Dicen que la historia la escriben los vencedores.
Que los héroes son solo villanos que supieron contar mejor su versión.
Yo no crecí con cuentos de hadas.
Crecí con sus sombras.
Mi nombre es Hope Michelson.
Soy la hija de una loba alfa y del híbrido más temido del mundo.
Llevo en la sangre la magia de los brujos, la furia de los licántropos y la sed eterna de los vampiros.
Mi linaje está marcado por la tragedia, la traición… y el poder.
Durante siglos, mi familia fue temida por todos.
Hasta que fueron malditos, encerrados en un sueño del que solo yo puedo liberarlos.
Pero para hacerlo, debo encontrar al Doppelgänger.
Y tomar su sangre.
Esta es mi historia.
La historia de una heredera sin reino,
de una hija sin padre,
de una bestia con corazón humano.
Mi historia… y la de un linaje maldito.
NovelToon tiene autorización de abbylu para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capítulo 16
POV Stefan
La oscuridad me envolvía. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que perdí el conocimiento, pero el dolor en mi pecho persistía como un recordatorio cruel de mi naturaleza. Aquí, en esta maldita casa, estaba completamente despojado de mi magia. La ausencia de poder era como una asfixia lenta. Jamás imaginé que algo así podría afectarme tanto… o tal vez sí. Tal vez una parte de mí sabía que este sería el precio de acercarme a ella.
Hope.
El nombre pesaba en mi conciencia como una piedra. Había estado demasiado cerca, demasiado tiempo. Había aprendido su forma de hablar, de moverse, de mirar el mundo. Y durante un instante… creí en sus palabras. Pero no podía olvidar. No debía.
La puerta se abrió, sacándome de mis pensamientos. Era Jay.
— ¿Cómo te sientes? —preguntó, con una expresión neutral. Sus ojos, sin embargo, se movían con astucia. Estaba evaluándome.
— Como un pez fuera del agua —contesté sin mirarlo.
— Ya. —Se acercó con lentitud, deteniéndose frente a mí. Apoyó la espalda contra la pared opuesta y cruzó los brazos—. Sabes, he estado con Hope desde que todo esto empezó… y nunca la vi confiar tan rápido en alguien como contigo.
No respondí. No necesitaba hacerlo. Pero él no se detuvo.
— Me parece curioso… Porque ella no confía. Punto. Ha enterrado amigos, familia, amantes. Literalmente. —Dejó caer esa última palabra como un anzuelo—. Pero contigo es distinto. ¿Qué tienes tú, Stefan?
— Supongo que represento una posibilidad —respondí finalmente, con voz áspera.
Jay arqueó una ceja.
— ¿Una posibilidad de qué? ¿Redención? ¿Venganza?
Lo miré por primera vez. Mis ojos se encontraron con los suyos, y durante unos segundos no fingí. Dejé que viera algo de lo que había dentro. Dolor, sí. Rabia. Determinación. Y él lo notó.
— Entonces es eso... —murmuró, más para sí que para mí—. No eres solo un brujo asustado. Eres un hombre con una misión.
Me enderecé un poco, a pesar de lo débil que me sentía.
— No sabes nada de mí.
— Quizá no. Pero sé lo que la venganza hace en el corazón de un hombre. Lo convierte en algo frío. Calculador. Te quita todo... incluso a ti mismo.
— Ya no me queda nada que perder —dije, y sonó más verdad de lo que esperaba.
Jay se quedó en silencio por un momento. Luego caminó hacia la puerta, pero antes de salir, dijo:
— Tal vez deberías decírselo tú, antes de que ella lo descubra por las malas. Porque si Hope descubre que la has estado usando… no va a dolerte el cuerpo. Te va a doler el alma.
La puerta se cerró tras él.
Y entonces supe que ya no tenía tiempo.
****
Más tarde, cuando el bloqueo se hizo menos asfixiante —quizá porque mi cuerpo se estaba acostumbrando o porque Hope lo había permitido—, me dejaron salir de la habitación. La mansión estaba tan silenciosa como un cementerio, pero cargada de historia. Recorrí los pasillos con pasos inseguros, hasta que la encontré.
Hope estaba en la sala, sola, de pie junto a una gran ventana. El atardecer pintaba su silueta con tonos dorados y rojizos. Se giró apenas al escucharme entrar, pero no habló. Solo me miró.
— ¿Estás bien? —pregunté, sin acercarme.
— El brujo habló —respondió ella, sin rodeos.
Mi corazón dio un vuelco.
— ¿Y qué dijo?
— Dijo muchas cosas... —se acercó a mí con lentitud, cada paso suyo medido—. Por ejemplo, que tú sabías todo desde el principio.
— Hope...
— También mencionó que te ofreciste como sacrificio. Que odias a los vampiros. Que has estado ocultándome tu verdadero rostro.
No pude seguir fingiendo. Bajé la mirada, cerrando los puños.
— Lo hice por mi familia —susurré.
— ¡¿Y eso qué diablos significa?! —exclamó, su voz quebrada—. ¿Qué clase de justificación es esa para traicionar a alguien que confió en ti?
La miré. En sus ojos había decepción… pero también dolor. Un dolor que no esperaba causarle.
— Ellos los mataron, Hope. Todos. Mi madre, mis hermanas… incluso mi sobrino de tres años. El fuego, el caos, la sangre… Fue un ataque de vampiros, y tú lo sabes.
— ¡Tú no sabes lo que pasó en realidad! —gritó—. ¡Fuiste un niño testigo del horror! ¿Y qué hiciste? ¿Te aferraste al odio? ¿Convertiste tu vida en una cruzada silenciosa solo para vengarte?
— ¡¡No podía quedarme de brazos cruzados!! —bramé, dando un paso hacia ella—. Mientras tú te escondías, protegida por círculos y sellos, nosotros moríamos. ¡Yo vi morir a mi madre con los ojos abiertos!
Hope respiraba agitada. Yo también.
Entonces, con voz rota, ella dijo:
— ¿Ibas a matarme, Stefan? ¿Después de todo lo que compartimos?
Negué con la cabeza.
— No. Nunca a ti. Solo quería evitar que los despertaras.
— ¿Y si yo moría en el proceso?
No respondí.
Y ese silencio fue más demoledor que cualquier confesión.
Hope dio un paso atrás, sus labios temblaban.
— Vete. Ahora.
— Hope...
— ¡Te dije que te vayas!
Me quedé inmóvil por un momento, pero luego asentí. Me giré y salí de la habitación. Cada paso que daba sentía que el aire se volvía más denso, más pesado. La había traicionado, sí. Pero también… la había llegado a querer.
Y eso lo arruinaba todo.
***
Desde lo alto de las escaleras, Jay observaba en silencio.
Sabía que todo estaba a punto de cambiar.
Y esta vez, no habría vuelta atrás.