se había retirado... por ahora.

Un susurro ronco que no era del todo Logan: "Mía." Ella encontró una pequeña nota debajo de su almohada "Gracias por hacerlo feliz."

Cuando ella giró para mirarlo, sus ojos estaban cerrados, su sonrisa era demasiado suave y alegre como para ser de Malick.

Mientras Acara se vestía, encontró un mensaje anónimo en su teléfono:

"Rojas viene hoy con un equipo. No buscan pruebas. Buscan a algo más."

En el espejo, su reflejo, palideció. Sabía lo que eso significaba:

Si entraban a la fuerza, Malick despertaría. Si Logan veía sangre, recordaría. Y si descubrían la verdad... ¿qué quedaba de su esposo?

*_*

En el lujoso Penthouse al otro lado de la ciudad. Misael arrojó su copa de whisky contra la pared, manchando de ámbar el retrato de su difunto abuelo. El mismo que había dejado todo a Logan.

—"¡Ese imbécil no sabe ni hacer galletas sin quemarlas! ¿Cómo carajos ganó el contrato con los Yamaguchi?" —rugió, mientras Micaela, su hermana, encendía un cigarrillo con manos temblorosas.

—"No fue Logan", murmuró ella, escupiendo humo. "Fue él. El otro."

En la pantalla del televisor, las acciones de Lombardi Company subían como cohetes tras el anuncio de la fusión. Renzo, el primo menor, vomitó en una maceta:

—"¡Ese maldito que los cuida nos arruinó! ¡Ese monstruo ni siquiera existe en los papeles!"

Cristóbal, el mayor, sacó un arma del cajón:

—"Rojas tiene que encontrar algo. Si no... lo haremos nosotros."

Mientras tanto, en las cámaras de seguridad de la mansión Lombardi, Malick observaba la transmisión en vivo del Penthouse. Acariciaba un cuchillo de cocina, el mismo que usó para cortar el pastel de bodas de Logan y Acara.

—Ratones —susurró, grabando sus voces. —Creen que el inspector es su salvación... Pero él no sabe con qué realmente está jugando.

En el escritorio, un informe de los Yamaguchi destacaba:

—El señor Lombardi exigió un 60% de las ganancias. Y nosotros aceptamos."

Lombardi Company se lanzaría a bolsa en 72 horas. Misael y Micaela habían vendido acciones falsas a sus contactos, esperando el colapso. Pero Malick lo sabía. Y había comprado todas sus deudas.

Acara, en su oficina, recibió un mensaje anónimo:

—Cuando los tigres se maten entre sí, el león se queda con la selva. — M.

Ella sonrió. Malick no solo protegía a Logan... estaba jugando al ajedrez con sangre. Misael contrató a un sicario para "eliminar" a Logan antes del lanzamiento.

Cristóbal planeó un hackeo a los sistemas de Lombardi, sin saber que Uriel, el niño que subestimaban, era un genio de la programación.

Y Rojas... recibió una llamada de Logan invitándolo a cenar.

—Traiga a sus superiores, inspector. Todos están invitados.

Acara se entró cuando, Logan le contó tímidamente cuando ella regresó de la empresa, Logan tenía sospechas, tenía la necesidad de saber lo que realmente estaba pasando y quería ver hasta donde podía estirar la soga en este asunto, Rojas estaba saliéndose de control, podía ver la tensión de Acara.

Acara estaba preocupada, temía que Logan salga herido, ella cuidaba su estabilidad emocional con mucho cuidado, además que lo ama con locura, tanto así que prefiere enloquecer con su fragmentación y no perderlo, ¿quién la cuidaría con tanto amor?