"Morí traicionada por el hombre que debía amarme... y por la sangre de mi propia hermana."
En su vida pasada, Aelina Valemont, Reina de Thalair, fue humillada y asesinada por su esposo, el Príncipe Heredero, y por su hermana. Sus padres también fueron ejecutados bajo falsas acusaciones.
En su último suspiro, Aelina juró venganza.
Ahora, ha despertado en su cuerpo de 16 años. El día de su boda con el príncipe cruel se acerca... pero esta vez, el destino cambiará.
En el altar, rechaza públicamente al príncipe.
Sabe que ha firmado su sentencia. Su familia sigue en peligro. Y sola, no podrá vencer a un enemigo tan poderoso.
Por eso comienza a buscar aliados. Hombres fuertes, peligrosos, capaces de cambiar el curso del reino. Pero lo que empieza como un plan frío, se transforma en una red de emociones que no podrá controlar:
Un caballero leal.
Un archimago distante.
Un noble rebelde
Un asesino en las sombras.
Un príncipe extranjero con su propia agenda.
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Capitulo 19:"El juego bajo la máscara"
Lucas llegó a la torre con el rostro encendido.
—Les seguí. Lo vi todo.
Se reunirán mañana al amanecer, en la cripta bajo la Catedral de los Santos.
Kael cruzó los brazos.
—El Cónclave oculto de Darius.
Finalmente sabemos dónde se esconden.
Ronan sonrió con malicia.
—Una cripta… qué apropiado.
¿Planean su propio entierro?
Aelina se levantó.
—No podemos permitir que sigan conspirando.
Mañana iremos.
Kael la miró fijamente.
—¿Estáis segura? Será peligroso.
Ella sostuvo su mirada.
—Toda venganza lo es.
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Esa noche, el ambiente estaba cargado.
Cada uno se preparaba a su manera.
Lucas repasaba rutas de escape.
Ronan afilaba su daga personal.
Aurelian revisaba las posibles trampas del lugar.
Kael, en cambio, parecía ausente.
Aelina lo encontró en la terraza.
—¿Qué os preocupa? —preguntó ella.
Kael suspiró.
—Vos.
Si algo os pasara mañana… no sé si podría soportarlo.
Aelina se acercó.
—Kael… no soy tan frágil como antes.
Él la tomó de las manos.
—Lo sé. Y quizá ese sea mi problema.
Cada día me resulta más difícil… mantenerme como solo vuestro protector.
El aire vibraba entre ambos.
Aelina apoyó la frente en su pecho.
—No quiero que os limitéis.
Os quiero… conmigo. Sea cual sea vuestro papel.
Kael tembló. Sus labios rozaron su cabello.
—Entonces no me contendré más.
Por primera vez, la abrazó sin miedo.
Fuerte. Honesto.
"Y ahora… todo es aún más complicado."
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Al amanecer, el círculo se reunió.
Armados. Disfrazados.
Lucas guió el camino por pasadizos secretos.
Aelina se movía con una elegancia letal.
Llegaron a la cripta.
Luces tenues, ecos lejanos.
Voces.
—El Cónclave —susurró Ronan.
Desde las sombras, escucharon:
—Darius exige que aceleremos el plan.
La próxima fiesta de caza será la ocasión perfecta.
—¿Y si alguien nos descubre?
—Entonces, caerán. Como todos los que se oponen al príncipe.
Aelina apretó los puños.
"No lo permitiré."
Ronan se deslizó silencioso. Dejó un pequeño sello en la mesa.
El mensaje era claro:
"Estamos observando."
Cuando los conspiradores salieron, el grupo tomó documentos clave.
Aurelian los revisó.
—Aquí hay nombres… y pruebas.
Lucas temblaba de emoción.
—Lo hicimos.
Aelina sonrió.
—No.
Esto es solo el comienzo.
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De regreso en la torre, mientras los hombres discutían, Ronan se acercó a Aelina.
Le entregó una pequeña caja.
—Un regalo. Para la fiesta de caza.
Aelina arqueó una ceja.
—¿Qué es?
Ronan sonrió, peligroso.
—Algo que… hará temblar a Darius.
Dentro, un pequeño broche con la insignia del viejo linaje imperial.
El que Darius había usurpado.
—Si lo lleváis, estará obligado a responder… públicamente.
Aelina lo sostuvo, pensativa.
—Perfecto.
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Pero no todo era victoria.
Horas más tarde, Aurelian irrumpió en el salón.
—Tenemos un traidor.
Extendió un pergamino.
—Este mensaje iba dirigido a un miembro del Cónclave… desde nuestra torre.
Todos se tensaron.
Kael maldijo.
—¿Quién?
Aurelian cerró los ojos.
—Aún no lo sabemos. Pero alguien aquí… informa a Darius.
Ronan afiló su mirada.
—Entonces, el juego ha cambiado.
La guerra ya no es solo afuera. Está entre nosotros.
Aelina se levantó.
—Bien.
Entonces jugaremos con aún más cuidado.
Los observó a todos.
—A partir de ahora… cada uno llevará un sello de lealtad.
Se giró hacia Lucas.
—Lucas. Te encargarás de vigilar… incluso a nosotros.
Lucas asintió, firme.
"Mi pequeña familia… también puede quebrarse. No lo permitiré."
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Al anochecer, mientras contemplaba la ciudad, Kael se acercó.
—Mañana… ¿realmente llevaréis ese broche?
Aelina sonrió.
—Sí. Y lo haré con orgullo.
Kael la besó en la frente.
—Entonces que los dioses os protejan… porque yo lo haré con mi vida.
"Kael… y si supieras lo que me haces sentir."