Mi Villano, Mi Creación

AISHA:

El frío de la mañana se me cuela por los huesos, pero no es eso lo que me despierta, sino el sonido rítmico del metal chocando contra el metal y el relincho de los caballos.

Abro los ojos lentamente encontrándome con el techo de la tienda de campaña que Lucas me cedió anoche y por un segundo, olvido dónde estoy... Pero luego, los recuerdos de ayer me golpean como un balde de agua fría: la sangre, el orbe, el príncipe y su cobardía y... las manos de Damián acariciando mi cabello lentamente.

Me llevo los dedos a la cabeza, justo donde sentí su tacto y siento como mis mejillas se calientan.

—Invitada especial.

Susurro para mis adentros sintiendo un vuelco extraño en el estómago y sonrío como tonta.

—¿En qué momento el villano de mi novela se convirtió en alguien tan lindo? Por fuera es rudo, pero por dentro es muy bonito.

Me levanto y trato de arreglar mi ropa lo mejor posible. Al salir de la tienda el aire fresco me golpea el rostro y observo el campamento, y está lleno de actividad; los soldados recogen las lonas y aseguran los suministros con una eficiencia militar impecable.

—Buenos días, señorita Aisha, espero que haya descansado bien.

Iván pasa a mi lado cargando unos sacos y me regala una sonrisa genuina el cual devuelvo de la misma manera.

—Buenos días, joven Clemer, sí gracias.

Digo mientras con la mirada busco la figura imponente de Damián y lo encuentro cerca del enorme caballo.

Él está de espaldas hablando con Lucas, pero parece sentir que lo observo porque se gira de inmediato.

Su armadura brilla bajo la tenue luz del sol naciente y sus ojos oscuros me miran fijamente haciendo que sienta como mis mejillas se calientan.

—Me alegra que te hayas despertado, ya es hora de irnos.

Dice caminando hacia mí... Su voz ya no tiene ese filo cortante de los primeros días, aunque sigue siendo autoritaria.

—El camino hacia el ducado Clairmont es largo y no quiero que nos alcance la noche en el desfiladero.

—Duque Clairmont.

Lo detengo antes de que pase de largo.

—Sobre lo de anoche... ¿Lo decías en serio? ¿Lo de tu mansión?

Él se detiene y me mira fijamente, hay una intensidad en su mirada que me hace querer retroceder, pero a la vez, me ancla al suelo.

—Yo nunca bromeo con mi hospitalidad señorita Aisha, además el príncipe estará celebrando su "victoria" en la capital. Lo último que necesitamos es que envié a sus hombres para secuestrarte, ahora eres mi responsabilidad.

—¿Tu responsabilidad?

Arqueo una ceja

—Pensé que era tu invitada.

Una pequeña y casi imperceptible sonrisa tira de la comisura de sus labios.

—Una invitada bajo mi protección... Sube al caballo, no tenemos todo el día.

Nuevamente, me veo obligada a compartir el lomo de su enorme caballo negro, pero esta vez es diferente, ya no trato de mantenerme rígida para evitar tocarlo... El cansancio y la incertidumbre me vencen, y termino apoyando mi espalda contra su pecho mientras avanzamos por el bosque que a decir verdad es un paisaje muy bello.

—¿En qué piensas?

Pregunta él después de una hora de silencio mientras sus manos manejan las riendas con destreza a ambos lados de mi cintura.

—En el príncipe.

Admito con un suspiro

—Me siento culpable, aunque no me creas, yo lo hice "perfecto" en mi cabeza. Se suponía que él era la esperanza del reino... y resultó ser un cobarde oportunista... Siento que he fallado como escritora.

Siento una vibración en su pecho... Está soltando una risa amarga.

—Te lo dije ayer, señorita Aisha la gente no es lo que parece en la superficie, el príncipe siempre fue así, tú solo le diste un escenario para demostrarlo... Deja de culparte por la naturaleza de los hombres mejor preocúpate por el futuro, no por los borradores de tu pasado.

—Es fácil para ti decirlo.

Murmuro.

—Tú eres el villano y resultaste ser más noble que el héroe.

Damián guarda silencio por un momento y siento cómo sus brazos se tensan ligeramente alrededor de mí.

—No soy noble, Aisha, solo soy pragmático y mi pragmatismo me dice que una mujer que conoce el futuro y puede ver a través de las máscaras de los príncipes, es alguien que vale la pena mantener cerca, me eres útil.

Miro hacia el horizonte, donde las montañas del norte comienzan a asomar sus picos nevados. El hogar de Damián está detrás de esas lejanas montañas y es el lugar donde según tenía pensado, él debía ser derrotado.

Pero mientras el calor de su cuerpo me protege del viento frío, me doy cuenta de que ya no quiero escribir su final, quiero ver qué pasa cuando el villano decide que no quiere seguir el guion.

—Al menos eres sincero... Damián...

Digo bajito.

—¿Dime?

—Si el príncipe intenta algo contra ti ahora que tiene el apoyo del pueblo... Yo te ayudaré, no dejaré que esa parte de la historia se cumpla.

Él no responde de inmediato y solo escucho un suspiro de su parte.

—¿De verdad piensas ayudarme?

—Sí, quizás este sea el propósito por el cual vine a este mundo.

Digo pensativa.

—¿Dices que llegaste aquí por un propósito?

—Sí, eso es lo que creo.

Murmuro.

—Qué interesante.

—¿No me crees?

—Te daré el beneficio de la duda, admito que no quise verlo, pero tu aura no es como la de un humano normal.

—Tú también eres humano.

—Soy un mago, nuestro linaje no se considera humano.

—Oh, ya veo... Pero tengo una duda ¿Qué le diremos a las personas cuándo pregunten por mí?

—Que eres mi invitada, ellos no necesitan saber más.

—¿Y si preguntan de dónde vengo?

—De un país lejano, solo hay que decirles que eres una noble de un lejano país.

Dice sin más, pero comienzo a preocuparme.

—¿Y si preguntan cómo nos conocimos? Por qué si vengo de un país lejano a tu mansión nos debemos de conocer ¿No?

Damián permanece pensativo por unos segundos.

—Tienes razón, mis padres se las pasan viajando así que solo dirás que conoces a mis padres.

Frunzo el ceño confundida.

—¿Tus padres están vivos?

Pregunto mientras pienso si alguna vez mencioné a los padres del villano... Creo que no.