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LA DUQUESA SIN CORAZON

LA DUQUESA SIN CORAZON

Status: En proceso
Genre:Matrimonio contratado / Amor tras matrimonio / Traiciones y engaños / Venganza de la protagonista
Popularitas:3.6k
Nilai: 5
nombre de autor: CINTHIA VANESSA BARROS

En esta historia, se encontrarán con Ángel, una niña que fue abandonada al nacer y creció en una abadía, donde un grupo de religiosas le ofreció amor y cuidado. Sin embargo, a medida que Ángel va creciendo, comienza a sentir un vacío en su interior: el anhelo de tener un padre, como los demás niños que la rodean. A pesar de su deseo, no se atreve a manifestar sus sentimientos por miedo a lastimar a quienes la han criado, y su vida tomará un giro inesperado una noche fatídica.

Una enigmática mujer aparece y le revela a Ángel un oscuro secreto: es una heredera y debe buscar venganza por la muerte de su madre. Así inicia su transformación en la Duquesa Sin Corazón, una niña destinada a cumplir con un legado de venganza que no es suyo. ¿Qué elecciones hará Ángel en su camino? ¿Podrá encontrar su verdadera identidad en medio de la oscuridad que la rodea?

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CAPITULO 16 EL ÚLTIMO ALIENTO DE LA DUQUESA.

CAPITULO 16 EL ÚLTIMO ALIENTO DE LA DUQUESA.

NARRADOR.

Durante diez largos años, Ángel se dedicó a prepararse en silencio. No fue un camino sencillo. Al inicio, la joven sentía que todo lo que era había sido destruido y sustituido: su identidad, su fe, su entorno. La abadía se convirtió en un eco distante, y la imagen de su madre —guardada en ese retrato que atesoraba— se transformó en su mayor motivación.

Ágata era tan fuerte como el acero y solo mostraba calidez cuando consideraba que era necesario. Sin embargo, su presencia constante, las lecciones que impartía, y su manera de ver el mundo con desconfianza y cálculo, moldearon a Ángel, dándole una mente aguda, un espíritu robusto y un corazón que anhelaba justicia.

Recibió educación de tutores destacados, aprendió varios idiomas, la historia del reino y del ducado, tácticas políticas, técnicas de autodefensa discreta, artes, modales, habilidades de oratoria, los códigos de la nobleza y las reglas tácitas de la corte.

Así, se transformó en una dama refinada por fuera, pero en una hábil estratega por dentro.

Con el tiempo, el semblante de su abuela comenzó a desvanecerse.

Mientras que muchos creían que estaba consumida por una enfermedad, solo Ángel sabía que la duquesa en realidad solo estaba fatigada. El peso de los años, la pérdida de su hija, el exilio emocional y la constante preocupación por mantener a su nieta en las sombras, la habían desgastado más que cualquier mal físico.

Un día de otoño, llegó la carta.

Una hoja manuscrita con tinta oscura y una caligrafía impecable:

“El momento se aproxima. Debes venir. No como niña. Como heredera. Tu puesto te espera.”

Ángel comprendió que no había vuelta atrás.

Se despidió de la propiedad donde se había mantenido oculta durante ese tiempo, subió al carruaje con Sor Mari, que seguía a su lado como una madre silenciosa, y se dirigió a la capital desconocida, como una sombra.

Días antes de que se difundiera la noticia del fallecimiento de la duquesa, Ángel ya había llegado.

Se vestía con discreción: en tonos grises, con un sombrero sencillo y un velo que cubría parte de su rostro. Nadie la reconocía. Nadie sabía que la hija de Ángela de Manchester había regresado al corazón del reino.

Esa noche, cuando el reloj marcó la medianoche, Sor Mari la guió hacia la habitación privada de la duquesa.

Las estancias estaban sumidas en penumbra. Las ventanas cerradas, el fuego bajo, y el aire impregnado con el aroma a lavanda y hojas secas. Sobre la amplia cama con dosel, Ágata yacía como una reina en sueños, con la piel pálida y los ojos entrecerrados.

—Abuela… —murmuró Ángel al acercarse.

Los ojos de la duquesa se abrieron con lentitud. No había asombro. Solo una calma sabia.

—Has llegado… —dijo con voz débil pero firme—. Te he estado esperando.

