En un reino de poder y pasión, donde la lealtad se compra y se vende, y el amor es un lujo peligroso...
Zared, un joven alfa valiente y astuto, emerge como el salvador de Astrum después de una batalla épica contra el enemigo.
Su victoria lo convierte en el general de la Brigada de Caballeros Negros y lo pone en el centro de una compleja red de intrigas y alianzas en la corte real.
Con un corazón lleno de dolor por la pérdida de su amigo y hermano de armas, Lyrien, Zared se ve obligado a navegar las aguas turbulentas de la política y sus propios deseos.
En la fiesta de mayoría de edad de los príncipes del reino, Zared se encuentra face a face con sus futuros rivales y posibles amantes: los príncipes Cassian y Ryker, lobos con piel de oveja que esconden secretos y pasiones detrás de sus sonrisas encantadoras.
NovelToon tiene autorización de pastelito para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 16
—Su majestad no debería ser tan malvado con la reina, ella debe gozar de sus lujos, de esos accesorios, es ella quien se encarga de mostrar los lujos que su majestad le da. Al final del día son solo accesorios que acompañan al rey, —dijo Zared. Levantó sus hombros.
Al terminar de decir aquello, Zared miró a la reina y se mordió el labio para no sonreír. El rostro inocente de la mujer cambio a uno de completa ira, había sido tratada como un simple objeto descartable que solo estaba al lado del rey como decoración.
—Veo que el conde Kied no se muerde la lengua para decir lo que piensa, esa debe ser la educación que le dio su abuela —dijo Ophelia con una sonrisa forzada.
—Mi abuela me enseñó a decir lo que pienso, mi reina —respondió Zared.
Sebastián, al ver que la situación no mejoraba y las feromonas de su esposa comenzaban a salir, decidió intervenir.
—¿Para qué has venido, Zared? —preguntó.
—He venido para decirle que retomaré mis actividades como general, claro si eso no le molesta —dijo Zared.
—Claro que no me molesta, después de todo sería un alivio para mí tenerte en mi ejército —respondió el rey.
—Y es un honor para mí estar en él —dijo Zared.
Ophelia, que permanecía en silencio, al ver que la situación comenzaba a salir a favor de Zared, se molestó con el rey y decidió intervenir.
—Pero no es eso imposible, mi rey —dijo Ophelia.
—¿Por qué? —preguntó el rey.
—Porque en ese puesto se encuentra su sobrino, recuerda. Usted mismo le dio ese puesto —respondió Ophelia.
—Cierto, ese puesto lo tiene Damián —dijo el rey.
—Entonces no lamentablemente tendré que dejarlo —dijo Zared.
—No, podemos otorgarte el puesto que tenía mi antiguo padre, serás el Capitán General, te encargarás de todo mi ejército —ofreció el rey.
—¿Está seguro, majestad? Ese es un puesto muy alto, incluso para mí —dijo Zared.
—Es el lugar perfecto, además sería un desperdicio que alguien con tus habilidades no sea valorado —respondió el rey.
—Se lo agradezco, majestad —dijo Zared con una sonrisa.
—Quién sabe si en el futuro tú serás el próximo rey, después de todo mis hijos son mis herederos —comentó el rey.
—Eso no se puede, majestad —interrumpió Ophelia.
—¿Por qué no? —preguntó el rey.
—En todo el historial del reino, todos los herederos son sangre del rey original y todos son alfas —explicó Ophelia.
—Lo sé, y Zared ya es de la familia, además sus hijos también llevarían sangre del rey —argumentó el rey.
—Para mí sería un honor ser el rey y tener a sus hijos a mi lado —dijo Zared.
Zared observó el rostro de la reina y sonrió.
—Tiene algo que decir, reina Ophelia —preguntó el rey.
—Sí, lamentablemente el duque no podría asumir como rey, ya que en la línea de reyes todos han sido alfas de sangre pura, usted no es de sangre pura, es solo un soldado hijo de un duque que salió de la nada y se casó con una condesa a la cual mató y luego se casó con un omega estéril y ambos murieron dejándolo solo,digamos qué tampoco su historial es puro —atacó Ophelia.
—¡Ophelia!! —gritó el rey.
—Solo digo lo que pienso, majestad —respondió Ophelia con ironía.
— está bien majestad , mí reína , tiene razón él historial de mi familia no es el más limpió , Pero cómo usted sabrá muestras líneas se cruzan , después de todo masón era su Medio hermano , con la diferencia qué el no puedo ocupar el puesto de reina , ya qué usted ya estaba comprometida con él rey — dijo Zared con una sonrisa — es una lastima , éste Reino hubiera Sido más próspero con Alguien cómo masón al
frente.
— Pero murió —dijo Ophelia con una sonrisa .
— Si lamentablemente falleció , después dé qué fuera asesinado por dinero —dijo zared .
— ¿Asesinado ? — preguntó él Rey
Zared miró la expresión del Rey y abrió sus ojos sorprendido.
— ¿majestad acaso no sabía qué mí padre había Sido asesinado ? — él Rey miró a Zared
Desconcertado.
