Apasionada, romántica, resiliente.
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Frente a mi rival
Pasaron los días y Emir aún no llegaba se viaje. Me tocó tratar cosas del despacho con la nueva Gerente, yo la veía con recelo porque sabía que para ella no le era indiferente Emir. Además, en una ocasión fue algo irónica diciéndome que "el jefe habla muy bien de ti, dice que te conoce desde el colegio y que va a darte un ascenso por tu gran labor".
Yo también lo conozco de la universidad. Siempre tan apuesto y llamando a la atención de muchas chicas, sin querer le dije comenzando por usted me imagino, ella puso mala cara, no le gusto lo que le dije, ja ja ja yo sentí un gusto porque ella comenzó.
Me sentí como adolescente, lo que no puedo negar es que ambas hacemos buen equipo y sabemos sobrellevar la situación en el área de logística, como me pasé con el comentario culminamos lo que hacíamos y se retiró, ella sabía que no estaba tratando con una persona sumisa.
Cuando ya me encontraba a punto de salir me llego un mensaje, era Emir, mi hermosa Cristina ya llegue, te espero en la esquina de la empresa. Mi corazón se exaltó, tantos días sin verlo, lo extrañaba.
Arregle mis cosas rápidamente pero al llegar a la salida la Señora Carolina lo abordó, incluso se montó en su carro como si alguien le hubiese invitado, no pude evitar que se escaparan algunas lágrimas, pues sentí como un daga en mi espalda.
Preferí desviarme y Emir no quitaba sus ojos de mi, sabía que me había molestado, no le quedó de otra que aguantarse a la insoportable esa.
Me fui a caminar, necesitaba aclarar mi mente, luego de un rato cuando estaba llegando a mi casa allí estaba el carro de ese hombre que se me estaba metiendo en lo más profundo de mi alma.
No puedo evitar sentir una emoción pero mi orgullo era más fuerte, al entrar él estaba allí esperándome, me había comprado flores, sabía que eran mi debilidad y viéndolo bien Leonardo nunca me regaló flores.
Me puse a llorar frente a él como una niña, él estaba cumpliendo mis más añorados deseos de una chica romántica. Lo abracé agradeciéndole por el obsequio. Él me sonrió y me dijo Nada se compara con tu belleza Cristina, sabes que eres especial para mí, me estampó un gran beso que sentí que se robaba mi alma.
¿ Acaso esto era el verdadero amor?, cómo podía saberlo. Estaba confundida, me daba miedo preguntar a Emir sobre sus verdaderos sentimientos.
Lo solté y le pregunté ¿dónde dejaste a la pesada de tu colega? Se muy bien lo que ella intenta, quiere incomodarme porque envidia nuestra relación. Cree que podría surgir algo entre nosotros, y tú Cristina ¿piensas que puede surgir algo?, me quedé helada cuando Emir me preguntó, yo aun tenía heridas y me daba miedo sentir, amar, porque todo ello siempre conlleva al dolor.
Él al ver mi rostro se notó algo tenso, aún así me dijo Tranquila, yo se bien cuál es nuestra relación. Lo dejé en la sala y me fui a duchar, cuando salí Emir había comprado lencería para mí, supe lo que buscaba, así que me convertí en una traviesa y juguetona amiga, lucí cada una de las bragas, el sentado en el sofá, no sé en qué momento me convertí en esta mujer tan ajena a la del pasado.
Luego del desfile vinieron las caricias, él me tomó por la cintura, besando cada parte de mí cuerpo, ya sentía la humedad que me provocaba, ambos nos fuimos desvistiendo hasta llegar a la desnudez total, me llevó cargada hasta la recámara, me acostó suavemente y me decía al oído Eres hermosa Cristina, su respiración se sentía algo sofocada, hasta que sentí como lentamente él entraba dentro de mí.
Yo jadeaba, repetía su nombre una y otra vez, me estaba haciendo el amor, no solo era sexo, me trataba como a una dama, pero al mismo tiempo como a una amante. La noche fue testigo de ese momento tan apasionado, lentamente me vine sobre él, haciendo que eso lo exitara aún más, pues sabía que estaba haciendo un buen trabajo ja ja ja.
Luego tomé el mando y cabalgue sobre él haciendo que se corriera dentro de mí. No me importaba porque yo era precavida, me cuidaba de un embarazo. Después de ese momento tan maravilloso y apasionado tomamos una ducha, comimos algo y platicamos de todo, eso me encantaba, él me escuchaba aunque yo parecía una cotorra.