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Debajo del Piso 32 – Un Romance Prohibido

Debajo del Piso 32 – Un Romance Prohibido

Status: Terminada
Genre:CEO / Romance / Yaoi / Secretario/a / Reencuentro / Romance de oficina / Grumpyxsunshine / Completas
Popularitas:52.6k
Nilai: 4.9
nombre de autor: jooaojoga

Thiago Andrade luchó con uñas y dientes por un lugar en el mundo. A los 25 años, con las cicatrices del rechazo familiar y del prejuicio, finalmente consigue un puesto como asistente personal del CEO más temido de São Paulo: Gael Ferraz.
Gael, de 35 años, es frío, perfeccionista y lleva una vida que parece perfecta al lado de su novia y de una reputación intachable. Pero cuando Thiago entra en su rutina, su orden comienza a desmoronarse.
Entre miradas que arden, silencios que dicen más que las palabras y un deseo que ninguno de los dos se atreve a nombrar, nace una tensión peligrosa y arrebatadora.
Porque el amor —o lo que sea esto— no debería suceder. No allí. No debajo del piso 32.

NovelToon tiene autorización de jooaojoga para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 6

El fin de semana pasó volando.

En el estudio sofocante de la Zona Leste, Thiago se metió en una maratón de series antiguas y planillas de Excel. Intercalaba episodios con anotaciones, resúmenes de procesos de Ferraz Tech y videos en YouTube sobre organización corporativa. Sabía que el lunes traería la respuesta: sería contratado o despedido.

Intentaba no pensar mucho. Pero el peso de la incertidumbre estaba en todo, incluso en el ruido de la nevera vieja que temblaba por la noche, como un aviso de que todo podía derrumbarse en cualquier momento.

Hizo fideos instantáneos. Lavó la ropa a mano. Durmió mal. Tuvo sueños confusos con pasillos de vidrio y puertas que nunca se abrían.

Y aun así, no salió de casa. No tenía a dónde ir. Ni con quién compartir el peso que cargaba en el pecho.

Al otro lado de la ciudad, en la mansión inmaculada del barrio Alto de Pinheiros, Gael se despojó de traje, planillas y límites. Pasó las noches con Helena: vino caro, música ambiente, luz tenue. El viernes cenaron con inversionistas. El sábado se quedaron en casa. El domingo, tuvieron sexo dos veces.

Helena era buena en la cama. Sabía cómo seducir, cómo moverse, cómo mantener todo bajo control sin parecer artificial. La relación de los dos era funcional, estéticamente impecable y emocionalmente... distante.

Pero solo el domingo por la noche Gael se dio cuenta de que no había respondido ninguno de sus mensajes con un "yo también".

Ella decía "te amo" y él sonreía, tocaba su rostro, besaba su piel. Pero las palabras no volvían. Como si se hubieran perdido en el camino entre el pensamiento y la boca.

Y luego, en la ducha, se quedó parado debajo del agua caliente, con los ojos cerrados, recordando el rostro de Thiago en el primer día.

De la forma en que apretaba los labios cuando estaba nervioso. De la cicatriz discreta en la ceja. Del tono ronco de la voz. De la mirada que no se doblegaba.

¿Por qué estás pensando en eso?, se preguntó, irritado.

Pero no tenía respuesta.

Domingo, 23:47.

Thiago terminó el último episodio de la serie con los ojos ardiendo y el corazón apretado. El aviso de desalojo todavía estaba sobre la mesa, doblado en cuatro como si eso disminuyera el impacto.

Miró hacia el techo.

— Solo una semana más. Después lo resuelvo. Solo una más.

El lunes era el día de la decisión. Y por más que estuviera intentando prepararse, la verdad era que, en el fondo, nada en el mundo lo preparaba para perder todo de nuevo.

Y en algún lugar de la ciudad, en una cama de sábanas caras, Gael tampoco dormía.

Pero el motivo... tal vez todavía no supiera darle nombre.

Lunes, 8:03.

Thiago entró en la torre de vidrio con el corazón en la garganta. El traje social alquilado del fin de semana estaba impecable, lo máximo que podía ofrecer de dignidad mientras el caos moraba dentro del pecho.

En el ascensor, intentó no mirar a nadie. En la cabeza, solo había una frase repetida como mantra:

"Si es despido, respiro. Si es contratación, agradezco. Pero no suplico".

Al llegar al piso 32, Clarissa lo llamó antes de que alcanzara su mesa.

— El doctor Ferraz quiere hablar contigo. Ahora.

La sala estaba iluminada por el sol de la mañana. Gael estaba de pie, mirando por la ventana como si el mundo fuera solo un contrato más a punto de ser firmado.

Cuando Thiago entró, él no se giró de inmediato.

— ¿Sentado?

— ¿Disculpe?