— No , en ése tiempo Yo estaba retomando labores del Reino y después me ocupé dé mis
hijos.
— Si majestad masón falleció en las manos de un hombre , después dé qué cobrará su
herencia por parte de su padre fué emboscado en el caminó dé vuelta a casa , él criminal huyó y nadie supo de el ,¿ cómo pensó usted qué había Muerto ? — preguntó Zared.
—Me dijieron qué masón había fallecido por un ataque cardíaco yá qué él no gosaba de
buena salud —
— estonces La persona qué le dijo éso ,le mintió durante muchos años —dijo Zared
Sebastián miró a Ophelia y luego volvió su vista a Zared , la expresión del Rey dejó
sorprendido a Zared .
"por que le afectaba tanto la muerte dé masón después de tantos años " pensó él Alfa .
La reina levantó la punta de su vestido y salió de la oficina del rey.
Zared, que estaba parado aún sin marcharse, había quedado paralizado al ver que los reyes se enfrentaban.
—Dígame una cosa, majestad —preguntó Zared—, ¿conocía a Mason?
—Más que conocerlo, podría decir que éramos muy cercanos, pero hubo un tiempo en el que me distancié de él por el reino, este maldito reino —respondió el rey con frustración.
—Ya veo —dijo Zared.
—Hubo un tiempo en el que Mason era como un amigo muy cercano, alguien muy especial para mí —añadió el rey.
El Alfa no dijo nada y sé despidió dél Rey.
Zared salió de la oficina y se encontró con Ophelia en el pasillo.
—¡Cómo pudiste hablarme así frente al rey! —le gritó—. ¿Quién te crees que eres para faltarle el respeto a la reina de este país?
Zared se tocó la mejilla golpeada, una sonrisa se formó en sus labios.
—Le recuerdo reina Ophelia, ya que parece que su memoria comienza a fallarle —dijo—, soy Zared Kied, el esposo de sus hijos.
Ophelia lo miró con ojos llenos de rabia y dolor.
—No eres nadie —le espetó—. Ahora mismo iré por mis hijos y los arrebataré de tu lado. No eres digno de estar con ellos.
—Quién es digno —preguntó Zared con una sonrisa—, ¿alguien como el conde Bletir?
—Sí, él sí tiene un buen estatus y es alguien digno de ellos —dijo Ophelia con orgullo.
—Claro, alguien que hace tratos con el mercado negro para que los desaparezca o los venda —dijo Zared con ironía.
Ophelia se puso pálida de ira.
—¡Lo único que deduzco de eso es que usted quiere deshacerse de sus hijos! —le gritó—. ¡Al menos que no sean sus hijos!
—Lo son —dijo Ophelia—, son hijos del rey y míos, por qué demonios debería darle justificaciones a usted.
—Gracias a Dios no sé qué es tener a alguien como usted como madre —dijo Zared con una sonrisa—. Porque si tuviera a alguien como usted como madre, habría tomado un barco y me habría marchado del reino.
Ophelia lo golpeó de nuevo, pero Zared la detuvo, sosteniendo su muñeca.
—Sera mejor que no lo haga, o a sus hijos no les gustaría ver mi rostro golpeado —dijo Zared con una sonrisa.
Ophelia intentó soltarse, pero Zared la sostuvo con firmeza.
—No me importa —le gritó Ophelia—. ¡Ahora mismo iré por ellos y los alejaré de ti! ¡Para poder casarlos con alguien que tenga una posición digna, no como tú!
—Eso será imposible, Ophelia —dijo Zared.
—¿Por qué? —preguntó Ophelia, su voz llena de desafío.
—Porque sus hijos ya son míos —respondió Zared—. Ellos solitos entraron en la boca del lobo por voluntad propia, ahora están a mi completa merced y me aseguraré de que nadie los lastime y que nadie me los quite de mi lado.
Ophelia se quedó pálida, su mirada llena de horror.
—¿Qué... qué has hecho? —susurró.
—Así como lo oyes —dijo Zared con una sonrisa—. Ellos ya están casados conmigo. Llevo su marca y quién sabe si en el futuro también a sus nietos.
—¡No puede ser! —gritó Ophelia, su voz llena de desesperación y horror.
—Así como lo oyes —dijo Zared con una sonrisa—. Ellos ya están unidos a mí para siempre.
Ophelia se derrumbó, su cuerpo sacudido por sollozos.
—¡Mi hijos! —gimió—. ¡Qué has hecho con mis hijos!
Zared se encogió de hombros.
—Solo les di la libertad de elegir su propio destino —dijo—. Y ellos eligieron estar conmigo.
Ophelia lo miró con ojos llenos de veneno.
—Te arrepentirás de esto, Zared —le espetó—. Te arrepentirás por todo lo que me has hecho.
Zared sonrió.
—No creo que tenga que arrepentirme de nada —dijo—. Pero sí creo que usted sí debería arrepentirse de haber subestimado mi poder.
—aqui la única que tiene el Poder para destruirte soy yo — dijo la reina con orgullo.