Anna Lía nunca tuvo suerte en el amor, su vida no fue lo que esperaba, pero con su hija la historia no se repite, sino que empeora. Será que nunca serán felices?
Es una novela acerca de la violencia de género y la desaparición forzada de personas.
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Los años pasan
Poco a poco Lorenza y yo íbamos saliendo adelante, como nos fue difícil al principio, pero nos mantuvimos más unidas qué nunca, criábamos a nuestros hijos juntas y nos apoyaba mis en todo. Cuando alguna necesitaba hacer algo, la otra se encargaba de ambos niños, Sus padres eran los abuelos de los dos y también nos ayudaban en todo lo que podían. Pasaba rápido el tiempo y ya iban al jardín de niños, en general eran felices, pero al estar en contacto con otros niños que platicaban de sus papás, los niños, sobre todo Paloma preguntaban por qué ellos no tenían papá. Supe que Vicente tuvo más hijos, incluso alguna vez se cruzó con nosotros en el pueblo, ya que fue a visitar a su familia, pero como estaba acompañado de su esposa, ni siquiera se dignó a voltear nos a ver. Yo le decía que su papá se había ido al cielo y le mostraba fotos de mi papá. Ella se conformaba con esa explicación y pasaba tiempo antes de volver a preguntar.
El carácter de Paloma era muy fuerte y sumamente caprichosa, debido a que la convertí en el centro de mi vida y trataba de con pensar la ausencia de una figura paterna. No creí estar haciendo nada malo, pero no quería que creciera con un trauma por ello.
Cuando entro a la primaria se comportaba como cualquier niña normal y tenía siempre muy buenas notas, no era muy activa y pasaba mucho tiempo viendo películas en el televisor. Yo nunca fui muy delgada, más bien curvilínea, y ella siempre fue llenita, trataba de alimentarlo sanamente para evitar que subiera mucho de peso. Además de eso no era enfermiza y se veía feliz.
En la secundaria se volvió más rebelde y me dio muchos dolores de cabeza, debido a la adolescencia. Era sociable y muy amiguera, bajó un poco sus calificaciones, pero yo no la presionaba de más. Esperaba que esa etapa pasara sin mayor problema. Y así fue. Físicamente, se parecía a mí menos el color, era blanca y yo morena, creo que los ojos si eran parecidos al padre, pero de ahí más nada. Era hermosa sin ser el cliché.
Termino la secundaria y como afortunadamente ya contábamos con bachillerato en el pueblo, pudo estudiar ahí sin mayor problema. Pero quería estudiar una licenciatura en diseño gráfico, cosa que nos resultaría complicada porque tendríamos que trasladarnos a alguna ciudad, con tiempo pensé en vender la casa de mis padres, me dolía desprender me de ella, pero el futuro de mi hija era más importante. También hubo cambios en la enfermería, que poco a poco se convirtió en una pequeña clínica y maternidad, un médico nos apoyaba dando consultas dos días a la semana, además ya habían dos chicas del pueblo que estudiaban enfermería con miras en trabajar en ella, Carmen también completo los cursos de enfermera y partera, hasta habíamos acondicionado dos cuartos para atender nacimientos o enfermedades que requirieran cuidados día y noche.
Renata nos animaba para que pensáramos en irnos a Culiacán, se había casado allá y se estableció con su esposo, que dicho sea de paso, era un buen hombre y muy simpático.
Total, vendí la casa y Lorenza se quedaría a cargo de la clínica. Siendo justos a ella tendría que haberle quedado la casa de Tía Tere, pero en pago por todo el tiempo que la usé yo, la clínica era suya.
También tenía unos ahorros y me pondría a trabajar, todo estaba calculado para ese momento. Unos meses antes de terminar la preparatoria le ofrecieron iré a estudiar a una universidad pública en Guadalajara, le gustó la idea y empezó a tomar rumbo su futuro. De saber lo que le esperaba no la hubiera alentado.
En fin, que viajamos a Guadalajara a inscribirla al examen de admisión, todo parecía estar muy bien y llegado el momento presentó su examen. Obtuvo su lugar y comenzamos a preparar la mudanza.
Conseguí un pequeño departamento muy barato cerca de la universidad, era bonito aunque pequeño, para las dos era suficiente.
Nos mudamos con todas nuestras cosas una semana antes del inicio de clases y nos dedicamos a conocer el vecindario y sus alrededores.
El primer día fue algo emocionante, la acompañe hasta la puerta y la vi entrar con una gran sonrisa y el corazón lleno de esperanza, habíamos quedado en que a la salida nos encontraríamos en una pequeña fondita a un par de cuadras de la escuela para comer. Yo ocupe la mañana en hacer solicitudes de trabajo en clínicas y hospitales cercanos. Tenía que ocuparme en algo para generar dinero.
Sorpresivamente, cuando ya estaba sentada en una mesa esperando, vi como llego Paloma acompañada de un joven a la entrada de la fonda, se despidieron con un beso en la mejilla y se fue. Ella entró y con pena me saludo y se sentó. Yo deje que hablara primero, era la primera vez que veía interés por un chico, no es que no tuviera amigos, porque tenía muchos en el pueblo, pero no pasaban de eso.
-Mamá, es un amigo que acabo de conocer, me insistió mucho en traerme porque dijo que como no soy de aquí podría perderme.
-Esta bien hija, yo no estoy en contra de que tengas amigos, incluso ya un novio, pero yo te digo que los novios complican todo y tienes que ir con calma para conocer bien al chico con el que te relaciones.
Después de tan corta charla, comimos y me contó como le había ido en clases.