— Tú. Estás sentado en el cargo ahora.

Thiago tragó saliva. — ¿Estoy... contratado?

Gael finalmente se giró. La sonrisa era discreta, inclinada más hacia la ironía que hacia la gentileza.

— Lo estás. Contra mi expectativa. Pero Clarissa me convenció. Y tú... sobreviviste a mí. Eso ya es mérito.

Thiago se quedó en silencio por un segundo más de lo que debía. No sabía si agradecer o preguntar "por qué". Solo asintió.

— Gracias.

Gael caminó hasta la mesa y tomó un papel cualquiera. Parecía distraído. Pero su presencia llenaba el ambiente de una tensión difícil de nombrar.

— ¿Algo más? — preguntó.

Era la señal. Thiago odiaba eso, pero necesitaba pedir.

— Sí, sí. Sé que es un pésimo momento, pero... estoy con un problema personal. El alquiler. Necesito tres días. Solo tres. Para organizarme, resolver... dónde quedarme. No quiero faltar. Solo necesito un pequeño aplazamiento en las primeras horas del turno, mañana y miércoles.

Gael no respondió de inmediato.

Fue hasta la cafetera, se sirvió un espresso y bebió calmadamente. Solo entonces miró a Thiago.

— ¿Dónde vas a dormir hoy?

La pregunta lo golpeó como una bofetada. No era lo que esperaba oír.

— Todavía no lo sé.

Gael esbozó una media sonrisa. No de burla. Era... casi provocación.

— ¿Realmente viniste a trabajar sabiendo que puedes estar en la calle dentro de pocas horas?

— Sí — respondió, firme. — Yo no huyo.

Gael se acercó despacio. Se detuvo al otro lado de la mesa, la taza en la mano.

— ¿Sabes lo que me dijeron sobre ti, Thiago?

— Me imagino.

— Que eres atrevido. Demasiado discreto. Y guapo... de una forma extraña.

Thiago parpadeó. — ¿Eso es una evaluación profesional?

Gael sonrió. Esta vez, con un toque claro de intención.

— Tal vez. O tal vez sea solo curiosidad.

El silencio entre ellos se volvió denso. Espeso.

Thiago desvió la mirada. Pero sintió. La tensión. La vibración sutil de algo prohibido.

Gael volvió a alejarse, como si nada hubiera pasado.

— Puedes faltar mañana hasta el mediodía. Y el miércoles también. Pero después de eso... te quiero aquí. Entero.

— Entendido.

Thiago salió de la sala con el corazón en llamas.

Era solo preocupación. Solo juego de poder. Solo manipulación.

Pero ¿por qué, entonces, su cuerpo estaba reaccionando como si hubiera sido tocado?

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maria mercedes obando
que ternura 👏
LOURDES HING
primero que todo te digo que me encanta leer e leído de todo y te puedo decir que te felicito con toda sinceridad, eres una excelente escritora me ha gustado mucho tu novela, el drama, y la enseñanza que das en ella, espero poder seguir leyendo muchos más éxitos como este,
Carmen González Benitez
/Drool/
Jesica Hernandez
me gusto felicidades
Nora Torrres
linda historia de amor y vida🥰🥰
Annya C.
también Thiago un poco de suerte para el no estaría mal 🙈 que le caiga un buen trabajo
Nancy De Castro
/Smile/
Anonymous
Una historia muy bonita y clara con el mensaje, me encantó mucho muchas gracias por compartirla🥰🥰 felicidades y ánimo.
Susana
No vayas, es una trampa
Gloria Moreno
esta obra,simplemente es espectacular, preciosa. La,narrativa excelente y activa
Susana
Thiago es muy valiente. Me gusta que no echa a morir
Marcela Sanchez
otra chanda que hay que soportar
Marcela Sanchez
que Thiago contraté sicarios y la mandé a matar
Marcela Sanchez
Thiago debería de buscar trabajo y ayudarle
darle animos pero ajá no podemos culparlo yo también estuviera así en esa situación
Marcela Sanchez
esa vieja debería de estar en un ancianito o mejor dicho en un loquero
Marcela Sanchez
la verdad la historia está acabando conmigo
cómo pueden estás dos madres tratar así a sus hijos esas basuras merecen morir
Marcela Sanchez
que viejas tan cansonas que vivan y dejen vivir ome eeee culo de rabia que me dan
Marcela Sanchez
por qué las personas con dinero siempre quieren controlar todo
esa mamá es vez de apoyar a su hijo lo único que hace y quiere es tenerlo controlado
Marcela Sanchez
y la esposa de gael ni siquiera lo conoce y habla pura basura mejor que se calle la pendeja esa
Abuelita Pateyro
así es todo esfuerzo merece recompensa. y ellos lucharon y vencieron.
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