El mal ronda en cualquier lado, tienes que ser cuidadoso y desconfiar, una vez que te atrapa, es difícil que te suelte.
Nuestros protagonistas se verán obligados a enfrentar sus peores miedos y a luchar por sobrevivir y proteger a su pequeña familia ante una presencia sobrenatural que parece estar determinada a destruirlos.
La historia explora temas de miedo, supervivencia y la naturaleza del mal, mientras que Elizabeth y Elías se ven obligados a tomar decisiones difíciles para sobrevivir, ¿Podrán superar está situación?
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CAPITULO 19
La hora de dormir había llegado, y con esto, mis nervios volvieron a salir a flote, el padre se devolvió y pidió que dejáramos el pozo destapado, que confiáramos que nada iba a pasar, después de escuchar eso, no podía dejar de ver hacia afuera cada cierto tiempo, me estaba volviendo loca.
Fui al baño y tomé una ducha, apliqué mis cremas y me puse mi pijama, cuando salí, mi esposo estaba entrando a la habitación, venía del cuarto de Tomás.
- Ya el niño se durmió, no hizo preguntas, a pesar de que le puse tema de conversación, no sé si está ignorando toda esta situación, o en medio de su inocencia no entiende lo que está pasando -- dijo, yo caminé hacia la cama, pero a mitad del recorrido, mi cabeza dio vueltas y por poco caigo al piso, sentí un mareo espantoso, mi esposo alcanzó a sostenerme antes de siquiera doblar las piernas---- ¡Mi amor! ¿qué tienes?, ¿te sientes mal?-- mi cabeza dejo de dar vueltas.
- Sí, estoy bien, creo que estoy agotada, estos días han sido difíciles, ya quiero que todo esto termine-- le dije.
- así va a ser, vamos a dormir, y ver cómo pasamos la noche -- me acomodó en la cama, me arropó como si fuese una niña pequeña, me dio un beso en la frente, luego dió la vuelta a la cama para hacerse a mi lado.
Nos abrazamos y quedamos dormidos en cuestión de minutos, no sentí nada, sentí mucha paz, sentí tranquilidad, pero si tuve un sueño, era mi madre, me miraba desde lejos, sentada en un tronco, me saludaba alegremente, ella falleció hace varios años atrás, no alcanzó a conocer a Tomás, la última vez que soñé con ella fue días antes de saber que estaba embarazada, aunque no intérprete su sueño como aviso de algo, fue muy coincidencial.
Me desperté y ya era de día, Elías ya no estaba a mi lado, pero escuchaba el sonido de la ducha de fondo y las risas de mi hijo se hicieron presentes, por instinto mandé mis manos a mi vientre, recordé el sueño que tuve con mi madre, luego pensé en el pozo, algo que no hice en toda la noche, dormí muy bien, en ningún momento me sobresalté o escuché cosas extrañas, mi esposo salió del baño, con Tomás en sus brazos, mi niño estaba envuelto en la toalla.
-¡Mamá! Buenos días, ¿dormiste bien?-- preguntó mi niño y yo asentí.
- Si hijo, ¿y tú?-- él asintió enérgicamente.
- Si, además me desperté solito, vine a buscarlos y papá se despertó, me estoy alistando para ir a mi escuela -- contó.
Yo me levanté de la cama, fui al baño, tomé una ducha, al salir me estaba cepillando los dientes, entonces recordé el calendario menstrual, lo busqué entre las gavetas del cajón, al hallarlo, mire las X que iba marcando sobre cada día para llevar el control de mi periodo, me di cuenta que solo habia marcado hasta Abril, y ya estábamos a mitad del mes de Junio, tenía más de un mes sin que me llegara el periodo y es el tiempo que más o menos llevamos en este lugar.
negué rápidamente, en ese momento mi esposo abrió la puerta y me vio con el calendario en mis manos, el sabía perfectamente para que era, aunque no ví preocupación en su mirada.
- ¿Te llegó? ¿debo comprarte toallas higiénicas?-- preguntó y yo negué.
- No, en vez de toallas, creo que debes comprarme unas pruebas de embarazo-- le mostré el calendario y le expliqué, pero lejos de verlo preocupado, lo ví feliz.
-Eso es una gran noticia, ¿no te parece?-- yo no supe que decir, era cierto que después de tener a Tomás intentamos por muchos años darle un hermanito, pero por cada año que pasaba se iba alejando esa posibilidad, incluso estuve en tratamiento pero no funcionó, lo último que me dijo mi obstetra, fue que debía enfocarme en mantener la mente ocupada en otras cosas y no pensar tanto en un embarazo.
Tendría lógica que por toda esta situación, hubiese logrado quedar embarazada, no me había percatado ni siquiera, de que mi periodo llegara, ignore totalmente lo que estaba pasando con mi cuerpo, Elías me miraba con felicidad, pero mentiría si dijera que estaba muy emocionada, y no es que no lo esté, pero también me encuentro asustada, nerviosa, expectante por lo que nos depara, si confirmo que estoy embarazada, tendremos que tomar una decisión.
- Iré a llevar a Tomás a la escuela, de camino compro las pruebas -- me dijo y yo lo tomé de la mano.
- Amor, espera, ¿y el desayuno?-- pregunté asustada.
- Tu esposo tiene dos manos, el ya lo hizo, no te preocupes, relájate por una vez en la vida, llevó a Tomás y regreso enseguida -- nos dimos un beso y bajó al primer piso, yo caminé atrás de el, me despedí de mi hijo, ellos se fueron y yo quedé sola en la sala de la casa.
Ahora solo con sentir la soledad me hacía acelerar el corazón, Max llegó a mi lado y batió su cola de felicidad, yo lo acaricié y le agradecí por qué llegó en el momento justo donde mis nervios se estaban comenzando a descontrolar, el logró apaciguar esa sensación.
Fui y le serví comida y agua, me senté a su lado y lo acompañé mientras terminaba su concentrado, luego se acostó en el piso y recostó su cabeza en mis piernas, era como si el presintiera lo que estaba sintiendo y supiera que debía estar conmigo y acompañarme, estuvimos ahí por un largo rato, hasta que escuché el sonido del auto de Elías, a los pocos minutos atravesó la puerta, traía en sus manos una bolsa de la farmacia, me levanté del piso donde aún estaba con Max y caminé hacia el.
- Cariño, he traído tres de diferentes marcas, no sabía cuál escoger-- contaba muy emocionado.
Me entregó la bolsa y los tres, por qué Max no se quería despegar de mi, subimos al segundo piso, yo entré al baño de mi habitación, mientras mi esposo me esperaba sentado en la cama, destapé la primera prueba, recolecte la muestra de orina y seguí las indicaciones, la dejé sobre el mesón y salí del baño a esperar.
-¿y?, ¿que salió?-- mi esposo estaba impaciente.
- el resultado saldrá en unos minutos, eso toma un tiempo corto en revelarlo -- me comenté.
Mientras esperábamos nos tomamos de la mano, el la acariciaba con ternura, recosté mi cabeza en su hombro y cerré mis ojos por un momento, mientras esperaba a que el tiempo pasara... Cuando llegó la hora, me levanté y caminé lentamente hacia el baño, abrí la puerta con toda la lentitud del mundo, aunque la ansiedad por saber el resultado me estaba volviendo loca, también estaba el miedo por saber si era positiva.
Sin mirar directamente la prueba la levanté, guíe mi vista hacia ella y había dos líneas perfectamente marcadas, las lágrimas comenzaron a salir, di media vuelta y miré a mi esposo, solo atiné a asentir, pero eso fue suficiente para que Elías me entendiera, corrió hacia mi y me abrazó.