_ Llego a mi casa después de un día agotador, solo quiero un baño y dormir por toda una semana. Todo está oscuro, entro sin fuerzas, camino como zombi hasta que ¡bam! caigo en el piso. ¡Mierda! He tropezado con algo. ¡¿Qué es esto?! Enciendo las luces, !!! Mi casa esta toda revuelta, faltan los muebles, no hay nada todo está vacío. Ni los electrodomésticos, ni mesas, ni sillas, no hay nada. ¿A dónde han ido mis pertenencias?, avanzo por la habitación, ¡me han robado!, ¡¿cómo sucedió esto?!
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¿Qué hice?
Alex: *¿qué fue todo eso?*
Claus: ¡¿me están escuchando?!, es obvio que no
Verónica: ¿qué has dicho?
Claus: lo sé, lo sé, no puedes oírme
Verónica: si...si te escucho
Claus: ¡maldición! Eso tampoco es bueno pero no es tiempo de aclararlo. Debemos irnos y em... deberías cubrirte
Verónica: ¿qué? ¡oh! ¡mierda! *Intento taparme lo más que puedo con las manos, he quedado en ropa interior y está toda desordenada. La mayor parte de mi ropa ha quedado en la habitación y no pienso ir por ella.*
Alex: *¡dios! yo... ¡no!, no puedo pensar en eso ahora*. Sostente de mí.
Verónica: ¿qué? *Me pega a su pecho y me carga como koala cubriendo mi cuerpo*. Oye, puedo...
Alex: estás casi desnuda y... yo también tengo algo que ocultar.
Verónica: *su expresión avergonzada me hace quedar en silencio.*
Claus: vámonos, los llevaré de vuelta. *No han dicho nada en todo el camino pero, ¿cómo salieron? Claramente cerré la habitación por fuera, al llegar definitivamente la puerta fue abierta. Esto significa problemas, la casa ha estado inusualmente agitada hoy, no he tenido tiempo de nada. ¿Quién habrá abierto la puerta? Tendré que estar más al pendiente de ellos a partir de ahora*. Entren, vendré en un rato y les traeré algo para que coman. Hoy ha sido un día agitado, supongo que tienen mucho que aclarar. Considérense afortunados de qué su primera experiencia en esta mansión fuera la habitación de los amantes, pueden haber experiencias peores.
Verónica: *sin Claus todo queda en un silencio incómodo, me baja despacio sin mirar mi desnudez.*
Alex: voy... a usar el baño. *No sé como darle cara, ¿qué hice? Nos conocemos desde hace mucho, es como mi hermana pequeña y la...besé. No, si hubiera sido solo eso no le daría tanta importancia y lo peor, me gustó sentir su piel. No creí que pudiera poner una expresión asi tan llena de placer y sobretodo siendo yo la causa, si tan solo no lo recordara y eso no es lo peor, casi morimos por suerte el susto me bajó la calentura. Ahora no sé que haré, ¿cómo puedo tratarla como siempre? *
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Verónica: *me apresuro a vestirme, aún puedo sentir el roce de sus manos. ¡Maldición! no creí que fuera cierto, en verdad no lo creí, pero en esa habitación...¡no!, no quiero recordarlo. Esa cosa casi nos mata y Alex... él y yo... ¡dios! Hace mucho que está en el baño, puedo imaginar como se siente. Así que toco la puerta*. ¿Puedes salir?, debemos hablar. *La puerta se abre con lentitud y sale cabizbajo, tomo su rostro y lo obligo a mirarme*. No pasa nada
Alex: ¿cómo puedes decir eso?
Verónica: porque es cierto, no le des tantas vueltas, olvídalo.
Alex: ¿no estás molesta conmigo?
Verónica: no fue nuestra culpa, no lo iniciamos ni tú ni yo.
