¿Cuál Es La Verdadera Cara de Julieta Sanz?
Julieta Sanz una joven que ha vivido su vida bajo el control de su madre y religión. Aparentemente teniendo la vida perfecta, con el novio perfecto siendo incluso admirada y envidiada por la máscara perfecta que lleva consigo.
Todo eso cambia cuando conoce a Magnus, un hombre que cambia por completo su vida.
Israel es un viejo amigo de Julieta que ahora es policía y se ve involucrado en la historia cuando una llamada lo despierta en mitad de la noche.
¿La verdadera cara de Julieta, será realmente la de un mounstro o la de un simple humano?.
NovelToon tiene autorización de K.O. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 15: Felicitaciones.
Mi vida había cambiado nuevamente, renuncie a mi trabajo que odiaba por este nuevo que era tan adictivo y donde era yo misma. Intentaba calmar mis remordimientos pero era imposible cuando en mi frente decía infiel, y mis labios eran adictos a un hombre que no era Joshua. Joshua sostenía mi mano haciéndome sentir patética, por qué realmente quería tomar las manos de Magnus y no soltarlas jamás, pero si Joshua el supiera que lo que pasaba por mi mente ¿sería capaz de matarme?.
Este día era extraño, Joshua me había llevado al sitio donde habíamos tenido nuestra primera cita, ese sitio aburrido con música que no era de mi agrado.
— Este es el lugar donde comenzamos a salir — Dijo Joshua emocionado, sonriendo de oreja a oreja.
— Este lugar es aburrido ahora que vuelvo a estar en el— confesé.
— ¿Te parece aburrido? No dejabas de sonreír cuando te traje por primera vez — Dijo Joshua haciendo como que no le importaba mi opinión— Debe volver a ser de tu agrado por qué aquí será el lugar donde salgamos siempre.
La primera vez que había estado ahí, no conocía para nada a Joshua. Y si sonreía fue por qué me recordaba tanto a alguien que ya no estaría jamás en mi vida.
— ¿Siempre?— le pregunté levantándome de la silla.
El se levantó y me obligó a sentarme de nuevo.
— Perdonaré tu actitud rebelde, pero no lo haré una segunda vez — Dijo acercándose a mi oído.
De nuevo volvía a amenazarme, eso me había cansado demasiado así que con valentía quise decir lo que habia estado pensando desde que concordamos en vernos aquí.
— Estoy cansada de tener que hacer lo que quieras, terminemos ahora mismo— Dije mientras su rostro disgustado se hacía cada vez más presente.
Controló su enojo solo por qué había demasiadas personas conocidas por todo el lugar abarrotando ese café estilo vintage.
— Agradece que ellos estén aquí, por qué tengo ganas de hacer que nunca más vuelvas a hablar sobre terminar— Dijo Joshua con un rostro sonriente para que todos creyeran que decía cosas lindas.
Ver a cada uno de ellos, me hizo imaginar lo peor, sobre todo que tipo de cosa tenía en mente hacer Joshua.
Estaba temblando realmente, por lo que pudiera pasar. Mi madre y mi suegro voltearon a verme dandome una señal de lo que se aproximaba.
De repente Joshua se arrodilló al pie de la mesa, sorprendiendome por completo.
— ¿Te casarías conmigo?— me preguntó
frente a todos los de nuestra religión con una sonrisa llena de emoción y arrodillado con un anillo en una pequeña cajita.
El ambiente era el perfecto para una proposición así, la decoración, las personas que esperaban que dijera que si. No había nada imperfecto excepto yo. Tarde en responder, sabía que no podía humillarlo frente a todos y decirle que no. Mi madre me observaba, y sabía que cualquier paso en falso podría acabar con mi vida.
— Si— contesté como si estuvieran poniendo una pistola en mi cabeza.
El coloco el anillo en mi dedo anular, mientras pensaba en que al casarme con el tendría que renunciar a todo de nuevo. No habría más libertad, solo estár a su lado. Todos comenzaron a felicitarnos por nuestro compromiso, tantas personas de cerca me hacían sentir asfixiada. Sentí náuseas imaginar lo patético que era comprometerme con alguien que no amaba.
— Volveré en un rato — le dije a Joshua con media sonrisa.
Camine hacia la salida del café, y respire profundo. Me estaba asfixiando lo que acababa de hacer, dándome cuenta que era mejor acabar con todo de una maldita vez.
— ¿Así que es de ellos de quienes tanto te escondes?— dijo una voz detrás de mí.
Voltee de inmediato y vi a Magnus justo frente a mi.
— Deja de ser avariciosa y renuncia a tu doble cara— dijo abrazándome y acariciando mi cabello— Veo que no lo pasas nada bien.
