La historia de una mujer que amó hasta el último día de su vida. Ella se quedó esperando a un amor que le juró que volvería, pero solo Dios sabe si cumpliría su promesa.
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El GPS
El teléfono de Marcelo sonaba insistente, pero él prefería no contestar sentía vergüenza por lo que estaba haciendo.
La voz de Linda lo sacó de sus pensamientos.
¿Qué pasó, mi amor, no piensas contestarle a tu novia?, ¿o debo decir tu exnovia? Yo ya cumplí con mi parte ahora cumple tú con la tuya.
Por favor, Linda, comprende que esto es muy difícil para mí, y más difícil será para ella, ¿que no ves que ella está muy enamorada de mí y yo también la amo a ella?
Pues sí la amas, pero no dudaste en venir conmigo. ¿Acaso ella te da el mismo placer que yo? Mírame, ¿este cuerpo es igual o mejor que el de ella?
Por favor, Linda no me gusta compararlas cada quien tiene lo suyo.
Lo siento, en este mismo momento la llamas y terminas con ella si no, no me volverás a tener.
¿Y no crees que sería un cobarde si termino con ella por teléfono?, sería mejor en persona, ¿no?
No, es mejor que termines con ella en este mismo momento, dijo ella tendiéndole el teléfono.
Marcelo dudó unos instantes, pero Linda se levantó, se contoneó, se agarró las bubis haciendo movimientos sumamente sexis, obteniendo la atención de Marcelo que le brillaron los ojos de lujuria.
Entonces, Marcelo tomó el celular y llamó a Jimena.
Marcelo, por Dios, ¿dónde has estado? Me tienes muy preocupada.
Am... Jimena (Marcelo no pudo decir amor), tengo que decirte algo muy importante.
Está bien, mi amor, te escucho.
Yo, no es nada personal, pero descubrí que en realidad no te amo. Y es mejor que terminemos sanamente, perdóname, soy un cobarde. No quise hablar contigo personalmente porque me da mucha pena, pero deseo con toda el alma que encuentres un hombre que te valore y te ame de verdad.
Mi amor, ¿me... me estás terminando?, ¿por qué?, yo te amo. No puedes terminar conmigo y menos por teléfono, por favor, veámonos una vez más para platicar, ¿qué es lo que te está pasando? Marcelo no me cortes, ¡Marcelo!
Jimena gritó tanto que era inevitable que Pascual no escuchara, y tal vez los empleados.
Fue de inmediato al despacho de Jimena.
¿Qué te pasa, Jimena por qué estás gritando y llorando?
Del otro lado de la línea Marcelo colgó la llamada.
Muy bien hecho, ese es mi hombre, dijo Linda, abrazándolo, besándolo y llenándolo de caricias que él aceptó emocionado y pronto se olvidó de Jimena.
Marcelo la hizo suya varias veces disfrutando cada caricia. Linda era una mujer muy fogosa y no se llenaba tan fácilmente y él estaba encantado de poder poseerla estaba completamente enloquecido por ella.
Todas las caricias que pudo haber tenido con Jimena ahora las tenía Linda.
Linda lo gozaba mucho porque él era un hombre excelente además de ser muy atractivo y sabía hacer el amor perfectamente bien.
Sus manos volaban por todo su cuerpo gozando con cada caricia.
Mientras que Jimena lloraba sin parar en brazos de Pascual.
Ya chulita, deja de llorar ningún hombre vale la pena para que le llores. Tú eres una mujer muy hermosa y estoy segura que pronto te encontrarás a un hombre de verdad, no ese mequetrefe de Marcelo. Solamente te usó para sus fines sexuales, maldito estúpido.
¿Y ahora qué voy a hacer?, yo lo amo.
Tranquila, Jimena no es el fin del mundo te dolerá por algunos días, pero lo olvidarás.
Jamás podré olvidarlo.
La primera vez que te dejan siempre duele, querida, pero el tiempo es la mejor medicina. Tú vales mucho y no debes permitir que esto te afecte en tu vida, además, eres una profesional de la belleza y la moda, no te rindas, por favor.
Pascual, estoy embarazada de Marcelo.
¡Dios mio!, ¿él lo sabe?
No, pensaba decírselo esta misma noche, pero no me había contestado la llamada.
Jimena, aunque te haya cortado él merece saber la verdad, por favor, díselo de inmediato. Tal vez él recapacite y vuelva contigo, la voz de Pascual sonaba esperanzadora.
No quiero que Marcelo regrese conmigo solo porque le voy a dar un hijo, él tiene que estar convencido de que me ama. No lo quiero conmigo a la fuerza, me entiendes, ¿verdad?, dijo Jimena, quien no paraba de llorar.
Sí, te entiendo, querida, pero al menos que esté contigo por tu hijo ya lo demás vendrá después. Donde hubo fuego cenizas quedan y estoy seguro que él te ama.
Entonces, ¿crees que deba decirle la verdad?
Por supuesto que sí, mi amor, ¿su celular tiene GPS? Pues ve a donde está en este momento y díselo, dijo Pascual cuando ella afirmó con la cabeza.
A Marcelo no se le hubiera ocurrido o tal vez no se acordaba de que su celular tenía el GPS encendido.
Tienes razón, voy a buscarlo.
Sí, amor, yo iré contigo no puedes manejar en esas circunstancias.
Pascual le habló a Teresa que era su mano derecha después de que se fuera Linda.
Teresa, voy a salir por un momento, todo está en orden. Lo único que tienes que hacer es cuidar de la empresa, por favor.
Claro, Pascual, no te preocupes, vayan sin pendiente.
El carro estaba en su negocio, ya que Héctor lo había mandado a recoger.
En este momento iremos donde está Pascual y tú le dirás que estás embarazada, ¿de acuerdo?
De acuerdo, contestó ella sin muchas ganas.
Anímate, querida, estoy seguro que Marcelo estará feliz de que le vayas a dar un hijo.
Eso espero no estoy muy segura, tengo miedo de su reacción. Él acaba de terminar conmigo y ha de ser por alguna buena razón.
¿Crees que tenga otra mujer?, le preguntó Pascual que aún no comprendía por qué Marcelo había terminado con ella.
En este mundo todo puede suceder a la mejor estoy equivocada, eso espero, pero creo que sí tiene otra mujer, si no, ¿por qué terminaría conmigo de esa manera tan abrupta?
Media hora después habían llegado al destino que les marcaba el celular de Marcelo.
¿De quién será esta casa? Marcelo nunca me habló de algo así.
No lo sé, pero en este mismo momento lo averiguaremos, bajemos.
La puerta de la casa estaba semi abierta, tal vez se les olvidó cerrarla por la prisa de poseerse uno al otro.
Entremos sin hacer ruido las sorpresas son mucho mejor.
Tienes razón, no hagas ruido al cabo la puerta está abierta.
Y sin que Linda ni Marcelo se dieran cuenta Jimena avanzaba por la casa.
Todo estaba en silencio, pero de repente, Jimena escuchó algunos gemidos y gritos de hombre y mujer.
El corazón le empezó a latir apresuradamente, Cómo adivinando lo que iba a ver.
Dudó, pero la mano de Pascual le dio fuerzas para seguir adelante.
Cuando se asomaron al cuarto de donde provenían los ruidos Jimena quedó paralizada completamente.