Ángel se arrodilló al lado de la cama y tomó la mano de su abuela.

—¿Por qué me llamaste tan pronto? No estás tan mal. . .  podrías vivir más tiempo.

Ágata esbozó una sonrisa triste.

—He vivido lo suficiente. He hecho lo que necesitaba hacer. Lo demás. . .  es tuyo.

—No estoy lista.

—Sí lo estás. Simplemente aún no lo sabes.

Silencio.

La duquesa inhaló profundamente, sus dedos se entrelazaron con los de su nieta.

—En mi testamento, tú eres la única heredera del ducado. El título, las tierras, los bienes. . .  y los enemigos también.

—¿Y si ellos no me aceptan?

—Tendrán que hacerlo. Las leyes lo permiten. Y si se atreven a enfrentarte, no estarás sola. Mi hermana, la reina, te protegerá. Ya lo he discutido con ella. Su poder político será tu defensa. Usa su apoyo sabiamente. . .  no con arrogancia.

Ángel no pudo contener las lágrimas.

—¿Por qué no me esperas? ¿Por qué no puedes quedarte un poco más?

—Porque si me quedo. . .  no podrás brillar. Mi sombra es demasiado grande. Ha llegado el momento de que dejes de ser “la nieta de” y te conviertas en “la duquesa de Manchester.”

Ángel bajó la mirada. Lloraba en silencio, sintiendo por primera vez el miedo al vacío.

Ágata levantó su rostro con su mano temblorosa y acarició su mejilla.

—Recuerda quién eres.

Hija de Ángela.

Nieta de Ágata.

Sangre de linaje.

Fuerza de voluntad.

Y después de esas palabras, con una expresión tranquila. . .  cerró los ojos por última vez.

Ángel se quedó allí hasta que el fuego en la chimenea se apagó.

El mundo afuera no sabía que acababa de perder a su leona. . .  y ganar a su heredera.

La capital dormía inconsciente del temblor que se acercaba. Porque la hija perdida había regresado.

Y ahora era el momento de reclamar su lugar.

El día que se celebró el funeral de la duquesa Ágata comenzó con un cielo nublado, como si el mismo reino se resistiera a despedirla con luz solar. Las campanas de la catedral resonaron por toda la ciudad, marcando el luto oficial por una de las mujeres más influyentes de su era.

Las calles se abarrotaron de nobles ataviados de negro. Las carrozas, adornadas con banderas grises y doradas, se detuvieron frente a la mansión ducal, donde el cuerpo de Ágata descansaba por última vez, envuelto en un terciopelo oscuro, con las manos cruzadas sobre su pecho y un medallón familiar colgado de su cuello.

Sin embargo, entre todos los presentes, había una figura que captó la atención sin desearlo.

Una joven apareció en silencio, bajando de un carruaje sencillo, vestida con un elegante vestido negro de corte clásico, que llegaba hasta los tobillos, sin ningún adorno. Usaba un sombrero de ala ancha con un velo negro que casi cubría su rostro por completo. Su andar era recto y seguro… demasiado para ser una extraña.

Los murmullos comenzaron de inmediato.

—¿Quién es esa chica?

—¿Por qué la reina la ha recibido con un abrazo?

—¿Una nueva protegida? ¿Es una sobrina?

—No. . . no puede ser…

La reina Adelaida, vestida de luto, pero con la dignidad de una monarca, se acercó entre los nobles y abrazó a la joven con una calidez pública que no se había visto en años.

—Bienvenida, sobrina mía —dijo con voz alta.

No se separó de ella durante la ceremonia.

Ese gesto —sencillo, claro e indiscutible— lo transformó todo.

Douglas, desde su lugar, se puso pálido.

Isabel entrecerró los ojos.

Ambos se dieron cuenta de que algo no estaba bien.

La ceremonia fue solemne. El ataúd de Ágata fue llevado al panteón de la familia Manchester, custodiado por la guardia real, y enterrado junto a los restos de su hija Ángela, tal como ella había solicitado. Los nobles trataban de ocultar su incomodidad. El nombre de la fallecida duquesa todavía causaba temor, y la joven misteriosa a su lado, por muy cubierta que estuviera, comenzaba a levantar sospechas.

Cuando el entierro concluyó y los asistentes volvieron a la mansión para la recepción, Isabel intentó tomar la delantera.

