El amor es el único sentimiento capaz de traspasar cualquier barrera o prejuicio impuesto por la sociedad, ya sea por diferencia de edad, religión, estatus o clase social, aunque a decir verdad muy pocos son los valientes que deciden dar ese paso de fe y confesarse ante esa persona que considera un imposible.
En esta historia el protagonista descubrirá que su amor no es tan inalcanzable como creía, ya que Lucia lo admira en secreto, porque sabe que a pesar de que Danilo es un soltero empedernido, un conquistador nato que le rehúsa al compromiso con ella es diferente.
NovelToon tiene autorización de Lola Lu para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo N°17
Durante el trayecto al hotel, Danilo estaba sentado junto a su mejor amigo en el asiento trasero del auto. En sus labios al fin había una leve sonrisa que intentaba disimular y sus ojos tenían un brillo intenso, que hacía que resaltan mucho más la claridad de su iris color celeste. Nada de lo que se había imaginado en estos dos años se comparaba con lo que en realidad sentía al besar a su bella pequeña y saber que su amor era correspondido. Podía estallar el mundo a su alrededor, morir en ese preciso instante que nada le opacaría ese momento, se sentía pleno, completo y muy enamorado. Todo el sacrificio de la distancia y la espera había valido la pena por escuchar de los labios de su pequeña ese primer te amo y besar esos labios tiernos, torpes pero tan dulces que le embriagan el alma.
Dimitrio lo observaba de reojo, sin emitir palabra alguna, sin embargo la felicidad de su amigo era tan obvia que se sentía feliz por él y mirando por la ventanilla sonrió.
El chofer aún no salía de su asombro al observar a ambos hombres vestidos de esa manera pero al ver la mirada amenazadora de su jefe por el espejo retrovisor, guardó silencio durante todo el viaje, evitando hacer contacto visual nuevamente y solo condujo con la mirada fija en las calles de la ciudad.
Dentro del hotel los amigos subieron al ascensor y al fin comenzaron a hablar.
—Haré un par de llamadas, antes de trazar un plan —dijo Danilo antes de que las puertas del elevador se cerraran.
—De acuerdo, me daré un baño y nos reuniremos en el bar del hotel en un par de horas.
—Prefiero que sea en mi cuarto, debemos ser precavidos por si ese maldito me está vigilando —le sugirió a su amigo y con seriedad continuó hablando—. No confío en Roberto, sí me engañó una vez lo puede volver a hacer.
—¿Tienes idea por qué lo hizo?
—Creo que se enamoró de Lucia, era inevitable que algo así no sucediera— levantó sus hombros y continuó—. Ella es una mujer muy hermosa que te deslumbra en varios sentidos.
—Es muy probable—respondió y su semblante se endureció—. Odio que me mientan en la cara y ese bastardo se atrevió a hacerlo al decir que ella nos ocultó la verdad, que engañó a su propia familia ¿Acaso no sabe quién soy y a que me dedico?
—Al parecer se le olvido, pero cálmate que a ti no te rompió el corazón con su mentira—confesó sintiéndose avergonzado por su comportamiento.
—Bueno, mejor no pienses en eso, no vale la pena —aconsejo Dimitrio.
Danilo asintió y luego mirando a su acompañante gritó.
—¡Que idiota somos! Dejamos solas a las chicas, debemos custodiar el hospital, temo que cuando Roberto se entere de que sé la verdad intente algo contra Lucia.
—Ya me encargue de eso mientras tú te encargaste de conquistar a tu pequeña—respondió Dimitrio—. En este momento varios de nuestros hombres de confianza están custodiando la clínica.
—Gracias.
—No agradezca, mi esposa también está en ese lugar y jamás la dejó desamparada y lo sabes—Dimitrio miró su reloj, luego se frotó la frente y dijo—. Es tarde, será mejor que nos demos prisa, quiero descansar.
