MI PEQUEÑO ERROR

—Alex, ¿segura que no quieres venir conmigo unos días a Liverpool? —pregunta Laura, con su mochila al hombro y una ligera sonrisa. Ya está lista para su vuelo y se nota la preocupación en sus ojos. Es difícil para ella verme así, con la ansiedad apoderándose de mí, pero ella sabe que debe irse.

—Lo haría, pero no ahora, Laura. Este juicio... es lo más importante que tengo. Anneliese... —mi voz se quiebra un poco, y aunque quiero seguir, me detengo. No puedo arriesgarme a derrapar en lágrimas frente a ella.

Laura me abraza por un momento, apretándome con suavidad.

—Te entiendo, Alex. Sé que no será fácil, pero tienes que recordar que no estás sola. David estará a tu lado, y todos lo que te queremos ... —se detiene un momento, como si estuviera eligiendo sus palabras con cuidado—, estaremos ahí para ti.

Asiento, sintiendo el nudo en la garganta. Mi mente se llena de pensamientos. ¿Qué pasará en la audiencia? ¿Podremos demostrar que Anneliese está mejor con nosotros? La idea de que nos la quiten, que alguien nos la arrebate, me atormenta.

—Gracias, hermana. Te voy a extrañar —digo mientras ella toma su bolso, y se baja del auto.

Laura me mira, sus ojos brillan, pero se esfuerza por mantener la compostura. No dice nada más, solo me da una última sonrisa y se va.

Después de que Laura sale del auto , me tomó un momento para mirar el móvil. David debe estar ya en el juzgado, coordinando los últimos detalles con Julio.Aunque siempre he confiado en que tenemos todo para ganar el miedo de perder a Anneliese nunca deja de rondar.

Justo cuando esto apuntó se arrancar para el Juzgado, recibo un mensaje de David.

De David : Todo listo, princesa. Estoy en el juzgado. Sé que todo va a salir bien. Nos vemos pronto.

Mi corazón se acelera, y aunque quiero creerle, no puedo evitar la sensación de que lo peor está por venir. Tomo una respiración profunda y arrancó.

El juzgado es frío y austero. Cuando llego, la presión en el aire es densa. Julio, se encuentra hablando con David. Y no puedo evitar notar que he trabajado en tantos casos que no imaginé que me vería del otro lado de la mesa. La sala está llena de tensión, y el abogado de Amaya ya está allí, aguardando el inicio del juicio. Amaya, la madre biológica de Anneliese, quien sin duda es una mujer bella, nunca había tenido la oportunidad de conocerla hasta ahora .de hecho Lo que sabía de ella era a través de David y los pocos detalles que él me había compartido. Lo que me aterraba más era que Amaya supiera todo sobre la verdad de nuestro matrimonio, un matrimonio que iniciamos por una borrachera en las Vegas.

El abogado de Amaya se pone de pie cuando entra el juez. Comienza a hablar de manera fría y calculadora, sugiriendo que Anneliese debería estar con su madre biológica. La tensión en mi cuerpo se intensifica con cada palabra.

—Mi cliente, Amaya, ha demostrado estar dispuesta a enmendar los errores del pasado. Ella tiene el derecho de estar cerca de su hija, y es una madre que quiere lo mejor para la niña. A pesar de su ausencia durante estos meses, está comprometida en cuidar de Anneliese y darle el amor que merece —dice su abogado con una mirada que no transmite más que desconfianza.

El corazón me late con fuerza en el pecho, y me siento impotente ante sus palabras. ¿Cómo puede un juez considerar que una madre que abandonó a su hija durante tanto tiempo pueda tener derecho a recuperar la custodia?

David me mira, su mano apretando la mía, y veo en sus ojos el mismo miedo que siento. Nos aferramos a lo único que tenemos: nuestra certeza de que Anneliese ya nos ve como sus padres, como su figura materna.

El juez mira a todos en la sala, su rostro serio y pensativo. Tras unos momentos de silencio, comienza a hablar.

—He escuchado ambos argumentos y considero que la situación es compleja. La madre de la niña, Amaya, tiene el derecho de enmendar sus errores y estar cerca de su hija. Sin embargo, también se ha demostrado que la pequeña Anneliese a formado un vínculo cercano con la esposa del señor David Montenegro, Alexandra Leroy ahora Montenegro, que según las pruebas psicológicas y entrevistas, hemos comprobado que la niña Anneliese Montenegro ve como sus padres a los señores David y Alexandra Montenegro.

>>—Así que con el poder que me da el estado Ingles , mi decisión es que tendrán custodia compartida, pero la niña seguirá viviendo por ahora con los con que consideramos lo más estable para ella, David y Alexandra Montenegro, pero a la Señora Amaya se le otorgara visitas para ver a la niña, vigilada por una trabajadora social quien determinará si está cualificada para hacerse cargo de la pequeña Anneliese Montenegro, y cuando llegue el momento podemos hacer algunos ajustes sobre la custodia, se cierra la sesión.—Determina el juez antes de salir de la Sala.

David aprieta mi mano, aunque no era la decisión que esperábamos, Anneliese seguirá viviendo con nosotros y eso me alegra porque no la quiero dejar cerca de Amaya y mucho menos a su cargo.

No ganamos la custodia completa, pero tenemos a Anne viviendo con nosotros y es lo que importa.