La Nodriza Del Bebé Del Viudo

El reloj de pared en el estudio de Abraham ya marcaba la una de la tarde. Debería estar ocupado con la pila de documentos que esperaban su firma, o reunido con los directores que estaban programados desde la mañana. Sin embargo, el hombre estaba sentado en su silla con la mirada perdida a través del gran ventanal que mostraba la vista de la ciudad.

El residuo del calor de esta mañana seguía perturbando sus pensamientos. La imagen de Hanum nerviosa al entregar a Kevin, luego Kevin tranquilo en sus brazos, y más que eso, el apretón de la pequeña mano de Kevin que los obligaba a conectarse juntos. Todo eso hizo que su pecho temblara extrañamente, algo que nunca había permitido desde que Alma se fue.

Abraham apretó el bolígrafo en su mano, tratando de concentrarse. 'Esto es estúpido... ¿por qué tengo que pensar en esa mujer?', pensó. Rechinó los dientes, tratando de rechazar los sentimientos que lentamente penetraban la fría fortaleza en su corazón.

La puerta de su oficina se abrió lentamente. Julio, su nuevo asistente, entró con algunos archivos en la mano.

"Señor, esta es la propuesta de la división de propiedad. Necesitan su firma de inmediato, porque esta tarde habrá una presentación de seguimiento con los inversores."

No hubo respuesta, Abraham seguía mirando por la ventana, sin siquiera inmutarse un poco.

Julio suspiró y luego se acercó. "Señor?", lo llamó una vez más.

Aún no hubo respuesta, el rostro de Abraham seguía inexpresivo, pero sus ojos claramente no estaban aquí. Julio colocó el archivo con un ligero golpe sobre la mesa, su voz se elevó un poco. "¡Señor Abraham!"

Solo entonces Abraham se sobresaltó, giró rápidamente, su mirada afilada y fría mirando a su asistente. "¿Por qué gritas?", su voz era baja, pero contenía un tono de advertencia. Julio inmediatamente bajó la cabeza, sintiéndose culpable. "Lo siento, señor. Lo he llamado varias veces, pero no ha respondido."

Abraham suspiró profundamente y luego se reclinó en su silla. Se frotó la cara con ambas palmas, tratando de borrar su sorpresa. "¿Qué traes?", preguntó con frialdad.

Julio rápidamente le entregó el archivo. "Esta es la propuesta de la división de propiedad, también el informe financiero del mes pasado. Hay algunos puntos importantes que debe ver."

Abraham abrió la hoja, pero su mente aún estaba divagando. Las frases en el papel se sentían borrosas, como si su cerebro se negara a trabajar. Una vez más, el rostro de Hanum apareció en su mente, la mirada suave, la voz suave y cómo se veía frágil pero aún fuerte al mismo tiempo.

Julio se atrevió a hablar, su tono de voz era cauteloso. "Señor... parece que está muy pensativo."

Abraham bajó el papel, mirándolo fijamente. "Ocúpate de tu trabajo. No te metas en mis asuntos personales."

El ambiente se congeló repentinamente. Julio tragó saliva y luego asintió rápidamente. "Sí, señor." Retrocedió unos pasos, pero en su corazón no pudo evitar la curiosidad. Rara vez veía a Abraham así, luciendo vacilante, como si algo estuviera perturbando su tranquilidad.

Después de que la puerta se cerró de nuevo, Abraham arrojó el bolígrafo sobre la mesa con brusquedad. Exhaló un largo suspiro y luego miró sus propias manos, las manos que anoche fueron apretadas con fuerza por Hanum en su sueño, y esta mañana fueron apretadas por Kevin con plena confianza.

'¿Estoy empezando a vacilar?', pensó. 'No... esto no debe suceder.'

Sin embargo, cuanto más lo negaba, la imagen de Hanum se apoderaba aún más de su corazón. El día comenzaba a arrastrarse hacia la tarde. El cielo de Yakarta estaba lleno de nubes doradas anaranjadas, reflejando una luz cálida que parecía envolver toda la ciudad. Por lo general, a estas horas Abraham todavía estaba atrapado en largas reuniones o hundido detrás de montones de documentos. Pero por alguna razón, después de una breve reunión con su equipo, cerró su computadora portátil y se levantó.

"Cancela todos los compromisos de esta noche", dijo fríamente.

Julio, el asistente, se quedó boquiabierto. "Señor, pero..."

"No hay peros. Ocúpate del resto, me voy."

El tono de Abraham era innegable, y Julio solo pudo asentir aunque su rostro estaba lleno de signos de interrogación. Rara vez veía a su jefe irse a casa temprano, y mucho menos sin una razón clara.