—Muy bien, antes de ducharme intentaré localizar a esa rata, luego le tendremos una trampa, haré que confiese todo y me entregue a Carlos.
—De acuerdo, lo haremos a tu modo, después de todo Lucia ahora es tu responsabilidad —contestó al ver que su amigo estaba de regreso y ya pensaba con la mente fría y no con su corazón en llamas—. Confío en ti.
—Gracias hermano—respondió justo a tiempo para ver como las puertas del ascensor se abrían frente a sus ojos.
Sus habitaciones eran continuas, así que decididos caminaron por el pasillo y se separaron al llegar frente a las puertas de sus respectivas habitaciones.
—Te pasaré a buscar dentro de dos horas.
—Está bien.
Danilo entró a su cuarto, el lugar estaba oscuro y olía a desodorante ambiental, entonces busco el interruptor de la luz y lo encendió.
Su dormitorio era sobrio, en sus paredes algunos cuadros iluminados por luces led decoraban la habitación, frente al gran ventanal estaba ubicada una pequeña mesa con patas estilo francés y dos sillas blancas haciendo juego, era el lugar perfecto para una cena romántica. La gran cama se encontraba en medio del cuarto y sobre la misma se encontraba dos maletas que Danilo reconoció inmediatamente como suyas. En la primera contenía su ropa y objetos personales, mientras que la segunda su laptop, arma y celulares encriptados para evitar ser rastreado por los demás.
Estaba exhausto por la diferencia horaria que había entre un país y otro, pero su sed de venganza lo mantenía en pie, así que tomó la segunda maleta, ingresó la clave que solamente él sabía y la abrió para con seguridad sacar la laptop y apoyarla en la mesa.
La computadora tardó solo unos segundo en captar la señal satelital y encenderse. Danilo era un genio de la tecnología así que buscó la ubicación del GPS del celular de Roberto y una vez que lo localizó, sonrió satisfecho.
—¡Te tengo idiota!—anuncio sintiéndose un triunfador y su voz retumbó en la sombría habitación como un eco ensordecedor—. Es hora de hacerte hablar pero antes veré hasta donde quieres llegar con tu engaño—murmuró mientras marcaba el número telefónico de su nuevo y principal enemigo.
Luego de un par de segundos Roberto atendió y en la computadora una señal de advertencia se iluminó. Su jefe de seguridad no estaba en la casa, había dejado un señuelo pero la tecnología de Danilo era superior y no lo podía engañar.
—Hola.
—Roberto, necesito con urgencia la información sobre Carlos y la necesito ahora, tienes cinco minutos para enviarme el informe y no quiero excusas— ordenó mientras no le sacaba los ojos de encima a la pantalla.
—Señor se lo enviaré temprano por la mañana.
—Imposible lo necesito para ayer, además tenemos un asunto que arreglar, se supone que trabajas para mí, que no debías omitir ningún detalle y sin embargo se te olvido nombrar a Carlos—gritó molesto por el engaño.
—Señor, realmente lo siento solo obedecí las órdenes de Lucia como un favor especial—mintió.
—Lucia no te paga el sueldo—comentó y al fin tuvo la ubicación real, ese maldito se estaba moviendo en un auto, con dirección al hospital, así que moviendo sus dedos velozmente sobre el teclado, activo un GPS especial en su teléfono que era casi imperceptible y solo el FBI utiliza para rastrear a sus sospechosos, mientras Roberto tenga su celular encima, no se le escaparía.
—Cometí un error, pero le juro que jamás se volverá a repetir.
—Eso tenlo por seguro—respondió cortando la llamada.
Danilo observó por cinco minutos como el auto seguía su curso.
—Cavaste tu propia tumba infeliz, de ese hospital no saldrás vivo.
Con una frialdad que solo él poseía, tomó una toalla limpia del closet y se dirigió al baño por una ducha relajante y placentera para así poder imaginar todo tipo de torturas que le haría a ese imbécil que se animó a traicionarlo y posar sus ojos en su pequeña.