—Nos quedaremos aquí —declaró con una falsa cortesía, deteniéndose en el vestíbulo junto a su hija y algunos sirvientes—. Es lo más lógico, dado que esta propiedad ahora pasará a ser nuestra. Al fin y al cabo…

—No —la interrumpió la reina Adelaida, sin alzar la voz.

Isabel se volvió, sorprendida.

—¿Perdón?

—Esta mansión está bajo custodia real hasta que se lea el testamento. Y como testigo de su firma, yo me quedaré aquí. Ninguna otra persona más.

Isabel endureció la mirada, controlándose.

—¿Que no confías en mí, prima?

—No y puedes irte, no necesito tu compañía.

Las miradas se centraron en ellas. Douglas no tuvo el valor de decir nada. Isabel, conteniendo la sensación de humillación, se dio la vuelta con la cara enrojecida por la ira.

—Esto no terminará aquí —murmuró al pasar—. Veremos cuánto tiempo resistirás con tu actuación. Y se alejó, consciente de que su enojo tendría que postergarse… por el momento.

Una vez que todo quedó en calma, la reina condujo a Ángel al salón privado de su hermana, aún decorado con flores secas y retratos rodeados de luto.

Se pararon frente a la enorme ventana.

—¿Estás preparada para lo que viene? —inquirió Adelaida, sin rodeos.

Ángel se quitó despacio el sombrero, dejando caer el velo. Su cara, ya formada, bella y tranquila, era un reflejo perfecto de Ángela y Ágata al mismo tiempo.

Sus ojos verdes resplandecían con firmeza.

—Definitivamente. He estado preparándome toda mi vida para esto.

Y con esas palabras, la heredera confirmó su regreso.

Ya no era la pequeña de la abadía.

Ahora era la duquesa.

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Caridad Gallardo
porfa no tardes mucho en actualizar ,esta bella la novela
Booteliel Marian: Yo público de lunes a viernes
total 1 replies
Caridad Gallardo
no puedo dejar de leer ,esta hermosa esta historia
Caridad Gallardo
tienen que tener cuidado con Douglas
Caridad Gallardo
bella novela ,me turne enganchada
Alfredo Carranza
Excelente
C.c.Gooding...😘
Maravilloso Dios q bueno ya se están abriendo el uno con el otro, así la alianza matrimonial es mucho mejor y comparten una complicidad genial, yo si quiero a ella se enamore y obvio el también a tal punto de la obsesión y ver arder a todos sus enemigos❤️ tan bello mi caballero de hierro, Louis tan van a hacer sufrir por calenturiento 😂😂😂 más capitulos por favor
Nancy Cortes J
siiiii , pero deben de organizar mucho y dejar esas barreras para que sean felices
C.c.Gooding...😘
tampoco me valla a maltrato a Edouard por favor q el no está quitándole nada, está dándole poder, fuerza y lealtad, tampoco la pongas tan cerrada, una cosa es q sea empoderada y otra q se vuelva problemática porq fastidiaría el personaje, me gusta su fuerza pero q no se cierre tampoco, espero nuevos capitulos y la gran boda❤️ Dios amo Edouard mi caballero de hierro
C.c.Gooding...😘
ya le conseguimos novia al príncipe heredero 😂😂😂😂 tan bella como angel, bueno esperando los nuevos capitulos y la humillada a isabel q sea epica, masssss
C.c.Gooding...😘
yo espero q más adelante así sea en su modo seco e impasible puedan tener un amor bonito, q no permita q nadie se los arrebate, tampoco me gustaría q quedara sola y sin amor, muy buena la trama me gusta ❤️
Nancy Cortes J
bueno espero más adelante se den las cosas entre ellos , algo bonito
Nancy Cortes J
gracias por esta historia , me encanta!!!
Lorena Itriago
al tomar el ducado debe despedir a toda la servidumbre y contratar a personas de confianza
Nancy Cortes J
execelente historia, me encanta. ahora a esperar cómo Ángel destruye a todos esas arpías y alimañas que tiene cerca
C.c.Gooding...😘
me encantan tus novelas y comenzaré está, pero solo una observación como lectora, me gustaría q colocará ilustración de los personajes para q sea mucho más interesante, solo es un comentario y gracias
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