Me sentí abrumada por la emoción al ver a Magnus de nuevo. Su abrazo me hizo sentir segura y protegida, y por un momento, olvidé todo lo que había pasado.
— No puedo, es tan jodidamente dificil — dije, intentando liberarme de su abrazo.
— ¿Que te detiene?— preguntó Magnus sabiendo que realmente estaba sufriendo.
—¡Estoy comprometida, por haber dicho ese maldito “Si”, me puse la soga en el cuello!— dije desesperada, sin saber que debía hacer ahora.
Magnus me miró con sorpresa y luego con tristeza.
— ¿Comprometida? — repitió. — ¿Con ese hombre?
Asentí con la cabeza, sintiendo una punzada de culpa.
— Lo siento — dije alejándome unos centímetros de él— Te menti al decir que era novia de alguien más.
Magnus me soltó y se alejó un poco, mirándome con una mezcla de tristeza y enfado.
—¿Lo amas tanto para renunciar a tu libertad?— preguntó— Toma mi mano y huye conmigo.
Tomé su mano y la sostuve con fuerza, el miró fijamente con sus hermosos ojos, cada uno de mis temores.Fui incapaz de moverme, pensando en lo que dirían los demás si me iba con Magnus asi que lo solté.
— Yo te amó a ti pero...—conteste quebrandome ante el.
— ¿Renuncias a mi cierto?— preguntó Magnus poniéndome su mano en mi mejilla.
Asentí mientras las lágrimas caían por mis mejillas.
— Tengo mucho miedo — admiti viendo como la mirada de Magnus cambiaba drásticamente.
El dejo de poner su mano en mi mejilla y se alejo.
— No quiero que me busques, cuándo te arrepientas de lo que estás haciendo — dijo Magnus con un rostro molesto— si llegas a buscarme no me hago responsable de como te pueda tratar, voy a matarte si vuelvo a verte.
Magnus se marchó sin que yo respondiera. Y lo vi irse, y mis ganas de vivir se iban a su lado.
Entre de nuevo al café no sin antes secarme las lágrimas, intentaba convencerme de que no moriría, pero realmente sentía como mi pecho ardía mientras tenía una sonrisa falsa sobre mi rostro.
— Acabo de renunciar a quien amo— pensé mientras miraba a Joshua sonreír — Ya lo he hecho antes, ¿estaré bien verdad?
Mi madre que sonreía mientras era felicitada mi compromiso, quizás estaría satisfecha de ver qué a quien más le tenía miedo era a ella.
— ¿Si hago esto no me matarás verdad?— pensé al ver a mi madre.
Joshua se acercó a mí, y me tomó del brazo.
— Estás sudando demasiado, ¿estás bien?— preguntó sin mostrar sinceridad en lo que decía.
— ¿Por qué estaría mal?— conteste con una sonrisa falsa mientras me aferraba a seguir de pie.
Pero no,no podía estar bien, esto me dolía bastante. No pude evitar sentir que había dejado escapar una parte de mí, algo esencial que nunca volvería.
Joshua, ajeno a mi tormento interno, se llevaba una sonrisa radiante, sus ojos brillaban de felicidad. Me tomó de la mano y me llevó de regreso a la multitud, donde las felicitaciones seguían fluyendo. Sin embargo, cada "felicitaciones" resonaba en mi mente como un eco de lo que había perdido.
La noche avanzó, y las risas y celebraciones se convirtieron en un ruido distante. Miraba a mi alrededor, buscando en cada rostro una señal de apoyo, pero solo encontraba miradas expectantes que me presionaban a seguir adelante con la farsa.
Joshua platicaba con lujo de detalles como nos habíamos conocido, y yo fingía prestarle atención cuando lo único que me importaba era llenar el vacío que ahora tenía.
Nadie me prestaba atención a pesar de estar comiendo sin control.
Después de la celebración fui directo a casa, buscaba refugiarme en cualquier cosa para olvidar el dolor que en mi mente sentía. Había renunciado al mundo que amaba, al hombre dentro de él.
Camine hacia el refrigerador y sin darme cuenta me había comido todo lo que en el había, pues solo pensaba en la calidez de Magnus, en sus labios y sus manos en como me había enseñado como ser libre.
Mi estómago dolía demaciado pero eso ya no me importaba. Por qué confundia el dolor y creía que aún tenía más hambre.
— Perdóname— decía una y otra vez mientras estaba perdida en mi mente.
Comencé a subir de peso debido a los atracones, mi piel se veía marchita pero el maquillaje lograba cubrirlo. Extrañaba a Magnus y me destruia a mi misma por remordimiento, por que había sido tan cobarde.
La ropa holgada lograba disimular mi aumento de peso, pero no había nada para engañar a mi corazón.