Alex: lo sé, no fui yo pero, lo fui. *Ni siquiera me resistí, mi deseo y el de ese hombre se alinearon. ¿Siempre fue tan fácil borrar esa línea de amistad entre los dos?*
Verónica: no estoy molesta nunca te vi con esos ojos pero, si algo asi fuera a pasar con alguien prefería que fueras tú. Confío en ti, además ya veo por que tus ex se vuelven locas, sabes como usar la boca !!! ¡Me refiero al beso! *¡Mierda! yo y mi gran bocota, esto claramente puede malinterpretarse.*
Alex: ajá, solo tú podrías hacer chistosa una situación embarazosa. Así que beso bien ¿no?
Verónica: no lo dejarás pasar ¿cierto?
Alex: tal vez, me alegra que no te enojes. Ahora si crees lo que dice ese libro ¿no?
Verónica: si, no me ha quedado de otra. Lo experimenté por mi misma, todavía siento escalofríos cuando lo recuerdo. Hasta ahora nunca me tomé en serio lo que decía el libro, honestamente no quiero pensar en eso. Tomaré una ducha a ver si logro reorganizar mis ideas.
Alex: *eso es algo que ambos necesitamos.*
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Claus: *será mejor que le avise al señor Williams, creo que ahora esos dos nos escucharán con atención y sin escepticismo. Después de un rato un auto llega a la mansión, nuestro invitado al fin llega. Así que voy a recibirlo.*
Norton: ¿qué pasó?
Claus: entraron a una de las habitaciones
Norton: ¿están...
Claus: aún viven, solo se llevaron un susto. Creo que es hora de contarles.
Norton: ¿escucharán?
Claus: ahora sí
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Alex: Claus demora
Verónica: si, ni loca salgo de la habitación, esta casa da miedo. *Ambos nos sobresaltamos al sentir la puerta abrirse, el aliento se congela en nuestras gargantas y solo vuelve a fluir al ver que es Claus y Norton.*
Verónica: ¿usted?
Norton: Claus me contó lo que sucedió, creo que ahora que han visto los misterios de esta casa con sus propios ojos podemos hablar con honestidad asi que, ¿qué quieren saber?
Alex: ¿qué pasa con este pueblo, con esta mansión?
Norton: bueno, esta es una historia transmitida por los que nos antecedieron. Los Williams no somos parte de las familias fundadoras pero nuestro origen es tan antiguo como el suyo. Hemos llevado un registro hablado desde que se asentaron los primeros de los nuestros en esta tierra y se dieron cuenta de lo especial del lugar. Shadowvale siempre ha sido un sitio único donde lo real, los mitos y leyendas se juntan. No siempre fue un lugar sombrío y de muerte, era un pueblo como cualquier otro, bueno con sus peculiaridades. Todo comenzó con la muerte de Lidia, era la mujer más hermosa de todo el pueblo su origen era humilde, pero su belleza le causó muchos problemas. El jefe de la casa Harrison se fijó en ella, fijarse no era la palabra se podría decir que era obsesión. La joven siempre evitaba toparse con él, pero al señor Harrison tener cierta fortuna y poder se le hizo imposible. Aún así no se rindió ante sus insinuaciones, vivía en el centro del bosque, en una pequeña cabaña, sola, sin familia, lejos de las miradas de todos. Hasta un día que un extraño tocó su puerta, ese sería el día en que su vida cambiaría. Conocería la felicidad verdadera, el amor, solo para caer en el infierno.
Lidia: *otro atardecer más en soledad.*
Pensaba la joven mientras veía la tarde escurrirse por la ventana de su humilde morada
Lidia: *no me lamento, me gusta esta tranquilidad. Me pregunto si esta vida solitaria es lo que me tiene deparado el destino. ¿En qué pienso? con el señor Harrison detrás de mí esperar algo más será imposible. En el pueblo todos me evitan y los que no se enfrentan a su ira, ese señor me desagrada. Podría ser mi padre y aun asi me pretende, es una suerte que no haya llegado hasta mi puerta. El silencio de este bosque que se torna sombrío en las noches me protege, no cualquiera se aventuraría aquí después de caer el sol.*