El lujoso coche negro avanzaba por las calles, abriéndose paso entre el denso tráfico de la tarde. Abraham se sentó apoyado, con los ojos cerrados, pero su mente nunca estaba realmente quieta. La imagen del rostro de Hanum, su mirada que siempre trataba de ser fuerte, su forma de calmar a Kevin, hasta la leve sonrisa que escondía detrás de las tareas del hogar, seguían apareciendo una tras otra.

Cuando el coche entró en el patio de la casa de la familia Biantara, Abraham exhaló un largo suspiro, tratando de reafirmarse que esto era solo una coincidencia.

'Vuelvo a casa porque estoy cansado, no porque te extrañe...', se dijo a sí mismo, aunque sabía que la frase sonaba más como una excusa. Dentro de la casa, Hanum estaba sentada en la sala de estar. Kevin estaba en su regazo, riendo suavemente mientras su madre le hacía cosquillas en su pequeño vientre. El sonido de la risa del bebé llenaba la habitación, creando un ambiente cálido.

Hanum no se dio cuenta de que la puerta principal estaba abierta. Siska, que estaba leyendo una revista en el sofá, fue la primera en ver entrar a su hijo. Sus cejas se levantaron ligeramente. "¿Bian? ¿Ya estás en casa? Normalmente a esta hora todavía estás en la oficina."

Hanum inmediatamente giró la cabeza, sus ojos se abrieron. "¿Señor Abraham?", dijo nerviosamente.

Abraham estaba de pie en el umbral de la sala de estar, vistiendo una camisa cuyas mangas superiores ya había enrollado. Su apariencia todavía estaba ordenada, pero había un cansancio que no podía ocultar. Su mirada cayó inmediatamente sobre Hanum que sostenía a Kevin. Su corazón latía sin razón.

"Yo... llegué a casa temprano", respondió brevemente, luego entró. Kevin de repente extendió los brazos, como si pidiera que Abraham lo abrazara. Hanum reflexivamente giró la cabeza hacia su bebé, luego hacia su esposo. "Parece... que quiere ir con el Señor", dijo en voz baja.

Abraham se quedó en silencio por un momento. Se acercó y luego con cuidado recibió a Kevin de los brazos de Hanum. El pequeño bebé inmediatamente se quedó callado, incluso sonrió mientras tocaba la barbilla de Abraham con sus pequeños dedos.

La escena hizo que Hanum lo mirara fijamente. Había algo tan cálido al ver a Abraham, el hombre que siempre había sido frío, abrazando a Kevin con total tranquilidad.

Siska sonrió levemente, cerrando su revista. "Parece que Kevin está más cómodo en los brazos de su papá."

Abraham miró brevemente a su madre, luego volvió a mirar a Kevin. "Solo quiere compañía. No significa que esté acostumbrado a cuidar bebés", dijo fríamente, aunque en su corazón sintió un orgullo que le resultaba difícil de admitir. Hanum bajó la cabeza, ocultando su sonrisa.

"Aún así... el Señor se ve bien sosteniéndolo."

Abraham se quedó en silencio por un momento, luego fingió desviar su atención hacia Kevin. El bebé todavía agarraba el dedo de Hanum, aunque ahora estaba en los brazos de su padre. La relación entre los tres se veía tan natural, como si realmente fueran una pequeña familia completa.

La atmósfera hizo que Siska exhalara un suspiro de alivio. En su corazón, oró para que poco a poco, la fría pared que su hijo había construido se derrumbara, reemplazada por la calidez que venía de Hanum y Kevin.

Esa noche, después de cenar juntos, Abraham se quedó en el balcón de su habitación. La brisa nocturna soplaba suavemente, trayendo el aroma de las flores del jardín. Miró el cielo oscuro adornado con estrellas tenues.

Sus pensamientos volvieron a Hanum. Hace un rato, cuando vio la pequeña sonrisa de la mujer mientras él abrazaba a Kevin, algo lo atravesó por dentro. Un sentimiento extraño, pero no doloroso.

"¿Por qué llegué a casa temprano?", murmuró para sí mismo. Sin embargo, conocía la respuesta, pero eligió permanecer en silencio.

[Bian, he vuelto. Escuché que Alma ha fallecido. Lo siento mucho], un mensaje de texto llegó al teléfono móvil de Abraham que estaba colocado en la gran cama. Solo estaba escrito el nombre de Rania en su teléfono, con un perfil de una chica hermosa como una estrella de Hollywood.